En el area donde el gobernador panista de Tamaulipas Francisco Javier Garcia Cabeza de Vaca se decidió a trabar su primera ALIANZA con CRIMINALES gestada en 2016 en pro de la gubernatura que hoy detenta, sumando la ayuda de delincuentes de la llamada COLUMNA ARMADA PEDRO J.MENDEZ aun bajo el poder criminal de OCTAVIO LEAL MONCADA,el "VIEJO NARCO MONCADA",cuyo territorios delictivos ahora comprenden mas alla de la conurbación de HIDALGO-VILLAGRAN y MAINERO y son inexpugnables no solo al estado complice, sino al Ejercito,la Marina y federales a los que literalmente ha echado sin consecuencias, pues en vez de gestar intentos por detenerlo, el gobierno federal recien fracaso en el intento de sumar al FUGITIVO FEDERAL a un sospechoso y oscuro acuerdo que desde la SECRETARIA de GOBERNACION buscaba la "paz mafiosa.
Ahi donde confluye la impunidad transexenal en Tamaulipas,la historia de un hombre que se resistió a ser víctima del crimen y "No quiso entregar su rancho a criminales", sera llevada al cómic.
A Alejo Garza Tamez, septuagenario empresario regio que murió en 2010 enfrentándose solo a tiros con un grupo de narcotraficantes que buscaba extorsionarlo y despojarlo de su rancho en Tamaulipas, le quedan pequeñas las palabras "héroe" o "suicida".
De esa manera opina el dibujante español Max Vento, coautor de la novela gráfica
"El Viejo y el Narco", que narra la gesta de Alejo.
"Fue, creo, muchas cosas. Yo no lo conocí, pero debía ser una persona recta, de muchos principios. Dicen que un apretón de manos suyo era más válido que cualquier contrato. Debía ser un hombre con muchísimo carisma", dice Vento en charla telefónica.
La novela gráfica se editó a inicios de 2019 en el mercado franco-belga y después vio su publicación en España; ahora será lanzado en México el 29 de enero por Panini.
Tanto el guionista Ricardo Vílbor como el ilustrador conocieron la historia en un artículo del escritor Arturo Pérez Reverte ("La Reina del Sur").
Primero, echaron mano de una investigación a distancia, y luego, de su imaginación, para narrar el caso de don Alejo, quien ante el ultimatum de los criminales liquidó a sus empleados para no poner a nadie más en peligro.
Como era aficionado a la caza deportiva, el veterano ranchero contaba con armas, que colocó estratégicamente en puertas y ventanas de su propiedad.
En la refriega, los narcotraficantes dispararon incansablemente contra él: tuvieron que arrojarle granadas para acabar con su vida, pero Alejo, antes, mató a cuatro hombres y a otros dos los dejó inmovilizados.
"(Al enterarse de la historia) yo pensé, sobre todo, en la soledad que tuvo que sentir el hombre en ese momento. Fue una decisión que sólo podía tomar él y ¡cómo se enfrentó a ella! El no querer que nadie te ayude, afrontarlo solo, me pareció muy interesante".
Vilbor y Vento pudieron entrar en contacto con la familia de Alejo hasta después de la publicación del material, algo que agradecieron, pues habría coartado su libertad creativa.
"Les encantó", dice Vento.
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