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domingo, 27 de julio de 2025

LA “INCONGRUENTITIS AGUDA”: “NOROÑA QUISO DEFENDER al HIJO de AMLO por GASTAR en DESAYUNO en JAPON el MES de SALARIO de un CIUDADANO”…prometieron ser distintos, pero hasta en el lujo ya no hay diferencia.


Ni tardo ni perezoso, tan solo unas horas despues de que circularon imagenes de Andy López Beltrán,hijo de AMLO, en un hotel de lujo en Tokio, Gerardo Fernandez Noroña, Presidente del Senado,quien tambien padece de “incongruentitis aguda”, salio a defenderlo con prepotente verborrea.

Pero tan solo basta usar sus propios términos y su propio discurso, para exhibir la incongruencia, cinismo,hipocresia y falta de sustancia en sus argumentos frente al caso indefendible de Andy López Beltrán en Tokio,Japon,que ademas,no es unico en el Morena World Tour 2025.

Frase por frase:

  1. “¿Quién decide qué es lujoso?… ¿Nos van a pasar una lista de hoteles? ¿Una lista de restaurantes?”

Noroña recurre a la falacia de la ambigüedad para eludir lo evidente: la definición de lujo no es materia opinable cuando existen parámetros internacionales claros, como las estrellas de los hoteles, precios, exclusividad, ubicación y servicios. El hotel Okura en Tokio es explícitamente de cinco estrellas y su buffet es uno de los más exclusivos, algo que cualquier viajero o incluso el más básico buscador en Internet puede confirmar fácilmente. El lujo, en este caso, NO es debatible ni producto de la subjetividad política.

Además, el propio discurso de la llamada “Cuarta Transformación” condena la ostentación con recursos públicos o privados, el despilfarro de personajes ligados al poder. La sociedad exige consistencia y transparencia, no relativismos “a la carta”.

  1. “¿Qué es una actitud?… En realidad, clasista. Clasista, absolutamente clasista.”

Aquí Noroña invierte la realidad: acusar de “clasismo” a quienes señalan el lujo injustificado de personajes públicos es disparatado. Precisamente el clasismo es el comportamiento de quienes, desde una posición de privilegio y poder, se dan la licencia de ejercer lujos que la mayoría de los ciudadanos no puede ni soñar. Defender tales excesos perpetúa el privilegio de la élite política, que dice rechazar pero practica en privado.

  1. “El hotel donde fue el consejo de Morena fue un hotel lujoso… Melía… muy apabullante”

Esta línea exhibe por sí sola la incoherencia: si antes se condenaba el lujo de otros partidos y figuras del “viejo régimen”, hoy se justifica como si los mismos vicios fueran ahora virtudes solo porque los protagonistas cambiaron de camiseta. Repetir la misma conducta del pasado es la definición de incongruencia; blindar los excesos con tecnicismos es insultante para el electorado.

  1. “Cualquiera puede decir: ‘No, no es’. O sea, el Melía era un hotel… muy apabullante. Muchas gracias.”

Cerrar el argumento con un “muchas gracias” sólo remarca la evasión de fondo: no hay defensa racional posible. Si cualquier ciudadano común gasta un mes de salario en un desayuno, pero el hijo de un ex presidente puede hacerlo impunemente y con respaldo público, estamos hablando de un doble estándar inaceptable.

El contexto: epidemia de “incongruetitis aguda”

No es un caso aislado. De acuerdo a los reportes mediáticos nacionales y publicaciones de opinión, no sólo Andy López Beltrán ha sido exhibido en medio los lujos. 

Políticos como Mario Delgado, Ricardo Monreal y otros integrantes de Morena han sido exhibidos con imágenes (no sólo rumores) en hoteles, restaurantes y destinos exclusivos que contradicen el discurso de “austeridad republicana” que promovieron con vehemencia los sexenios recientes.

La incongruencia no es anecdótica, es sistemática. La defensa correísta que intenta hacer Noroña muestra un desconocimiento del malestar social creciente y sólo profundiza el descrédito de la clase política con cada vez menos clase, que dice representar al “pueblo bueno”.

La “incongruetitis aguda”: ¿síntoma o pandemia?

  • Cada vez es más común ver a liderazgos de Morena defendiendo lujos y privilegios con el pretexto de que ahora les “toca” o porque otros lo hacían antes. El verdadero cambio consiste en romper con esos viejos hábitos, no en perpetuarlos bajo nuevas justificaciones.
  • Para el periodismo y la opinión pública, el doble estándar y la defensa de lo indefendible sólo consiguen destruir lo que quedaba de credibilidad en los defensores de la transformación.

Conclusión

La intervención de Fernández Noroña utiliza la táctica del humo y los espejos: pretende ocultar lo obvio con preguntas retóricas, desplaza la culpa con ataques al mensajero y termina por aceptar tácitamente la incoherencia de su postura. Así, no solo fracasa en defender a Andy López Beltrán, sino que termina exhibiendo que la “incongruetitis aguda” ya es epidemia dentro de los nuevos círculos de poder, justo aquellos que prometieron ser distintos.

Noroña no sólo no convence: ayuda, frase por frase, a que la defensa de los lujos, el clasismo y la incongruencia quede todavía más clara ante la ciudadanía crítica y el periodismo honesto.

Con informacion: REDES/MEDIOS

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