Raúl Rocha Cantú, el regiomontano que pasó de repartir coronas en Miss Universo a coleccionar acusaciones federales, resulta que también jugaba al espía… pero con presupuesto de narco. Según la indagatoria oficial de la Fiscalía General de la República (FGR), el empresario millonario no solo está acusado de tráfico de drogas, armas y huachicol, sino que además logró comprar ojos y oídos dentro de la propia institución que lo investigaba.
La joyita que le filtraba los expedientes se llama Mari Carmen Ramírez Rodríguez, una agente del Ministerio Público que cobraba por información como si vendiera oro en lingotes: hasta dos millones de pesos por reporte. Ramírez, adscrita nada menos que a la Fiscalía Especializada en Delitos de Hidrocarburos, vendía secretos a la organización criminal de Rocha y su lugarteniente Jacobo Reyes León, alias “El Yaicob”.
El 17 de diciembre de 2024, los federales interceptaron una llamada en la que Reyes le decía a su esposa que iba camino a la FEMDO, ahí por Reforma, a “pagarle a la vieja ésa” —sí, la fiscal— “para que le entregue las copias”. En ese mismo diálogo, dejó claro que el trueque no era barato: él pondría 400 mil de su bolsa, pero Rocha ya había soltado dos millones para aceitar la maquinaria del espionaje judicial.
Con la pista caliente, los agentes montaron una vigilancia encubierta y detectaron al tal Reyes a bordo de una camioneta Ford Raptor naranja con franjas negras, estacionada en la calle de Mina. Minutos después, subió la “invitada especial”: una mujer identificada como Mari Carmen Ramírez Rodríguez, también conocida dentro de la Fiscalía como “La Lic.” o “La Fiscal”. Las cámaras la captaron justo cuando Reyes le entregaba “el dinero completo”.
Ramírez fue detenida el 18 de noviembre pasado, acusada formalmente de delincuencia organizada, junto con tráfico de drogas, armas y robo de combustible. Ahora duerme en el penal femenil de Morelos, lejos del aire acondicionado de las oficinas en Reforma. Durante 14 años cobró como servidora pública, aunque su currículum parece más alineado con la caja de una farmacia y el mostrador de una tienda que con un despacho judicial.
Mientras Rocha niega todo como si fuera un malentendido administrativo y su exinformante enfrenta cargos que podrían desmoronar la red interna de corrupción en la FGR, un detalle queda claro: en este país hay quienes venden información judicial al mejor postor… y quienes compran impunidad a precio de ganga, a bordo de una Raptor naranja.
Con informacion e imagenes: REFORMA/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: