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viernes, 30 de mayo de 2025
“LOS que LEVANTAN y MATAN al ANTOJO”: DETRAS de la CONDUCTA PRIMITIVA de PRIMITO y el CDG esta el “MATASANOS MORENO DOLOSO” RESPONSABLE de la METÁSTASIS de la VIOLENCIA y CORRUPCION en el CUERPO de TAMAULIPAS….tanto o cuanto mas peligroso que Golfos o Zetas.
Los ciudadanos de Tamaulipas y mas alla,deben de saber, que detras del poder territorial del Cartel del Golfo,del poder de intimidacion,de levantar a quien se le antoje y ejecutarlos sin misericordia ,tan solo atendiendo la impunidad de la que han gozado ,pues el que no es castigado se torna mas osado y conducta que no se sanciona,se replica, ha sido precisamente por la falta de atención y sobrada complicidad de un medico de profesión que resultó ser un charlatan,su nombre, Americo Villarreal Anaya y su partido,MORENA.
El aun Gobernador de la entidad, quien por cierto ya perdio el sueño como resultado de sus malos oficios, propios de un criminal,tanto o cuanto mas peligroso que los propios “Golfos o Zetas”, es el mismo que aparece en indagatorias federales en EE.UU por la exacerbada complicidad de este y los suyos, con el Cartel del Golfo.
Los mismos con los que ha venido operando desde el inicio de su gobierno el trasiego de “Huachicol” desde Texas, que ha sido su verdadero quehacer con ayuda del resto de autoridades,incluidos los de uniforme verde olivo comisionados en aduanas, que fuera de estas.
Pero este medico,cardiologo de profesion,que nunca se ha destacado en nada, pues su vida profesional ha sido sumamente gris, es el mismo que presume falsamente desde sus redes que es doctor.
“Diariamente nuestro gobierno cuida y vigila el bienestar de Tamaulipas.”
Para fortalecer el paralelismo entre la gestión de Américo Villarreal Anaya y la actuación de un médico negligente ante un paciente grave como lo es Tamaulipas,te compartimos la misma analogía utilizada por este medicucho ligado lo mismo a Zetas,que al Cartel del Golfo.
Tamaulipas, el paciente en estado crítico y el médico que agravó su enfermedad
Américo Villarreal Anaya, el galeno que prometió sanar a Tamaulipas, ha resultado ser un médico cuya praxis está más cerca de la iatrogenia que de la curación. Desde campaña, hizo uso de la jerga médica para presentarse como el especialista que diagnosticaría y trataría los males crónicos de la entidad. Sin embargo, la evolución clínica del paciente, Tamaulipas, bajo su cuidado, ha sido desfavorable y alarmante.
Diagnóstico erróneo y tratamiento fallido
Lejos de aplicar un protocolo terapéutico basado en evidencia, Villarreal Anaya ha incurrido en lo que en medicina se conoce como mala praxis. Su intervención no sólo ha sido ineficaz, sino que ha generado efectos adversos severos: la seguridad pública, lejos de mejorar, muestra signos de septicemia social, con focos infecciosos que se multiplicaron en Reynosa y otras regiones.
Estado iatrogénico y complicaciones nosocomiales
El estado actual de Tamaulipas puede describirse como una iatrogenia en toda regla: el médico, con sus decisiones y omisiones, ha causado un daño adicional al paciente al privilegiar la enfermedad por encima de la salud, traicionando el juramento hipocrático. La violencia, como una infección nosocomial, se ha agravado bajo su gestión, evidenciando que el tratamiento prescrito —lleno de placebos discursivos y anuncios sin sustancia— no sólo es ineficaz, sino contraproducente.
Y tan solo basta con atender las declaraciones dolosas del mandatario casi al mismo tiempo de la desaparición de 5 integrantes del grupo musical “Fugitivos” de Reynosa,presumiendo que la entidad era la mas segura del norte del pais,ignorando de tajo que Tamaulipas es el subcampeón nacional de las desapariciones después de Jalisco y Reynosa la campeóna estatal gracias a los hermanos Morfin y dos ex-militares entrenados con impuestos y solapados por sus amigos en el ejercito.
Manejo clínico deficiente y negación del cuadro
Esto nos deja ver,que en vez de reconocer la gravedad del cuadro clínico y solicitar la intervención de un equipo multidisciplinario y colegiado como advertir en campaña, Villarreal Anaya ha optado por minimizar los síntomas, negando la epidemia de violencia y descomposición social. Su gestión de la crisis ha sido la de un médico incapaz de reconocer un choque séptico, perdiendo tiempo valioso en negaciones y placebos mediáticos, mientras el paciente se deteriora cada vez mas.
Falta de ética y ausencia de juramento hipocrático
Un verdadero médico, guiado por el juramento hipocrático, prioriza el bienestar del paciente, incluso bajo presión. Sin embargo, el actual titular del Ejecutivo parece más interesado en la autopromoción y la simulación terapéutica que en aplicar un tratamiento efectivo. La patología de Tamaulipas exige cirugía mayor, no curanderismo político ni improvisaciones de medicastro, muchos menos ser gobernada por un matasanos en toda la extensión de la palabra.
Mala praxis y responsabilidad penal
En términos médicos, la conducta criminal de este médico,multiacusado de vínculos con el crimen organizado— puede describirse como una combinación de mala praxis agravada, dolo y violación grave del deber de no dañar al paciente, con consecuencias letales para la sociedad que debía proteger.
La mala praxis ocurre cuando el médico, por acción u omisión, causa daño al paciente debido a negligencia, impericia, imprudencia o inobservancia de sus obligaciones profesionales. Esto implica responsabilidad penal y civil cuando el daño es previsible y evitable, y puede extenderse a la responsabilidad de origen delictivo si hay dolo o intencionalidad.
Iatrogenia dolosa
Cuando el daño al paciente no es accidental como en este caso, pues es producto de una conducta deliberada, se habla de dolo. En medicina, esto sería comparable a un médico que, en vez de buscar la curación, utiliza su posición para causar daño intencionalmente, ya sea por omisión de tratamientos necesarios, administración de terapias nocivas, o incluso colusión con factores externos que agraven la enfermedad.
Complicidad con agentes patógenos externos
Si el médico, en lugar de combatir la infección (el crimen organizado), colabora con los agentes patógenos o facilita su proliferación, su conducta se asemeja a la de un facultativo que deliberadamente permite la entrada de infecciones nosocomiales o, peor aún, actúa como vector de la enfermedad.
En términos legales y médicos, esto representa una traición absoluta al principio hipocrático y a la posición de garante que el médico tiene respecto a la vida y salud del paciente.
Patología social y corrupción sistémica
La corrupción y la colusión del medico con el crimen organizadores este caso el Cartel del Golfo, pueden conceptualizarse como una patología social grave, donde el médico no sólo deja de ser protector, sino que se convierte en un “agente etiológico” que propaga el daño, similar a un médico que, por interés propio, introduce toxinas en el organismo del paciente, agravando deliberadamente su estado.
Conclusión de la analogía médica
El médico que debía sanar, se convierte en un “iatrogenizador doloso”, responsable no sólo de negligencia, sino de un daño intencional y sistemático.
Su conducta se equipara a la de un “agente patógeno interno”, que utiliza su conocimiento y posición para facilitar la enfermedad y proteger a los agentes externos (crimen organizado) que destruyen el tejido social.
En medicina, esto sería motivo de inhabilitación inmediata y proceso penal, pues el daño causado es directo, grave y con consecuencias sistémicas para todo el organismo (la sociedad).
Pronóstico reservado y necesidad de interconsulta
El pronóstico para Tamaulipas, bajo la conducción de este médico, es reservado y tiende a la agravación sistémica. La situación demanda una interconsulta urgente con especialistas reales, capaces de aplicar un manejo integral y basado en evidencia, no en recetas mágicas ni en la automedicación política que usa al humanismo y el pueblo como ejes centrales de la palabrería mientras lo deja morir con sus acciones.
En síntesis: Tamaulipas es hoy un paciente en estado crítico, víctima de un médico que, lejos de curar, ha agravado la enfermedad. La sociedad, como familia del paciente, exige la intervención de verdaderos especialistas, antes de que la patología se vuelva irreversible. La salud pública no admite improvisaciones ni negligencias: requiere ciencia, ética y compromiso real con la vida del enfermo.
Esta analogía nos ilustra que, Americo Villarreal Anaya,en vez de ejercer como un médico comprometido con la salud pública, el doctor acusado de colusión con el crimen organizado actúa como un “matasanos doloso”, responsable de la metástasis de la violencia y la corrupción en el cuerpo social de Tamaulipas.
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