Visitanos tambien en:

lunes, 26 de mayo de 2025

“HARFUCH NO VA PRESUMIR CAPTURA”: “POLICIA MUNICIPAL ATORA 11 del PUERCO de POLICIA de la GUARDIA NACIONAL del EJERCITO MEXICANO ROBANDO HUACHICOL y OTROS LOGRAN ESCAPAR como CRIMINALES en sus PATRULLAS”…esa es la triste realidad nacional en el segundo piso.


Once elementos del “puerco de policia” de la Guardia Nacional(GN),todos perteneciéntes al ejercito mexicano, fueron detenidos el fin de semana por policías municipales de Apaseao el Grande en Guanajuato,tras ser sorprendidos extrayendo combustible de una toma clandestina en la comunidad de El Espejo y como siempre ocurre, Omar Garcia Harfuch,el farsante de la “charola mañosa” que comanda la seguridad federal, no destaco la captura desde sus redes.

Pero el caso de estos 11 elementos de la Guardia Nacional (GN) ,no es un ningun hecho aislado, sino una copia al carbón de una práctica sistémica que evidencia la corrupción y la impunidad dentro de las fuerzas de seguridad mexicanas, en especial en las corporaciones de origen militar.

Los hechos: flagrancia, huida y aseguramientos

La madrugada del 25 de mayo , tras una denuncia ciudadana al 911, la Policía Municipal de Apaseo el Alto sorprendió a 11 elementos de la GN resguardando un tractocamión conectado a una toma clandestina en la comunidad de El Espejo. Aunque los militares alegaron estar “custodiando” la pipa, la inspección reveló la extracción ilegal de hidrocarburo. 

Algunos vehículos oficiales de la GN huyeron, pero los uniformados restantes, incluidos dos tenientes y un subteniente, fueron detenidos junto con dos patrullas, una camioneta particular y el tractocamión con el combustible robado. También se aseguraron nueve fusiles de uso exclusivo del Ejército,armas que les dan impunidad militar.

Una conducta sistemática y nacional

Este caso no es excepcional. La participación de militares y fuerzas federales en el robo de hidrocarburos —conocido como “huachicoleo”— ha sido documentada en distintas regiones y sexenios. 

Desde la administración de Vicente Fox y, especialmente, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, la colusión de militares, funcionarios de Pemex y crimen organizado ha sido señalada como el principal obstáculo para erradicar el delito. 

Las redes de complicidad han operado con protección institucional, hay General acusados y, en muchos casos, con impunidad garantizada por el temor a “ensuciar” la imagen del Ejército,cada vez mas deteriorada, cada vez mas “empuercada”.

La militarización de la seguridad pública, transexenalmente fallida,lejos de contener el fenómeno, ha propiciado que las mismas estructuras castrenses —ahora vestidas con uniforme de la Guardia Nacional— repliquen viejas prácticas de corrupción, son y han sido un caos repetitivo. 

El caso de Guanajuato es idéntico a otros reportados en el Estado de México, Hidalgo, Puebla, Tamaulipas, Veracruz y parece de contar, donde elementos de la GN o del Ejército han sido detenidos o investigados por ordeña de ductos,secuestros,ejecuciones,levantones,extorsiones,violaciones o estar en la nomina de Carteles protegiendo bandas criminales,son un asco. 

El ejército disfrazado de Guardia Nacional

No debe perderse de vista que la GN, aunque presenta un rostro civil, está compuesta en su mayoría por militares en activo o en retiro, bajo mando castrense y con disciplina militare ahi el origen de su deformación. 

Los detenidos en Guanajuato —dos tenientes, un subteniente y ocho elementos de escala básica— provienen de diferentes batallones y estados, lo que confirma la naturaleza militarizada de la corporación y su despliegue nacional.

La militarización, lejos de blindar a la institución contra la corrupción, ha trasladado las viejas redes de complicidad del Ejército a la GN. Las denuncias por extorsión, cobro de “moches”, protección a criminales y ahora huachicoleo, se han multiplicado en los últimos años, mientras los mecanismos internos de control y rendición de cuentas han resultado ineficaces o deliberadamente omisos.

Impunidad y simulación institucional

A pesar de los discursos oficiales de “cero tolerancia” y campañas internas contra la corrupción, la realidad es que la GN ha desechado sistemáticamente las denuncias ciudadanas por falta de pruebas, y los casos que llegan a investigación suelen quedarse sin sanción ejemplar. La detención de los 11 elementos en Guanajuato sólo se produjo porque la flagrancia fue imposible de ocultar y la presión ciudadana y mediática forzó la intervención de la Fiscalía General de la República.

La reincidencia de estos hechos —y la falta de pronunciamiento institucional inmediato— exhibe la simulación en el combate a la corrupción dentro de las fuerzas armadas y la GN. Los operativos, decomisos y detenciones esporádicas no han desmantelado las redes criminales ni han frenado el robo de combustibles, que sigue generando pérdidas multimillonarias a Pemex y financiando estructuras delictivas de alto nivel político y empresarial.

Recriminación severa: la militarización no es, no ha sido,ni sera garantía de honestidad

La conducta de los elementos de la Guardia Nacional detenidos en Guanajuato debe ser recriminada severamente, no sólo como un hecho delictivo individual, sino como reflejo de una corrupción estructural que atraviesa a las fuerzas armadas mexicanas y a sus brazos de seguridad pública. La militarización, lejos de ser solución, ha replicado y profundizado las prácticas de corrupción, complicidad y protección institucional al crimen organizado.

El caso de Apaseo el Alto es sólo la punta del iceberg de una crisis nacional: el ejército vestido de Guardia Nacional, actuando como lo ha hecho históricamente en otras corporaciones, perpetúa un modelo de impunidad que mina la confianza ciudadana y debilita la seguridad pública en todo el país.

La exigencia es clara: no más simulación, no más impunidad, no más protección institucional a quienes, desde el uniforme, traicionan la confianza pública y perpetúan el saqueo del país.

Con informacion: ELNORTE/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tu Comentario es VALIOSO: