Marcelo Olán mendoza,una figura por demas “gris y mediocre” que ahora comanda las Oficinas Fiscales del Estado, pero antes estuvo al frente de la oficina fiscal de Reynosa,donde intimó y condescendió con el Cartel del Golfo y los secuaces que tiene instalados para controlar absolutamente todos los tramites oficiales, ahora minimiza desde Ciudad Victoria la gravedad del fenómeno del “coyotaje”, omitiendo su responsabilidad institucional cuando dejó a la ciudadanía desprotegida:
Doble moral fiscal: el funcionario que normalizó el expolio del Cartel del Golfo y hoy minimiza el coyotaje
Resulta inadmisible la postura del actual director de las Oficinas Fiscales de Tamaulipas, quien, tras haber estado al frente de la oficina fiscal de Reynosa —donde es de dominio público que operan estructuras de corrupción y extorsión vinculadas directamente al Cartel del Golfo (CDG)—, ahora intenta minimizar la magnitud del problema del “coyotaje” y su control desde dentro del sistema.
Durante su gestión en Reynosa, Marcelo Olán Mendoza fue testigo y protagonista de un entorno donde la figura de Cristian Ocaña operaba prácticamente como el jefe de todos los trámites, imponiendo condiciones y cobrando “derechos de piso” a todo tipo de ciudadanos bajo la protección y complicidad de funcionarios públicos.
El modus operandi del CDG, lejos de ser un fenómeno externo, ha permeado durante años las oficinas fiscales, sometiendo a la población a un expolio sistemático y a la impunidad de quienes debían protegerla.
Hoy, sin embargo, el funcionario —ahora convertido en el máximo responsable de las oficinas fiscales del estado— por obra y gracia de otro gobernador aliado del crimen organizado, busca reducir el problema a una cuestión marginal, atribuyéndolo a “coyotes” externos y negando su responsabilidad institucional y la connivencia de este los servidores públicos infiltrados por el crimen organizado y no solo en Reynosa, en todas las oficinas fiscales de la entidad.
Esta actitud no solo es una burla a la inteligencia de la ciudadanía, sino también una clara muestra de la doble moral que impera en la administración pública bajo el gobierno Morenista: se aplaude la “eficiencia” y la “transparencia” inexistentes y se oculta y minimiza la realidad de corrupción y sometimiento a los intereses del crimen.
El pueblo de Reynosa y Tamaulipas merece respuestas claras y acciones concretas, no discursos vacíos ni maniobras distractoras. No se puede combatir el coyotaje ni la corrupción fingiendo que el problema viene de fuera, cuando la operación del CDG y sus testaferros como Cristian Ocaña han sido y son parte estructural del funcionamiento interno de las oficinas fiscales durante años y bajo enroques del cartel.
La verdadera transformación debe partir del reconocimiento de los errores y la voluntad de sanear las instituciones, no de la negación y la complicidad con quienes han expoliado a la población.
Este texto denuncia la doble moral y la falta de autocrítica de un funcionario que, ante la evidencia de la infiltración criminal de la que fue parte por comodidad y mantenerse “sanito aunque no santito”, prefiere minimizar el problema y dejar a la ciudadanía a merced de estructuras de poder ilegales que han operado desde dentro de las propias oficinas fiscales y que difícilmente con su retórica mentirosa va poder acabar bajo un gobierno entregado al crimen.
Con informacion: HoyTamaulipas/
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