Imagen.-Rollingstone Magazine/ |
Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, líder del Cártel de Jalisco Nueva Generación, va a caer. Va a ser capturado o abatido.
Eso tal vez no suceda hoy o mañana o en el próximo mes o en el próximo año, pero es un hecho inevitable. El gobierno mexicano, previsiblemente con la colaboración de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, está apretando el cerco sobre el capo. En pocos días, fueron detenidos su esposa, un colaborador importante en Jalisco y un aliado en Michoacán.
Eventualmente, a golpe de tantas capturas, Oseguera va a bajar la guardia, va a hacer lo que habitualmente no hace (hablar por celular, por ejemplo), va a cometer errores. Y alguien en algún bunker del gobierno va a empezar a jalar la hebra y van a llegar a él, sea en la sierra en Jalisco o en una playa o en donde sea. Y esa certeza no cambia porque cambia el gobierno: de Miguel de la Madrid a la fecha, todos los presidentes mexicanos han capturado o abatido a algún capo importante. El siguiente presidente, quien quiera que sea, no va a ser la excepción.
Entonces, sí, El Mencho va a caer. ¿Caerá también su organización? ¿Se fragmentará como antes lo hicieron Los Zetas o el Cártel del Golfo o la banda de los Beltrán Leyva? Probablemente, aunque es difícil saber si hay algún liderazgo de reemplazo que pueda mantener unida a la organización.
Pero si en efecto hace implosión, podemos esperar algunos efectos que hemos visto en otras bandas en otras regiones en otros momentos. En primer lugar, el surgimiento de un número indeterminado de bandas emergentes, menos conectadas con los mercados internacionales de drogas y más centradas en explotar economías locales por la vía del secuestro, el robo y la extorsión. En segundo término, un incremento, al menos temporal, en los niveles de violencia homicida en las zonas de influencia del CJNG y, particularmente, en el centro y occidente del país.
El gobierno, actual o futuro, tiene, sin embargo, una ventaja: sabe que lo anterior viene. O debería de saberlo. Y como lo sabe, podría tratar de prevenirlo ¿Cómo? Se podrían intentar algunas de las siguientes medidas:
En la medida de lo posible, realizar en paralelo a la captura de Oseguera la detención de un número importante de lugartenientes y sicarios, como una manera de a) potenciar el golpe y b) mitigar los riesgos de conflictos sucesorios y desprendimientos.
Preparar un reforzamiento de la presencia federal y las medidas de seguridad en las principales zonas de influencia del CJNG, a manera de prevenir, así sea parcialmente, un disparo de violencia posterior a la captura del capo.
Dirigir recursos excepcionales a las instituciones de seguridad y justicia en las zonas de mayor presencia del grupo criminal para dotarlos de mejores instrumentos para enfrentar el surgimiento de bandas locales a la manera de Tamaulipas o Guerrero.
Resumiendo, tanta detención de tanta gente cercana a un capo es habitualmente prólogo de su detención. Insisto: viene la caída del Mencho. No se sabe cuándo y no se sabe dónde, pero no hay duda del resultado final.
Sólo espero que se intenten mitigar los probables efectos desestabilizadores y se maximicen los efectos disuasivos. Ya a estas alturas, no se vale llamarse a sorpresa.
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