Ahora que la nueva Ley General en materia de Extorsión quedó aprobada de manera impecable, rotunda y sin escapatoria jurídica —esa misma que castiga el delito hasta con 42 años de prisión— surge una pregunta que en Tamaulipas suena más fuerte que cualquier rueda de prensa llena de micrófonos:
¿Qué demonios va a hacer ahora el gobernador de Morena Tamaulipas, Américo Villarreal,va seguir abrazando al cobrador que abraza la extorsión ?
Porque mientras en la Cámara de Diputados se festeja la “victoria legislativa” que endurece penas para extorsionadores, cómplices, facilitadores y silenciosos profesionales… en Tamaulipas seguimos atorados con la imagen más incómoda del sexenio: el famoso “abrazo al cobrador”, ese gesto inexplicable cuestionado por la prensa nacional donde el gobernador aparece fraternalmente cercano al ex-militar Mario Guitian Rosas,alias La Chispa quien en Reynosa es conocido como un operador clave del cobro de piso, el expolio sistémico y la ingeniería del terror económico.
La historia no necesita adornos:
La ley advierte que la extorsión será castigada con 15 a 25 años; que si se ejerce contra comerciantes, empresarios, agricultores, candidatos, prestadores de servicios o quien sea que intente producir en paz en Tamaulipas, la pena escala a 19 a 33 años; que si hay relación de confianza, parentesco, uso de información privada o manipulación digital, la condena sube a 20 a 37 años; y que si hay violencia, armas, montachoques, ataques contra la libertad de expresión o la participación de servidores públicos —¡servidores públicos!— la sanción se eleva a 22 a 42 años de prisión.
Con ese marco legal recién salido del horno, cualquiera pensaría que la distancia entre el poder político y los tentáculos del crimen debía ser no sólo prudente, sino quirúrgicamente higiénica.
Pero no: en Tamaulipas no tenemos sana distancia, tenemos selfies afectuosas, cenas románticas ,encuentros sonrientes y abrazos que parecen contratos tácitos.
A Tamaulipas le urge que el General Arturo Pancardo,jefe de la Secretaria de Seguridad publica, deje de presumir que le tumba las cámaras al sistema de videovigilancia del cartel del Golfo,en vez de tumbarles el dinero con que las compran y les pagan a sus policías.
¿Y si se aplicara la ley?
La nueva ley castiga incluso al servidor público que facilite medios o “permita condiciones” para la extorsión con 3 a 5 años de cárcel. Es decir:
ya no alcanza con hacerse el ciego, el neutral, el tolerante o el ingenuo.
La ley exige denunciar, cortar lazos, frenar redes y actuar… no abrazar.
Y aquí llega la ironía exquisita:
Si esa ley se aplicara con la misma severidad con la que fue escrita, Tamaulipas estaría presenciando no ruedas de prensa… sino audiencias iniciales con imputaciones a quienes desde el mismo gobierno y en todo tipo de uniformes, los han protegido.
No reacomodos políticos… sino reacomodos procesales.
No discursos solemnes… sino declaraciones ministeriales.
Porque mientras el país endurece penas para proteger a ciudadanos ,ya sean comerciantes, empresarios, ganaderos, agricultores, migrantes ,periodistas y cualquiera que haya sido exprimido por la maquinaria de la extorsión, en Reynosa el mensaje visual fue otro: la criminalidad puede sonreír cuando el poder no sólo la tolera, sino que la abraza.
Entonces, gobernador, ¿qué sigue?
¿Va a romper con esa imagen?
¿Va a deslindarse?
¿O va a simular que no pasó nada mientras la nueva ley convierte ese “abrazo” en un símbolo nacional de incoherencia?
Porque en política la narrativa importa, pero en materia penal importa más la congruencia. Y en Tamaulipas ya nadie quiere metáforas: quiere resultados, quiere justicia, quiere Estado… y no quiere que quien debe combatir la extorsión sea fotografiado compartiendo camaradería y el pan con la sal con quienes la administran.
Colofón
Un país con leyes no es lo mismo que un país de leyes.
El primero presume reformas;
el segundo las cumple.
México ya aprobó la ley.
Tamaulipas todavía tiene que demostrar que no le tiembla la mano aunque se le seque el bolsillo al aplicarla, aunque duela, aunque incomode, aunque toque a quienes antes se abrazaban con confianza.
Con informacion: ELNORTE/
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