A menos de un año de que finalice la administración del presidente Enrique Peña Nieto, el gobierno federal se encuentra en la búsqueda de 17 integrantes del crimen organizado, incluidos entre los 122 objetivos prioritarios a detener en el presente gobierno.
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Documentos de la Procuraduría General de la República (PGR), de la Policía Federal (PF) y de la Secretaría de Gobernación (Segob), mencionan que los capos prófugos pertenecen a los cárteles de Los Zetas, La Familia, Poniente, Juárez, Sinaloa, Beltrán Leyva, así como al de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
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Los tres principales fugitivos son: Juan José El Azul Esparragoza Moreno e Ismael Zambada García, El Mayo Zambada, ambos de la organización criminal de Sinaloa, y Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, líder del CJNG.
En la lista también se incluye a Maxiley Barahona Nadales, de Los Zetas; Ignacio Rentería, El Nacho o El Cenizo y Johnny Hurtado Olascoaga, El Pez, ambos de La Familia; así como a Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán, hijos de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, y Dámaso López Núñez, El Licenciado, todos del cártel del Pacífico.
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Las fuentes de la Segob, PGR y PF consultadas por Excélsior explicaron que la lista de los 122 objetivos fue conformada al inicio de la administración a partir del mando con el que contaban los objetivos en los cárteles, así como con los perfiles criminológicos de cada uno de ellos que elaboraron áreas de inteligencia.
Según esas fuentes, las fuerzas federales y armadas han detenido a 91 objetivos y han dado muerte a 14 más entre el 3 de diciembre de 2012 y el 29 de noviembre de 2016. La primera captura fue la de Édgar Adrián Zabala Bravo, de Los Zetas, mientras que la última fue la de Vicente Rufino Carrillo, perteneciente al grupo criminal de Sinaloa.
En la lista de los capos detenidos están: Joaquín Guzmán Loera, Isidro Vázquez Pérez, Mario Armando Ramírez Treviño, Serafín Zambada Ortiz, Servando Gómez Martínez, Héctor Beltrán Leyva, Miguel Ángel Treviño Morales y Vicente Carrillo Fuentes.
Mientras que entre los que murieron en enfrentamientos se encuentran Nazario Moreno González, Enrique Plancarte Solís y Gonzalo Inzunza Inzunza.
Las autoridades consultadas explicaron que la captura de los capos buscaba fragmentar las estructuras criminales, a través de la detención de líderes, lugartenientes, contadores y jefes de escolta.
Durante la última sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, el titular del Ejecutivo presumió la captura y muerte de 105 de los 122 objetivos que el gobierno federal se planteó al iniciar la administración.
“Sin dejar de mencionar que en algunas regiones de nuestra geografía esta disminución, vale la pena decirlo, fue significativamente mayor, porque también era aún mayor al promedio nacional el índice delictivo que esas entidades estaban enfrentando. Además, se ha logrado neutralizar, es decir, detener o abatir a 105 de los 122 criminales más peligrosos del país, para llevarlos ante la justicia”, dijo Enrique Peña Nieto.
Especialistas en temas de seguridad consideraron que la detención y muerte de más de 100 objetivos principales no ha mejorado la seguridad, ya que los cárteles se fragmentaron y dieron origen a nuevas células. Además, diversificaron sus actividades delictivas.
“No saben cuál es el objetivo específico. No saben si bajar la violencia, abatir el consumo de drogas o la producción. No saben si ir tras el lavado de dinero. Mientras no tengan clara la finalidad no tienes un método o estrategia que seguir”, mencionó el especialista en seguridad nacional y académico de la UNAM.
“La experiencia con Felipe Calderón demostró que la estrategia no sirve de nada, porque sólo se dispersan los grupos criminales, se diversifican sus actividades y generan más violencia entre ellos. Se vuelve más complicado rastrear los mandos que se consolidan después de las capturas. Surgen mandos más jóvenes que no respetan viejos códigos, es contraproducente”, dijo Armando Rodríguez Luna, integrante e investigador del Colectivo de Análisis para la Seguridad con Democracia (Casede).
“Creo que como Estado de derecho tienes que capturar a todos los criminales. Atrapar a los capos es un hecho de muchos más. Se deben de fortalecer las instituciones y combatir la corrupción en las instituciones de seguridad. Si no haces esto, se tiene poco impacto porque se propicia la corrupción”, mencionó Jorge Chabat, especialista en temas de seguridad y experto del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
“Las capturas de los líderes ha llevado a una lucha al interior de los grupos criminales, a una fragmentación y a una diversificación de las actividades. Depende del grupo. En Los Zetas, la captura de líderes originó una división y más delitos. En el caso de Sinaloa, esto no ha generado una fragmentación, sin embargo, ya hay disputas al interior”, indicó Armando Rodríguez.
Fuente.-“El gobierno pensó que si fragmentaban a los grupos iban a ser más fáciles de controlar, que en lugar de tener tres o cuatro grupos fuertes, tuvieran varios y menos poderosos, pero en realidad no hay mucha diferencia, siguen delinquiendo”, refirió Chabat.
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