- A mediados de diciembre de 2013, en el Campo Militar Número 27 de Acapulco, el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, fue alertado de las tropelías cometidas por el edil de Iguala, José Luis Abarca, hoy prófugo de la justicia tras la desaparición masiva de normalistas de Ayotzinapa.
Mexico,D.F 14/Oct/2014 El Consejo Ciudadano de Seguridad del estado detalló al mandatario cómo Abarca utilizaba el comercio de oro para lavar dinero del crimen organizado, cómo ingresaba de manera ilegal al país joyería italiana y se había involucrado en el secuestro de joyeros, cómo había comprado la candidatura del PRD a la presidencia municipal de Iguala y la manera cómo solía eliminar a sus adversarios.
En aquella reunión también estuvieron presentes el entonces secretario de Seguridad Pública del estado: el almirante Sergio Javier Lara Montellanos -quien renunció al cargo semanas después-, así como representantes de la Secretaría de Marina y del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
De lo que se dijo ahí hay testigos. Una pieza clave -desde todos los flancos- para develar la historia fue en ese momento y es Arturo Flores Mercado, no sólo por su liderazgo dentro del Consejo Ciudadano de Seguridad de la entidad, sino por su posición como presidente de la Asociación de Joyeros y Plateros de Guerrero y por el antecedente de haber contendido con Abarca por el ayuntamiento de Iguala.
Aunque se había reservado hablar del tema, pues ha sido amenazado por el crimen organizado e incluso cuenta con medidas cautelares dictadas por la CNDH, Flores Mercado accedió a compartir con Crónica su testimonio y los registros del Consejo y de la Asociación de Joyeros...
ORíGENES. -¿Conoces a un fulano que se dice llamar José Luis Abarca, que afirma venir de Iguala y es un gran empresario de joyas? -preguntó un grupo de joyeros a Arturo Flores Mercado, presidente de la Asociación de Joyeros de Guerrero.
Era principios de octubre de 2007, durante la Expo Joyas que se realiza todos los años en Guadalajara, Jalisco.
-No me suena, ¿por qué? -sondeó Flores.
-Es que trae mucho dinero, y va de stand en stand comprando grandes cantidades de oro -le dijeron.
“Es ahí donde el gremio joyero supo de él. Sin ningún antecedente en el ramo y de la noche a la mañana, se volvió el mayorista más poderoso venido de Iguala. Quiso llegar directo con los fabricantes de Jalisco, el principal mercado, y se hizo amigo de ellos, porque a todos les interesó tener un cliente como Abarca, que pagaba de contado… El señor no compraba un kilo de oro, sino 40 o 50… Para que tengamos una idea más clara, un kilo cuesta hoy alrededor de 200 mil pesos. Así que los fabricantes le comenzaron a mandar mucha mercancía y hubo quienes incluso lo visitaban en Iguala. Se convirtió en un reconocido comerciante de la región, que daba hasta créditos millonarios. Hizo negocio con los más fuertes, pero él revendía a precios más baratos”.
-¿Más baratos? -se cuestiona a Flores Mercado.
-Su negocio era el lavado de dinero. Encontró en el oro la forma de enjuagar el billete ilícito y así enriquecerse. Se había casado con María de los Ángeles Pineda Villa, cuyos hermanos eran parte de la delincuencia organizada.
Pero su fuerte, más que la joyería nacional, era el contrabando de joyería italiana… “Los contrabandistas van a Laredo, Texas, a Los Ángeles o Nueva York y ahí la consiguen, la compran y la ingresan ilegalmente al país”.
De esta actividad ilegal, conoció la Policía Federal y la Ministerial.
“En 2011 armaron un fuerte operativo en Iguala y le confiscaron más de 20 kilos de joyería italiana de contrabando, pero él y su gente fueron alertados y lograron ocultar la mayoría de la mercancía, la repartieron en casas y otros escondites. La policía, la PGR y otras autoridades conocieron de este señor desde entonces”.
-¿Qué otras autoridades?
-Todos en Iguala y en gran parte del estado conocían que Abarca tenía custodia militar. Llegó a tanto su poder que traía elementos de la zona militar que lo acompañaban a todos lados, incluso desde antes de que fuera candidato y presidente municipal. La cuestión es si sabían o no lo que hacía.
El hoy prófugo fue nombrado representante del Centro Joyero Obregón, ubicado a una cuadra del zócalo de Iguala y el cual alberga en sus dos niveles 145 negocios de joyería -muchos de los cuales le pertenecían a él o a algún integrante de su familia-. A la par se convirtió en dueño del centro comercial Galerías Tamarindos, el más grande y lujoso de la ciudad, ubicado frente al cuartel militar.
Pero pronto surgieron referencias inquietantes en torno a su accionar…
“Justo en los años en que Abarca acrecentó su poder dentro del ramo, se multiplicaron los secuestros a joyeros -cuenta Flores Mercado-. ‘Levantaron’ a muchos que venían principalmente de Guadalajara. Al interior sabíamos que alguien les estaba poniendo el dedo”.
-¿Quién, Abarca?
-Sí, él. El plagio más sonado fue el del dueño de Consorcio Diamante y su hijo… A él le interesaba comprar la parte de arriba del Centro Joyero de Iguala. Llegó con su hijo para ver los stand y comprarlos, se cotizaban sobre dos millones de pesos cada uno. Por la mañana los saludé, y en la tarde ya los habían secuestrado. Al señor lo dejaron libre para que operara el pago. Supe que les dio mucho dinero y hasta oro le pidieron a cambio de la libertad de su hijo. Después de esa experiencia el consorcio desapareció y la familia se fue del país. Muchos otros compañeros también fueron secuestrados, robados y asesinados. Y era él (Abarca) quien les estaba poniendo el cuadro, y luego se encargaba de desplazar esa mercancía robada o pedida como rescate…
El respaldo del gremio a José Luis Abarca se desplomó sin reservas en 2009, cuando la PGR difundió los nombres de los delincuentes más buscados a nivel nacional…
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