Nazario Ramírez, el mandamás del Frente Transportista de la CTM en Jalisco, cayó ayer junto con dos compinches en un operativo del Ejército. No cayó solo: cayó con todo y su fama de “operador fino” del Cártel Jalisco Nueva Generación, según palabras del mismísimo Omar García Harfuch, Secretario de Seguridad federal.
La redada fue en una casa de Jardines del Bosque, Guadalajara. Los soldados se llevaron un botín que parece inventario de película: dos armas cortas, diez cargadores, casi 200 cartuchos, un kilo y un arsenal de dosis de cristal, celulares, cinco autos (uno blindado, porque la discreción no es lo suyo).
Pero lo que más brilla de Nazario no es el cargamento, sino su álbum de fotos. El hombre no solo movía “material”, también movía influencias. Se le veía codeándose con Gobernadores de Jalisco y Puebla, donde —casualmente— hacía negocios.
El 1 de mayo, Ramírez encabezó un evento con el Alcalde de Tlajomulco, Gerardo Quirino Velázquez, de Movimiento Ciudadano. Sellaron un convenio “para impulsar la participación del sindicato” en las obras del municipio, y de paso organizaron una caravana con más de 800 camiones para que nadie se perdiera el show.
Días después, el 10 de octubre, el Alcalde de Oriental, Puebla, Fidel Flores Concha (el de Morena), le agradeció públicamente en su Primer Informe “por ser parte de este gran equipo”. Qué equipo, ¿eh? Porque el mismo Flores está bajo investigación federal por presuntos vínculos con el narco.
Nazario, todo un “hombre de palabra”, también ha sido relacionado en Puebla con Anelly López, delegada de Bienestar en Libres, y en Jalisco con la Alcaldesa de El Salto, María Elena Farías, ambas de Morena.
Así que más que un transportista, el buen Nazario parecía un diplomático del crimen: un tipo que se movía por Jalisco y Puebla con un pie en la política y el otro en el polvo blanco.
Con informacion: ELNORTE/
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