Tania Contreras Lopez, magistrada recien electa por la «via del acordeón» que perdio en casi todo Tamaulipas y aun asi ganó gracias a la alquimia electoral, fichada por narcopolitico, hampa_rada por la justicia federal ,ademas de profusamente ligada al huachicol y liderazgo del Cartel del Golfo, rindió protesta como nueva Presidenta del del Supremo Tribunal de Justicia de Tamaulipas ,pero su ungimiento no es un relevo institucional: es la más obscena validación de cómo el poder judicial puede ser tomado como rehén por el narcopoder.
Su coronación se dio en un Polyforum, entre discursos prefabricados de “independencia y paz”, que más parecia una ceremonia de legitimación de la impunidad que una apuesta por la justicia.
La justicia secuestrada
Hablar de Contreras es hablar de una funcionaria que llega cargando un historial mas que incómodo,es delictivo:
- Señalamientos de vínculos con el huachicol y con operadores del Cártel del Golfo.
- Una denuncia ante la FGR que misteriosamente se “apagó” en tribunales federales.
- La sombra del delegado de la FGR en Tamaulipas, asesinado en Reynosa mientras investigaba precisamente este caso, como un recordatorio sangriento de lo que significa meterse con quienes se disfrazan de jueces, pero juegan como cómplices.
El blindaje que le otorgó la propia justicia federal para sepultar las acusaciones en su contra no es prueba de inocencia, sino de que el sistema sabe proteger a los suyos. La narrativa se maquilla con frases de manual: “la justicia será un motor de paz”; “la ley por encima de todos”; “restablecer la dignidad”. Palabras huecas que resuenan con más cinismo mientras la realidad dicta que el crimen organizado se ha sentado a dictar sentencias desde la silla más poderosa del Tribunal Estatal.
El teatro político disfrazado de legalidad
La ceremonia de su toma de protesta fue una postal perfecta del maridaje entre política y crimen:
- Gobernador presente, como garante de legitimidad.
- Magistrados y jueces ovacionando, aun con sospechas flotando sobre su presidenta.
- Congresistas de Texas, senadores y alcaldes cruzando la frontera del disimulo para tomarse la foto oficial.
Una escenografía masiva para disfrazar lo que no cambia: en Tamaulipas, la justicia es un teatro donde los actores tienen protectores armados, y donde quien debería ser vigilante del poder se vuelve su aliada.
Justicia al servicio de la impunidad
Si algo refleja la llegada de Tania Contreras es que en Tamaulipas la palabra independencia judicial es una broma de mal gusto. La realidad es más cruda:
- La justicia se alquila, se pacta y se negocia.
- Los expedientes se archivan dependiendo de quién los firma.
- El poder judicial, que debería ser muralla frente al crimen, se ha convertido en escuadra táctica a su servicio.
No es casualidad que, mientras el oficialismo presume “autoridad moral” y respaldo popular, sea precisamente en las sombras donde las decisiones clave se cocinan: en el intercambio de favores, en el blindaje de expedientes, en la protección conveniente.
Un poder judicial rehén
El mensaje es claro: la justicia en Tamaulipas no emana del pueblo ni del derecho, sino del pacto oscuro que sostiene al régimen. Frente a esta realidad, el discurso oficial es irrelevante y hasta ofensivo para miles de víctimas que saben que las instituciones están secuestradas.
Tania Contreras no encabeza la causa de la dignidad: preside la continuidad de un sistema judicial infiltrado, donde la toga solo cubre complicidades y el martillo no dicta justicia, sino obediencia al crimen y al poder político que lo tolera.
Con informacion: ELNORTE/

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