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sábado, 22 de noviembre de 2025

«YA son CASI 60 y…TODAS IMPUNES»: «CARTEL de SINALOA PERPETRA ENESIMA EJECUCION de POLICIA de TRANSITO en CULIACAN»…en una favela brasileña, donde el código penal lo escriben los narcos,estarian mas seguros.


La descarada matazón de policías por parte del Cártel de Sinaloa se ha convertido en una estadística de horror digna de una liga macabra, donde los criminales siempre llevan la delantera y la impunidad juega de portero, atajando cualquier intento de justicia. Ya van casi 60 agentes de la ley ejecutados, uno tras otro, como si los uniformados fueran simples piezas descartables, y mientras las autoridades presumen conquistas mediocres por cada baja, nadie se atreve a contar las cruces que llenan los cementerios.

La impunidad, patrocinador oficial

No basta el dolor de las familias desgarradas ni la indignación social cada vez que cae un policía; el marcador se mueve, pero jamás se justicia. Los responsables siguen con el trofeo en mano, burlándose del Estado, porque en este país y particularmente en Sinaloa,ser criminal parece garantía de inmunidad. 

Los jefes se regodean de sus estrategias en las mañaneras, mientras los verdugos del Cártel de Sinaloa perfeccionan las suyas—balacera tras balacera, ejecutando agentes con tanta impunidad, que cada ejecucion se convierte en una invitación formal a perpetrar la proxima,pues delito que no se castiga, delito que se repite.

Nuevo caso, misma historia

Para colmo, la noche de ayer viernes,21:40 hrs en Culiacán, David “N”, un agente de tránsito con más de una década de servicio, fue asesinado a balazos en pleno bulevar Pedro Infante. Once años al volante de la ley, y bastó una ráfaga cobarde para terminarlo; murió solo, rodeado por el opio de la indiferencia oficial, mientras los sicarios huían sin prisa porque, después de todo, rara vez se atrapa a los verdaderos culpables.

¿Hasta cuándo la burla?

Mientras los operativos militares se refuerzan y se anuncian con bombo y platillo,el gobierno presume logros menguados, los cadáveres de policías siguen aumentando y los autores intelectuales permanecen intocados, blindados por la ineptitud y el miedo institucional. Cada ejecución, sea la del hijo de un mayor del ejército o la de un agente de tránsito, un policia estatal o esta agentes de Omar García Harfuch, este un recordatorio cínico de que en la tierra del narco, la muerte es la única constante y la justicia, un mito para ignorantes.

Así que, sí, si buscan estar “más seguros”,lo mejor sería mudarse a una favela brasileña, donde el código penal lo escriben los narcos y el chaleco antibalas viene con cláusula de suicidio experimental. 

Con informacion: Noroeste/

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