El gobierno de Tamaulipas, el de Morena bajo el mando de Américo Villarreal, opera al vaivén de sus entrañas, como si las decisiones de Estado dependieran más del ardor estomacal que de la materia gris que este pasado viernes terminó en otro ajuste de cuentas con la ex-alcaldesa Maki Ortiz Dominguez,considerada por el gobernador, como su eterna rival.
Para complacer su grotesca vendetta, el gobernador Villarreal Anaya desplegó el pasado viernes en Reynosa,una guerra institucional, removiendo la placa conmemorativa que señalaba que la construcción del CBTIS 302 en Reynosa se realizó durante su administración como presidenta municipal.
La administración estatal parecia descaradamente obsesionada con ajustar cuentas personales, utilizando el aparato público para satisfacer vendettas baratas, mientras la verdadera podredumbre moral del sistema es cuidadosamente ignorada.
Que dijo Maki Ortiz:
Ortiz cuestionó que en lugar de reconocer las obras realizadas, se intente borrar la memoria de los ciudadanos, y pidió a las autoridades enfocarse en gestionar más recursos para la educación en Reynosa y Tamaulipas. Recordó que, aunque no es obligación de los municipios, durante su administración se invirtieron cientos de millones de pesos en infraestructura educativa, becas, titulación de universitarios y equipamiento escolar.
“De bajeza de espíritues quitar la placa de inauguración de quien construyó una obra en una ciudad, un estado o un país”.
Aunque mientras el gobernador se desvive azuzando rencillas políticas—dejando claro que su prioridad es el ego y la revancha—en Reynosa hay una calle que lleva el nombre de un fundador del Cártel del Golfo, un personaje no solo emblemático del crimen organizado, sino también beneficiado en su momento por Americo Villarreal Guerra (1987-1993), padre del exgobernador.
Ni un atisbo de prisa ni de “ofensa institucional”: la memoria del crimen, disfrazada de homenaje oficial, permanece impoluta mientras el poder sigue solapando lo peor del pasado.
Así se expone la doble moral imperante de Americo: energía ilimitada para castigar a rivales políticos que se encaminan a buscar la gubernatura, pero absoluta indiferencia ante la herencia de criminales apadrinados.
La administración actual de Americo Villarreal está regida por la hormona y no por la neurona, más ocupada en los pleitos intestinos que en limpiar verdaderamente el historial de impunidad y corrupción que avergüenza a Tamaulipas y de la que Americo es parte medular, en este y otros frentes de batalla que mantienen sin AVAnce a Tamaulipas a casi 3 años del gobierno.
El circo es descarado: se rasgan las vestiduras por placas administrativas, pero una calle sigue honrando impúdicamente a quien cimentó la tragedia del narco, bajo la anuencia y complicidad histórica de quienes hoy detentan el poder.
No hay progreso cuando la brújula ética del estado apunta directo al hígado y el olfato solo sirve para perseguir adversarios. El contraste es brutal y el saldo, una bofetada a cualquier aspiración de justicia auténtica.
La contradicción es feroz y aberrante: mientras los maestros, ciudadanos de a pie y con legítima causa, reciben el portazo institucional de la muralla de guardaespaldas que le custodia todos sus miedos al gobernador de Morena,Americo Villareral Anaya,pues no pudieron conseguir—ni una migaja de diálogo democrático—, el exmilitar Mario Gutián Rosas, alias La Chispa, encumbrado por su historial como lugarteniente del Cártel del Golfo, aparece en foto abrazado y muy sonriente con el mismísimo gobernador que también lo abraza y le sonríe.
La Seguridad, Solo Para Quien Estorba
La maestra Reyna Campuzano denuncio vía X que sus compañeros no pudieron acercarse al gobernador o al secretario Mario Delgado porque “dispositivo de seguridad impresionante” les negó hasta el saludo. Todo indica que el aparato estatal de seguridad se activa ante maestros desarmados, pero se desactiva en modo VIP para quien carga la fama de operador criminal que le otorga votos lo mismo al gobernador que a Tania Contreras, flamante presidenta del Supremo Tribunal de Justicia Estatal.
A cambio,el criminal recibe impunidad, tal y como lo dijo el empresario Gabriel Hernández que lo acuso en video de extorsiónarlo y lo señalo como responsable de una eventual ejecución que fue concretada,lo mataron enseguida.
¿Privilegio Criminal?
La pregunta es inevitable (y francamente incómoda): ¿cómo es que La Chispa, conocido por su pasado violento de secuestrador,extorsioandor y multiasesino ,de viejos vínculos con el poder criminal más longevo de Tamaulipas, logra llegar hasta el mero mero representante del humanismo trasformador del estado, con acceso a salas, sonrisas y abrazos? Se ve más familiar y cómodo que la propia burocracia sindical, la ciudadanía, o cualquier otro actor legal.
“La Peligrosa Sonrisa del Gobierno al Crimen”
El contexto ofrecido por la imagen que dice mas que 1,000 palabras nos detalla en esta exhibición pública que no es hecho aislado: la imágen es solo otro indicio entre cientos de que el gobierno y el gobernador de Tamaulipas sonríe y hasta celebra los vínculos líderes criminales,unos en publico, otros en privado, pero siempre. Si para los maestros hay vallas y rechazo, para los operadores del narco hay camaradería y apapacho.
Solo Preguntas e Irreverencia
¿Quién da las órdenes del filtro en el dispositivo de seguridad? ¿Quién decide que Mario Gutián, viejo lobo del Golfo, tiene pase libre mientras los maestros quedan afuera? En Tamaulipas, la foto habla más que los comunicados; las barreras sólo existen para los que tienen algo legal qué reclamar. Para los jefes del crimen, basta una sonrisa, una palma abierta y el eco de una complicidad que no necesita palabras, solo risas que provocan llanto.
Brozo, el payaso tenebroso, utiliza su característico tono mordaz para subrayar que las recientes confesiones de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos, donde admite haber corrompido sistemáticamente a policías, militares y políticos mexicanos durante cinco décadas, no deberían sorprender a nadie en México: lo sabíamos de sobra, pero escuchar esa verdad del propio capo, bajo juramento y por escrito, tiene el peso devastador de lo irrefutable.
Crítica a la Complicidad del Poder
Brozo denuncia que la confesión de Zambada confirma lo que por generaciones se sospechaba: la colusión permanente y sistemática entre el crimen organizado y todos los niveles de gobierno, desde presidentes hasta alcaldes, pasando por funcionarios de seguridad y políticos de todos los partidos. Lo más lapidario para Brozo es que, aunque esta confesión sacude al país, la verdadera indignación radica en que en México nunca habría salido a luz en un tribunal nacional ni habría impulsado investigaciones internas profundas: “aquí jamás habría tenido necesidad de soltar toda la sopa para capotear la pena de muerte”.
Señala la Falta de Justicia Interna
Brozo reprocha que el gobierno mexicano, encabezado ahora por Claudia Sheinbaum, parece más preocupado porque las pruebas lleguen desde Estados Unidos que por encabezar —de manera autónoma— una rendición de cuentas masiva contra los responsables de complicidad, connivencia y corrupción. Critica que cuando la sociedad exige justicia, se desacredita a los críticos tachándolos de traidores o adversarios, lo que perpetúa el ciclo de impunidad.
Advierte sobre el Futuro y la Coacción Externa
El mensaje final de Brozo es una advertencia: el testimonio de Zambada será usado por el gobierno estadounidense como moneda de presión, capaz de ablandar a las autoridades mexicanas y exponer redes completas de corrupción. La caja de Pandora apenas se abrió y lo más grave está por venir, ya que la información entregada servirá en el futuro para condicionar relaciones y revelar a quienes —políticos, militares y empresarios— traicionaron al país al servicio del narco.
Síntesis Broziana
Brozo remarca que la verdadera sorpresa sería ver que alguien se asombre con la confesión de Zambada: la podredumbre es y ha sido evidente, pero ahora está documentada y usada como herramienta de presión política internacional.
Reitera que México no se investiga a sí mismo ni castiga a sus cómplices, por lo que EE.UU. llenará ese vacío usando la información para chantajear, exhibir o negociar con el gobierno mexicano actual y los anteriores.
El espectáculo es de horror, y lo lapidario en el mensaje de Brozo es la resignación amarga: “vivimos en un circo decadente”, donde el pueblo sólo es espectador, y la impunidad —la verdadera pista del circo— nunca ha dejado de operar.
Que dice que dijo y como lo dijo:
Qué pasión, mis niñas y mis niños. Díganme, ¿qué pasión les domina, mis chamacos? ¿Cómo les quedó el Oclayo después de oír las confesiones del viejo Mayo declarándose culpable ante un juez de los Estados Unidos? Oh, me explicaría yo que estuvieran indignados, que se sintieran engañados o de plano muy encabronados, pero nunca de los nuncas sorprendidos.
Por Dios santo, no hay sorpresa. Lo que declaró Zambado ante las Cortes norteamericanas nos confirmó lo que todos los mexicanos sabemos desde bien cachorros. Él dijo, “Desde que empecé el negocio a los 19 años hasta que me enjaularon en el 24. Les pagamos a policías, militares y políticos para operar libremente en México. O sease durante 45 años estuvimos sobornando funcionarios civiles y uniformados para que se hicieran [ __ ]. o sease, durante ocho sexenios traficamos, secuestramos, extorsionamos y matamos con el beneplácito del poder en turno”.
Desde luego, no hay sorpresa porque es algo que siempre supimos, pero es un impacto cuántico escucharlo letra por letra por el capo que compró el silencio, la tolerancia y los abrazos de los hijos de la chingada que supuestamente tenían que protegernos de cabrones como él… del [ __ ] pinche nabo. Resulta escuchar esta confesión en un tribunal gringo, ante una fiscalía gringa, frente a un juez gringo. Pero tan dura es esa verdad como tan duro resulta aceptar que aquí en México jamás habría tenido la necesidad de soltar toda la sopa para capotear la pena de muerte.
Imagínense, mis chamacos, imagínense el chorrillo automático de cientos de funcionarios de otros sexenios y de este que hayan recibido maletín, sobre o transferencia por callarse el hocico, facilitar la mamada o nadar de muertito mientras el cártel operaba a placer. El abogado del Mayo, bien vivo, salió a decir en friega que el Mayo no diría nada más, que todo lo que sabe Zambada con Zambada se queda, como queriendo tranquilizar a quienes saben que traen la cola percudida.
Buen intento del abogado, pero ¿de veras ustedes pasan a creer que el acuerdo con que el capo se salva de la pena de muerte fue por cantar una mula estrofa de toda la canción? No, no, mis niños, no. Primero cantó la canción entera con todo el repertorio de 50 años de tráfico, sangre y sobornos. Y entonces hubo acuerdo. Todo lo que el Mayo sabe, lo sabe ya el gobierno de Trump y lo va a usar en las dosis que sea necesario para ablandar las resistencias del gobierno mexicano y las lealtades que todavía sostiene la presidenta con “a”.
Ay, presidenta, mucho masiosare, mucha patria con a de mujer, mucha defensa de la soberanía, pero en lugar de encabezar usted, presidenta, la empinada de todos aquellos y aquellas que fueron cómplices del narco en estos dos últimos sexenios y los sexenios anteriores, ¿nos tiene usted pendientes a nosotros que mejor eh que que mejor Estados Unidos para que Estados Unidos mejor nos informe quiénes? ¿Quiénes son los presidentes, gobernadores, diputados, senadores, alcaldes, mandos policíacos y militares que nos picaron los ojos y las nalgas?
¡Carajo! Claudia, si les exigimos a ustedes que abran la picnge caja de Pandora para resolver desde adentro nuestras propias tragedias, ah, somos unos pinches adversarios, politiqueros, neoliberales y ojetes que apostamos por la división y el fracaso del sueño transformador del pueblo. Y si les pedimos a los gringos que nos digan lo que ustedes no nos quieren decir porque no quieren calzonear a sus compañeros y a sus socios, entonces también somos ojetes. Y además, unos pinches traidores a la patria.
Lo del narco es muy cabrón, Claudia, pero solo es un capítulo de toda la historia por venir. Lo que viene, lo que falta, lo que están fraguando es de no mames con M de México. Lo sabes tú, Claudia, lo sé yo. Cada día falta menos. Ya sabremos, ya sabremos. Te lo juro. ¿Quién traicionó a nuestro país? Órale.
La escena muestra a dos mecánicos trabajando en la banqueta sobre una trimoto en la colonia Los Vergeles, Escobedo, cuando fueron sorprendidos por una joven sicaria acompañada de un sujeto que grababa con su celular.
Sin atisbo del llamado “sexo débil”, la mujer —de complexión blanca, cabello teñido, playera negra, shorts de mezclilla y tenis blancos— se acerca con aparente inocencia para preguntar por una tienda. Su acompañante viste también de negro y jeans, marcando el tono casi coreográfico del asalto.
El Ataque Sorpresivo
En pleno diálogo casual, la joven saca un arma de la cintura y dispara cuatro veces a quemarropa: tres tiros contra Francisco, el mecánico de 50 años, que cae en la acera sin oportunidad de defensa. El segundo mecánico, gracias a un acto reflejo de supervivencia, logra esquivar el último disparo escondiéndose tras un auto y huye ileso.
La Frialdad de la “Sicaria”
Impasible y decidida, la agresora no dudó en disparar ni un segundo; su acompañante se limitaba a videograbar la ejecución. La escena evidencia no solo la ausencia de un “sexo débil”, sino la escalofriante eficiencia y sangre fría con la que actúa la criminal. Tras la agresión, ambos jóvenes huyeron a la carrera.
Reacción y Búsqueda
Las cámaras de seguridad captaron el crimen y la Fiscalía ya tiene en sus manos las imágenes de los prófugos, destacando la crudeza y la naturalización del sicariato entre jóvenes, sin distinción de género. Las identidades y el paradero de los responsables siguen sin esclarecerse oficialmente mientras la comunidad se sacude ante la brutalidad exhibida en pleno espacio público.
Esta ejecución relámpago no solo ratifica la descomposición de la seguridad urbana, sino que rompe cualquier narrativa tradicional sobre roles de género en el crimen; aquí, la única ley vigente fue la del cañón y la impunidad de los asesinatos que acabamos de festejar que ya se habian reducido en la visión pazguata del gobierno.
Tres de los ocho dirigentes de Morena que el 9 de marzo le dieron la espalda a Claudia Sheinbaum han terminado inmersos en escándalos este verano, lo que da pie a hablar de la “maldición” de desafiar al poder sin siquiera poder gobernarse a sí mismos.
Contexto del Desplante: El 9 de marzo
Durante un acto multitudinario en el Zócalo, Sheinbaum llegó para encabezar un mitin en defensa de su mascarada de soberanía nacional ante presiones de Estados Unidos. Ocho personajes prominentes de la 4T—incluidos Adán Augusto López, Andrés López Beltrán y Ricardo Monreal—le dieron la espalda en pleno público, en una clara muestra de insubordinación y cálculo político medido para la foto.
La Maldición y el Efecto Boomerang
Hay quien habla de “la maldición de Mafafa” o la “maldición de la lagartija”, nombres locales para la clásica ley no escrita de que quien desafía al poder suele caer estrepitosamente por sus propias faltas, debilidades o falta de autocontrol emocional, como lo sugieren los comentarios captados en redes—muchos de ellos ácidos, otros fatalistas.
Adán Augusto López ha sido vinculado públicamente a supuestos vínculos criminales.
Andrés López Beltrán enfrentó críticas por ostentosas vacaciones de lujo en Tokio.
Ricardo Monreal fue exhibido por viajes similares, pero en España, mientras el país jodido mira, comenta y ríe.
Inteligencia Emocional: Ausente con Pretexto
Estos escándalos muestran que ninguno, ni siquiera la Presidenta, domina ni su propio impulso, mucho menos el arte de la autogestión emocional que exige la política real. La falta de inteligencia emocional se refleja en cómo reaccionan al escrutinio, en sus respuestas de soberbia o victimismo, y en su incapacidad de prever el efecto corrosivo de sus actos.
La gente no solo lo ve, lo disfruta: “Morena el nuevo PRI pero con más hambre”, “pues claro, tiene todas las secretarías a su favor”—no hay piedad ni asombro, sólo sarcasmo y agotamiento, pues resultaron no mas de lo mismo, lo peor de los mismo con los mismos.
El Poder Que No Se Gobierna
Paradójicamente, presumen enfrentarse al poder mientras no logran gobernar ni sus caprichos, y cada uno, tarde o temprano, es alcanzado por la marea de su arrogancia. Todos ponen cara dura, pero ninguno lee la habitación. De ahí la “maldición”: no importa cuánto manejen el discurso público si su propio techo emocional es de cristal, listo para resquebrajarse cuando la presión sube.
Los políticos con menos inteligencia emocional terminan pelando con sus propias sombras. El público lo sabe y responde con ironía feroz, porque en la política mexicana, nadie escapa al karma—y menos quienes olvidan que primero hay que gobernarse a sí mismos antes de querer mandar a los demás.
Leyes del poder aplicables
“Las 48 leyes del poder” de Robert Greene y la teoría de inteligencia emocional de Daniel Goleman: Los protagonistas de la foto y los comentarios demuestran que, en política mexicana, la traición al líder (Sheinbaum) es receta para el desastre y evidencia una pésima gestión de emociones propias, justo como advierten Greene y Goleman.
Ley 1: Nunca le hagas sombra al amo Adán Augusto López, Ricardo Monreal y Andrés López Beltrán ejemplifican el peligro de opacar o desafiar a la líder de Morena en público. Los escándalos que hoy los persiguen son justo el castigo que Greene predice: quien da la espalda al poder sin consolidar su posición, recibe represalias inevitables.
Ley 19: No ofendas a la persona equivocada El desplante fue un error estratégico. En lugar de sumar, se convirtieron en blanco de críticas internas y externas, tal como Greene advierte: el poder debe ser calculado, y los agravios nunca gratuitos.
Ley 33: Descubre los puntos débiles de los demás Los comentarios públicos y la reacción social muestran que los adversarios y hasta los propios seguidores identifican flaquezas emocionales: falta de autocontrol, soberbia y una ceguera ante la percepción pública, justo lo que Goleman define como “déficit de inteligencia emocional”.
Reflexión irreverente
La “maldición” que vive la 4T es menos magia y más torpeza emocional. Greene y Goleman coinciden: en política real, el que no domina sus pasiones y aprende el arte del disimulo, termina convirtiéndose en ejemplo de lo que no se debe hacer. Traicionar, desafiar o querer brillar demasiado antes de tiempo—sin inteligencia emocional—es invitar al poder a que te arrastre en público y en redes. Aquí, el karma político no perdona, y los escándalos lo confirman.
El choque entre una camioneta militar y una pick up en Escobedo es una postal perfecta del caos cívico-militar mexicano: huele más a descuido temerario que a simple accidente, pero tampoco faltan ingredientes de posible irresponsabilidad dolosa ante la impunidad que suele rodear a las fuerzas armadas.
Es importante señalar que el sexenio de Lopez “Hablador” y tan solo del 1 de enero de 2019 a febrero de 2024,la Secretaría de la Defensa Nacional,antes Sedena y ahora Defensa,ya habia destinado 458 millones 638 mil 121 pesos del dinero publico por concepto de pago de deducibles de seguro por unidades del Ejército accidentadas en 11 mil 387 percances vehiculares reportados, como citaEL UNIVERSAL+
La informacion publicada por EL Norte,refiere que el militar se pasó un semáforo en rojo—una jugada digna de quien cree que la ley es para los demás—y terminan cuatro personas golpeadas, entre soldados y civiles.
Irresponsabilidad o descuido
El hecho de saltarse un semáforo por parte de un conductor cualquiera ya sería señal de imprudencia, pero cuando se trata de un uniforme, el tufo a prepotencia e invulnerabilidad se vuelve imposible de ignorar.
Cruzar un alto, atropellando tanto la norma como el sentido común, sugiere algo más que un simple “ups”. Es imprudencia alimentada por la certeza de que el castigo, si llega, será cosmético.
Elementos de impunidad y contexto militar
En México, la militarización del espacio público ha traído consigo una curva de aprendizaje en materia de obediencia vial… que el Ejército parece reprobar con regularidad. Los elementos castrenses suelen gozar de una narrativa social de “intocables”, lo que provoca omisiones graves en controles y sanciones, dejando en el aire hasta investigaciones penales. La historia reciente está plagada de casos donde los soldados no solo tienen accidentes, sino que obstaculizan investigaciones, alteran escenas o simplemente quedan impunes.
¿Qué revela este choque?
Falta de profesionalismo operacional: Si realmente se pasaron el alto, se exhibe que el entrenamiento en manejo urbano es una broma peligrosa.
Déficit de supervisión y sanciones: Los estándares internos de castigo son mínimos, las investigaciones quedan en manos ciegan y la narrativa pública se diluye fácilmente en el olvido.
El deslinde eterno: Todo queda “en manos de la autoridad”, lo cual en la práctica suele significar carpetazo o, en el peor de los casos, sanciones internas que jamás llegan al escrutinio público.
En conclusión: la escena apesta a irresponsabilidad amplificada por el contexto militar. No es un simple descuido, es la síntesis de la cultura de impunidad sobre ruedas. Y, claro, la irreverencia aquí sería preguntar: ¿Hasta dónde llegarían si en la camioneta contraria, en vez de civiles, estuvieran uniformados rivales? Quizá ni semáforo habría quedado para contarlo.
En un escalamiento de la narcoguerra iniciada hace un año entre “Los Mayitos”, hijos de Ismael “El Mayo” Zambada, y “Los Chapitos”, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, la prensa nacional retomo el ataque a tres hospitales en Culiacán que dejaron saldo de cinco muertos, incluidos al menos tres inocentes.
Estos ataques indiscriminados, que no respetan inocentes,nos remiten al ataque con granadas en el Grito de Independencia en Morelia,Michoacan que dejó ocho muertos y más de cien heridos en 2008, todos inocentes y las familias aún esperan justicia.
El grado de desafío del crímenes mero saldo de la estrategia de “seguridad” que ya nos catapulto al pasado del que nunca salimos, la violencia se repite transexenalemnte, ha sido cíclica y pese a derrotas vendidas como victorias,no avance sustantivos en la estrategia implementada por Omar García Harfuch y que opera en sentido contrario, con mas sangre en Sinaloa.
La reminiscencia de la tragedia de Morelia en 2008 es obligada, las granadas hicieron volar a inocentes en plena plaza y no suenan a terrorismo aislado si vemos que criminales atacaron los Hospitales con ráfagas de metralleta a todo lo que se moviera , sin distinguir o considerar al menos,si habia inocentes.
La pregunta flota en el aire: ahora Hospitales,mañana escuelas y cuanta cosa se le ocurra al crimen, pues tienen la imaginación como limite y el gobierno esa limitante incapacidad transexenal que los caracteriza, que ya no les infunde miedo y tampoco respeto al crimen organizado.Ambos ganados a pulso,si atendemos las declaraciones del “Mayo Zambada”.
Por ahora la narco-guerra vomita horror en hospitales de Culiacán, donde ya ni los niños ni los enfermos se salvan de la guerra intestina entre “Los Mayitos” y “Los Chapitos” atizada por la estrategia oficial que ni siquiera puede contenerla, porque estan haciendo lo que puéden y lo que pueden es muy poco, cuando deberian hacer lo necesario.
Estrategia Improductiva y Propaganda Oficial
Como disco rayado,Harfuch y la SSPC presumen aseguramientos, decomisos, laboratorios destruidos y cientos de arrestos de alto impacto la mayoría sin comprobar y por eso no impactan,proque son “cifras de cartón”, mientras la vida real deja un saldo de cinco muertos, con tres inocentes ejecutados a quemarropa afuera de los hospitales en un viernes de fin de semana sangriento que dejo 11 ejecutados.
Omar García Harfuch se ufana ante la prensa de “grandes golpes” y operativos de película, pero en cada “triunfo” la tragedia humana es más brutal: los narcos se infiltran en hospitales disfrazados de médicos, rematan a heridos y siembran terror como un mensaje deliberado de guerra sin código que de paso exhibe al estado,lo encuera en alcances y capacidades mas alla del “choro mareador prepagado en mucha de la prensa tradicional”.
Narcoguerra Recargada: ¿Regreso al Pasado?
No es posible tolerar que el gobierno repita un libreto fracasado: la violencia se vuelve espectáculo de sangre en hospitales, como si ya no bastaran cuerpos colgando o desmembrados. Así como en 2008, el terror aleatorio marcó época, ahora la cobardía criminal se encubre bajo la incompetencia oficial.
Militarización y Simulacro de Estado
Bajo la retórica de la inteligencia y la coordinación, lo único evidente ha sido un Estado desbordado, incapaz de proteger lo más elemental: la vida de su gente en hospitales y escuelas. Las cifras de decomisos y arrestos, coreadas en cada mañanera de los martes, resulta que son humo mientras sicarios convierten clínicas en zonas de batalla y el miedo es regla.
Es irrebatible: la “estrategia Harfuch” es un simulacro absurdo. La narco-guerra escala y el gobierno sigue a la deriva, atrapado entre su cerrazón y la comodidad del cinismo oficial que apenas ve en las cifras un muerto menos y lo festejan como la pacificación del pais,ignorando que la agenda de muerte de carteles no atiende ni entiende cifrasen opera con calculos politicos,lo suyo es matar y saben que ser atrapados después es francamente poco probable o casi nulo por no decir imposible.Lo dicen las cifras de impunidad y ya van 24 mil asesinados y ni siquiera el 1% de detenidos por estos hechos….no cabe duda que vamos bien.