El mas reciente asesinato,el de Mateo Santiago Ramírez Martínez, de 12 años, hallado sin vida en Jalisco tras cuatro días de búsqueda al reportarse su desaparición, expone con crudeza la epidemia de violencia contra menores en México y la incapacidad estructural del Estado para garantizar seguridad.
La señora María Teresa, madre del adolescente, compartió el pasado 4 de febrero, que “Toto”, como lo llamaba con cariño, fue a tomar clases a su escuela secundaria, donde cursaba el primer grado. Salió a las 14:00 horas, como habitualmente lo hacía, pero dejó de reportarse y no volvió a casa.
“Ayúdenme a localizarlo. No ha llegado a casa y ya estoy preocupada (…) ya me comuniqué con todos sus amigos y no está con ninguno. Es buen niño“, publicó en redes sociales ese día.
“Si tú tienes a mi hijo Mateo, te suplica una madre que no ha dejado de pedir a Dios su regreso sano y salvo, lo dejes en libertad para que él pueda llegar a casa. Te prometo que no habrá represalias. Solo quiero tener a mi hijo en casa. Apiádate de esta Madre que te lo suplica”, posteó posteriormente.
Pero su caso, ocurrido en León, Guanajuato—epicentro de la violencia criminal—, refleja patrones sistémicos:
1. Brutalidad contra la infancia: un problema estructural
- Guanajuato lidera asesinatos de niños y adolescentes en México, con 28 casos registrados solo entre enero y mayo de 2021. En junio de 2024, seis miembros de una familia, incluidos un bebé de ocho meses y un niño de dos años, fueron masacrados en la misma entidad
- La participación de menores como victimarios también es alarmante. Investigadores señalan que muchos crímenes son cometidos por adolescentes reclutados por grupos criminales, un fenómeno alimentado por la impunidad y la falta de políticas preventivas.
2. Fallas en la respuesta gubernamental
- Operativos reactivos, no preventivos: Aunque autoridades detuvieron a un presunto responsable (un dentista vinculado a abuso sexual), la Fiscalía sugiere la participación de un cómplice aún no capturado.
- Promesas incumplidas: La gobernadora Libia Denisse García aseguró que “no habrá impunidad”, pero Guanajuato registra una tasa de impunidad del 94% en homicidios, según organizaciones civiles. Además, el estado ocupa el primer lugar nacional en asesinatos de policías, evidenciando la infiltración del crimen en instituciones.
3. Contexto de colusión y violencia organizada
- Guanajuato es escenario de la guerra entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Santa Rosa de Lima, que disputan rutas de narcotráfico y huachicoleo. Solo en enero de 2025, 10 presuntos integrantes del CJNG murieron en un enfrentamiento con fuerzas federales en Yuriria.
- Estos grupos utilizan violencia performativa (masacres, ejecuciones públicas) para intimidar. En 2024, un ataque con granadas y fusiles .50 calibre en Culiacán obligó al gobierno a liberar a Ovidio Guzmán, mostrando la capacidad de coacción del crimen.
El caso de Mateo no es aislado: es síntoma de un Estado que prioriza narrativas de control sobre acciones concretas. Mientras las víctimas son reducidas a cifras, la violencia se normaliza, perpetuando un ciclo donde niños como “Toto” pagan el precio de la indiferencia institucional.
La reciente administración de Claudia Sheinbaum enfrenta escepticismo: tras el asesinato de la alcaldesa de Celaya en octubre de 2024, organizaciones civiles cuestionaron su capacidad para romper vínculos entre autoridades y crimen.
Con informacion: ELNORTE/
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