A nivel de calle y sin rodeos, la situación de Pemex es la siguiente: la empresa está metida en problemas legales graves que la tienen en la cuerda floja financiera. Aunque Pemex afirma tener reservados 48 millones de pesos para juicios, esa cantidad es insignificante comparada con los más de 11,500 millones de pesos que le exigen sólo dos demandas internacionales de empresas privadas por incumplimientos de contrato.
Por un lado, Monterra Energy reclama a Pemex más de 6,000 millones de pesos porque la petrolera incumplió un contrato para adquirir una terminal de almacenamiento de hidrocarburos en Tuxpan, clausurada en 2021 por el propio gobierno mexicano tras la reforma energética. Monterra ya llevó el caso a arbitraje internacional, argumentando trato discriminatorio y daño económico, lo que podría resultar en una sanción millonaria para Pemex o para el Estado mexicano.
Por el otro, Hokchi Energy, la principal productora privada del país, demanda pagos pendientes por 276.6 millones de dólares (más de 5,500 millones de pesos). El trasfondo es simple: Pemex no le está pagando a tiempo por el crudo y gas que Hokchi entrega diariamente. Esto no es un caso aislado—la deuda de Pemex con proveedores subió 6.4% sólo en el segundo trimestre de 2025, rebasando los 430,000 millones de pesos (más de 22,000 millones de dólares). Muchas empresas ya advirtieron sobre la posibilidad de frenar operaciones o hasta quebrar por la falta de pagos.
Esto no es sólo problema de abogados: si no se resuelven pronto los impagos, se corre el riesgo de una parálisis operativa en Pemex y, por rebote, en toda la industria energética nacional. Ya expertos y asociaciones empresariales del sector han advertido que esto podría impactar empleos, inversiones y la producción nacional de petróleo. Además, la presión internacional aumenta, con reclamos de Estados Unidos y advertencias de que la crisis de Pemex puede “contagiar” a otras áreas clave de la economía mexicana.
En corto:
- Pemex está perdiendo juicios grandes que pueden costarle muchísimo más de lo que ha reservado.
- No paga a tiempo ni a privados ni a proveedores menores, lo que ya amenaza la operación diaria de la empresa y de muchas otras que dependen de ella.
- El tamaño de la deuda de Pemex,ahora reducida con mas préstamos a 98,000 millones de dólares que solo demoran la agonía de la petrolera más endeudada del mundo” y cualquiera de estos juicios perdidos puede empeorar esa situación, impactando a toda la industria y al país.
La realidad es dura: Pemex está maniatada por las deudas, los litigios y la falta de liquidez. Si no hay un cambio radical—ya sea pagando lo que debe, negociando de verdad o reestructurando operaciones—lo que viene puede ser peor: desde desencadenar más cierres de empresas hasta acelerar la crisis financiera en otros sectores estratégicos del país.
Con informacion: ELNORTE/
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