La reciente renuncia de Raudel Campos Murillo como Tesorero Municipal de Morena en Tacámbaro, Michoacán, tras revelarse su oscuro pasado en Estados Unidos, se despidió del puesto, no sin antes intentar convencer a todos de que su sonrisa y su carta de antecedentes no penales son suficientes para borrar un historial que incluye delitos graves como la trata de mujeres y menores de edad.
**** La Despedida del “Monstruo”
En su conferencia, Campos afirmó: “Sé que yo no soy ese monstruo que ponen en el internet” y “Como llegué, sonriendo, así me voy a ir sonriendo”, dijo.
Sin embargo, la sonrisa se desvaneció rápidamente cuando comenzó a hablar sobre las acusaciones. Es como si el guion hubiera cambiado abruptamente: “¡Corte! ¡Necesitamos más drama aquí!”. La escena se vuelve aún más cómica cuando menciona que tiene pruebas de su integridad, mientras sostiene papeles que parecen más bien un intento desesperado por limpiar su imagen.
**** El Abogado y Google
La parte más divertida llega cuando revela que su abogado está preparando denuncias contra Google por las “cosas muy malas” que dicen sobre él. Uno no puede evitar imaginar a Campos en una sala de juicios donde el juez le pregunta: “¿Y qué prueba tiene usted de que Google es el verdadero culpable aquí?”. Tal vez debería considerar que las redes sociales son más efectivas para limpiar su nombre que cualquier carta notariada.
**** Reflexiones Finales
La situación es tan absurda que parece sacada de una sátira política. Un hombre con un pasado tan turbio intentando regresar al cargo porque “le encantó” trabajar allí es un recordatorio cómico de lo lejos que puede llegar la corrupción ahora cobijada por Morena,el partido en el poder que tiene que ser sorprendido para tomar acciones que ya dejaron como saldo que en vez de una renuncia digna, tengamos una despedida llena de excusas y promesas vacías.
En resumen, esta postal de corrupción en Morena no solo revela la gravedad del problema en México, sino que también nos ofrece un vistazo humorístico a lo absurdo del sistema. Quizás lo más saludable sea reír ante tal desfachatez, porque si no lo hacemos, podríamos llorar.
Con informacion: ELNORTE/
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