En Tamaulipas, la política chicharronera es el único zoológico donde los cuidadores terminan más desbordados que las fieras; y mientras tanto, el público, los ciudadanos, el pueblo como le llaman ellos, sigue esperando que, algún día, estos animales emocionales aprueben aunque sea el examen de cordura.”
Porque esta mas que claro que les falla el desarrollo de la corteza prefrontal, incapaces de regular el impulso emocional: son mortales completamente emocionales, donde la amígdala gobierna y la razón nunca llega a tomar la presidencia.”
Son seres en los que el sistema límbico secuestró la corteza cerebral; así, la emoción aplasta la razón y la toma de decisiones queda en manos del instinto más básico y primitivo.
Y ahora que pasó:
Asi se infiere del mas reciente llamado del Diputado de Morena, Humberto Zertuche ,que pido a sus correligionarios el no ventilar sus diferencias en los medios de comunicación, luego de reprobar las declaraciones entre Humberto Prieto, presidente de la Junta de Gobierno en el Congreso local y del Senador José Ramón Gómez Leal, quienes se han enfrascado en hacer públicas sus diferencias políticas.
Lo que no dijo Zertuche es que aunque son de Morena las dos conciencias prietas son de bandos opuestos bajo un comun denominador,Humberto Prieto defiende la honra del traficante de Huachicol que aun despacha como gobernador y José Ramón Gómez Leal que tambien ha sido señalado como consumado contrabandista de combustibles, su proyecto personal.
El circo de los diferendos morenistas
Y es que, en Tamaulipas, bajo el gobierno de Morena y el “Huachigobernador” Américo Villarreal Anaya, la política se ha convertido en un espectáculo digno de carpa grande, donde los protagonistas, lejos de domar sus propios egos, parecen más bien una jauría de “animales políticos” sueltos, incapaces de gobernarse a sí mismos, mucho menos a los demás.
La mas reciente informacion sobre el llamado a misa del Diputado a los morenistas tamaulipecos para que resuelvan sus diferencias internas y eviten las confrontaciones públicas es apenas la punta del iceberg de una tragicomedia en varios actos.
Cuando el árbitro termina sacando más pleito
La escena es tan conocida como hilarante: los líderes de Morena, enfrascados en riñas internas, se lanzan dardos en redes sociales, medios y pasillos del poder. Y cuando la pelea amenaza con incendiar la pradera, aparece el “tercero en discordia” —ese personaje que, en teoría, llega a poner orden, pero que termina echando más leña al fuego. En vez de apagar el incendio, sale con la cubeta de gasolina y, entre llamados a la unidad y discursos de paz, acaba sacando más chismes que soluciones.
La tragicomedia del partido de masas
Morena, como buen partido de masas, ha demostrado que la unidad es más un eslogan que una realidad. Los liderazgos se multiplican, los grupos se fragmentan y, en vez de consensos, lo que abunda son las zancadillas y las intrigas palaciegas en medio de su brutal canibalismo,paradojicamente entre aquellos que no se tragan.
El carisma de algunos se convierte en arma de doble filo: mientras unos buscan sumar, otros se dedican a restar y dividir, siempre con la mira puesta en la próxima candidatura o el siguiente hueso que por ahora a punta a Reynosa la maldosa.
El “harakiri” morenista: enemigos íntimos
Como bien se ha señalado en la prensa local, en Morena los enemigos no están afuera, sino adentro. Son los propios morenistas quienes se practican el “harakiri” político, compitiendo entre sí con programas sociales, despensas y estructuras paralelas que, lejos de fortalecer al partido, lo debilitan ante la opinión pública. “Con esos amigos, ¿para qué quieres enemigos?” —reza la máxima que aquí aplica como anillo al dedo.
La moraleja: ni ellos se gobiernan
Así, la política tamaulipeca se pinta sola para la sátira: un grupo de “animales políticos” que ni ellos mismos se gobiernan, con un tercero en discordia que llega a poner paz y termina sacando más pleito. El público, mientras tanto, asiste divertido y atónito a este espectáculo, preguntándose si algún día estos personajes aprenderán a domar sus propios instintos y a gobernar, al menos, su propio partido.
La sátira, en este contexto, no sólo aguanta: es la mejor herramienta para ilustrar la tragicomedia de una clase política con cada vez menos clase llena de entes de nivel con cada vez menos nivel,que entre pleitos, terceros en discordia y llamados a la paz, terminan exhibiendo que ni ellos mismos se gobiernan.
Con informacion: HoyTamaulipas/

No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: