“OTRA CARNICERIA”: “COMANDO del CARTEL de SINALOA ATACA HOSPITAL de CULIACAN: 4 MUERTOS y 4 HERIDOS”…Harfuch y militares andan ocupados glorificando la derrota en medio de 2 mil cadaveres.

Ayer viernes, la brutalidad se materializó nuevamente en el Hospital Civil de Culiacán. Un comando abrió fuego sin piedad desde un auto en movimiento, dejando cuatro muertos y cuatro heridos, incluyendo una menor con herida de bala en el abdomen. Los sicarios no solo dispararon contra personas indefensas, sino que tiñeron de sangre la fachada del hospital y los vehículos estacionados, instaurando el terror aún en los supuestos espacios de resguardo y esperanza.

Las víctimas mortales fueron identificadas, entre ellas un hombre de 33 años; los sobrevivientes apenas alcanzaron a recibir atención médica tras ser baleados delante de decenas de testigos, ciudadanos tomados como rehén del miedo y de la absoluta ausencia de Estado. La respuesta oficial: operativos para el protagonismo, balbuceos institucionales y nulas garantías de justicia.

FRACASO con MAYUSCULAS:

El balance sangriento de la actual estrategia federal y militar, resultado directo del actuar impune del Cártel de Sinaloa, es un testimonio inapelable del rotundo fracaso de Omar García Harfuch, quien, pese a su desesperado esfuerzo mediático por glorificar la derrota, solo cosecha desolación y muerte. 

Los datos son inapelables: más de mil novecientos homicidios dolosos, casi dos mil desapariciones, casi 7 mil vehículos robados, tan solo mil personas detenidas y un centenar abatidas, desde septiembre de 2024 hasta finales de agosto de 2025. Detrás de cada cifra hay una tragedia incontestable, un grito ahogado entre balazos y comunicados oficiales huecos.

A Flourish chart

Irreverencia y realidad

Ningún discurso de García Harfuch, por más blindado en narrativa de “victorias pírricas”, puede lavar el saldo de esta carnicería cotidiana. La estadística no es abstracta: es una suma de vidas truncadas, familias devastadas y una sociedad condenada a la resignación y la rabia, mientras el Cártel de Sinaloa sigue dictando el pulso de la violencia con total descaro.

¿Glorifican la derrota? Que lo intenten. Pero los muertos –y los que sobreviven heridos o aterrados– son testigos implacables de un fracaso que ningún “control de daños” mediático puede maquillar.

Con informacion: NOROESTE/