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jueves, 13 de noviembre de 2025

«CARICATURIZAN la AUTODEFENSA MILITAR de GENERAL que EXHIBIO a MANZO como CHIVO EXPIATORIO OFICIAL"…asi militar sale ileso, protocolo inmaculado y el muerto revictimizado.


La caricatura publicada por EL Norte,exhibe al General Ricardo Trevilla,Secretario de la Defensa Nacional,encogiéndose de hombros frente a los micrófonos, mientras proclama: “El protocolo no falló… El muerto actuó por su cuenta…!”. Esta imagen, acompañada de adornos militares desproporcionados y un aire de cinismo, es una crítica mordaz al discurso institucional tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Manzo, y a la respuesta del General Ricardo Trevilla.

Interpretación irreverente

Aquí, la caricatura retrata al general como el típico burócrata blindado bajo su armadura reglamentaria y toneladas de galones, sin asumir ninguna responsabilidad real. El personaje parece decir, con típica desfachatez del “manual”: “algo debiste haber hecho mal tú… ¡yo cumplí con el papel!”. En otras palabras, lo fundamental no es la vida perdida ni la falla del mecanismo de protección, sino que el protocolo —ese tótem sagrado— está “intacto”. El absurdo se completa con el remate irónico: el muerto es culpable de su propio deceso por no aceptar la intocable “bendición federal”.

Contexto satírico

La informacion dada a conocer ayer por el General Trevilla profundiza la burla: mientras presume que todo funcionó como debía, la realidad demuestra que la Guardia Nacional “hizo todo bien… salvo que no hizo nada”. El ofrecimiento de protección federal se convierte en una trampa burocrática: como si fuera una app que el alcalde olvidó descargar antes de exponerse al peligro. Si no tienes tu “protocolo” activado, el Estado se lava las manos con una eficacia quirúrgica.

Crítica a la lógica institucional

El discurso absurdo que satiriza la caricatura —y la informacion del General es también un dardo al autoengaño institucional: “El protocolo no falló, falló otro”, dijo ayer el General, como si la culpa siempre pudiera desplazarse hacia la víctima y nunca hacia los sistemas fallidos que deberían protegerla. Así, el papel y la burocracia pesan más que la sangre, y mientras el protocolo sobrevive, los ciudadanos quedan a merced de su propia suerte.

En conclusión, la caricatura y la propia informacion oficial,desmontan la retórica vacía del poder federal: una tragedia donde el general sale ileso, el protocolo inmaculado y el muerto, condenado a la doble muerte de ser, además de víctima, el chivo expiatorio oficial.

Con informacion: ELNORTE/

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