La presidenta Claudia Sheinbaum fue clara y seca,pero hostil: “No hay ningún acuerdo con la DEA”. Ni uno. Punto. Esa frase, que parece inocente, es la misma retórica de su antecesor, que parece no solo le heredo el cargo,tambien los ladrillos que lanzó directo esta mañana contra la narrativa de cooperación con la agencia antidrogas norteamericana.
Pero la Presidenta no solo lo niega, descalifica:
“…Quiero hacer una aclaración. El día de ayer emitió la DEA un comunicado diciendo que hay un acuerdo con el gobierno de México para una operación que llaman portero. No hay ningún acuerdo con la DEA.
La DEA emite el comunicado, no sabemos con base en qué. Nosotros no hemos llegado a ningún acuerdo, ninguna de las instituciones de seguridad con la DEA. Lo único que hay es un grupo de policías de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana que estaban llevando un taller en Texas, es todo lo que hay, no hay nada más.
No sabemos por qué emitieron este comunicado. En materia de seguridad, lo único que hay con el gobierno de Estados Unidos, que es un acuerdo que lleva varios meses trabajándose, es un acuerdo que está prácticamente listo, que ya está listo con el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Y el gobierno de México, quien ha estado coordinando estos esfuerzos, es la Secretaría de Relaciones Exteriores y está por firmarse este acuerdo que se basa fundamentalmente en la soberanía, la confianza mutua, el respeto territorial, es decir, que cada quien opera en su territorio y la coordinación sin subordinación.
Esos son los cuatro principios y ahí vienen una serie de planteamientos de coordinación general en este marco. Ese es el acuerdo de seguridad formal que está ya por acordarse ya formalmente, es el único acuerdo. Evidentemente, hay comunicación del Comando Norte con Marina y con Defensa, hay comunicación con algunas de las agencias de manera formal, con Seguridad Pública, con Defensa, con Marina, con Guardia Nacional, pero no hay ningún acuerdo para una operación en particular que se haya acordado recientemente con la DEA.
Entonces, es importante aclarar esto porque cualquier comunicación conjunta se hace de manera conjunta. Nosotros no validamos algo que se emita por parte de una institución del gobierno de los Estados Unidos que no se haya preguntado al gobierno de México. La relación con los agentes de las agencias de Estados Unidos está marcada por la Constitución, recientemente la modificación que hicimos a la Constitución y la Ley de Seguridad Nacional.
Entonces, es importante aclararlo…”Claudia Sheinbaum
Los señalamientos de Sheinbaum, no son solo una “aclaración”, es casi una bofetada diplomática disfrazada de lenguaje burocrático. Sheinbaum básicamente le está diciendo a la DEA: “Ustedes inventan acuerdos, nosotros no firmamos nada, y aquí nadie entra sin nuestra bendita autorización soberana”. El tono es claro: hostilidad pasivo-agresiva.
El discurso se monta en la narrativa de siempre: soberanía, respeto mutuo, coordinación sin subordinación… pura retórica bonita que en la práctica se traduce en: “no vengan a exhibir lo que pasa en México”. Y es ahí donde el truco se hace evidente: detrás de esa defensa de la “no intervención” lo que transpira es miedo, porque una intervención directa de agencias estadounidenses dejaría al descubierto lo que todos saben —el nivel de podredumbre institucional, la colusión entre autoridades y crimen, la parálisis del aparato de seguridad mexicano.
La insistencia obsesiva en “cada quién opera en su territorio” es, en pocas palabras, un candado narrativo para que Washington no meta las narices demasiado profundo. El mensaje real es: “Sí hablamos con ustedes, DEA, Marina, Pentágono, pero sólo hasta donde nosotros decimos. No vayan a pensar que aquí van a descubrir cómo funciona el teatro de la seguridad mexicana, porque se nos cae la farsa completa”.
Lo que parece “diplomacia firme” es, en realidad, un blindaje político para evitar la vergüenza: que Estados Unidos exhiba públicamente lo que ya se sospecha—que la seguridad mexicana está permeada de corrupción y complicidad. El discurso hostil es un argumento de soberanía usado como tapadera.
En resumen:
- La DEA dice “hay operación conjunta”.
- México dice “ni madres, aquí mandamos nosotros”.
- El subtexto es: “no me descubras frente a mi gente, porque el show de la 4T se derrumba si se nota que medio gobierno está podrido”.
Herencia de AMLO
Cada palabra de Sheinbaum encapsula la vieja desconfianza de AMLO que enmascaraba la pudrición institucional con “soberanía, respeto territorial ,pero ahora se esboza como coordinación sin subordinación”.
Es el mismo estilo de López Obrador ,ahora con una Sheinbaum igual de alérgica a la colaboración.Esa repetición es el martillazo que abona a la negativa de una “alianza estratégica” y va en claro perjuicio del interés de ambos paises.
El subtexto es evidente: México sigue siendo escéptico, casi hostil y Sheinbaum lo reafirma con tonito de “no ocupamos ayuda, cuando en los hechos la ocupan toda”, sin gritos ni sombrerazos, sino con colaboración fluida y entendida.
Con informacion: ELNORTE/

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