No, no estamos hablando del incendio del pasado lunes por la noche en el centro de detención migratorio de Ciudad Juárez. La condena presidencial se refiere al trágico incendio de la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora. La hizo en junio de 2019 en una mañanera, cuando ya era presidente. Primer acto: Mueren 49 menores en la guardería ABC y la culpa es de Calderón.
Segundo acto: Mueren 43 estudiantes en Ayotzinapa y la culpa es de Peña.
Tercer acto: Mueren 39 migrantes calcinados en Ciudad Juárez y la culpa es de los fallecidos.
¿Cómo se llamó la obra?
Nada diferente la una de la otra. En ambas se trató de negligencia. En ambas, los protocolos de seguridad fueron violados. En ambas, las víctimas inocentes no pudieron escapar del fuego. Ni los bebés ni los migrantes. En ambas, la tragedia enlutó a decenas de hogares.
La única diferencia es que el incendio de la Guardería ABC fue en el sexenio de Felipe Calderón, mientras que el incendio del centro de detención migratorio de Ciudad Juárez fue en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Pero el inquilino de Palacio Nacional tiene dos varas para medir similares tragedias. Ve las llamas consumirlo todo en el incendio ajeno, pero el humo de su infalibilidad no lo deja ver el incendio en el propio.
La tragedia en el sexenio de los panistas es condenable, incluso para que -como pedía entonces López Obrador- se crucificara a la Suprema Corte en pleno, porque no dieron el fallo en contra para acabar sentenciando a Felipe Calderón y a Margarita Zavala de aquella tragedia.
El incendio de los morenistas, desde la óptica presidencial es -como lo dijo en la mañanera del martes- endosable a los propios migrantes. Nadie del gobierno de la Cuarta Transformación tiene que pagar tantas vidas inocentes segadas.
En el caso de la Guardería ABC, de Hermosillo, se les dictaron sentencias de entre 20 a 29 años a 19 de los 22 implicados en la negligencia que cobró 49 vidas de niños y adultos.
En la tragedia del centro de detención migratorio de Ciudad Juárez nadie es señalado hasta ahora, a nadie se le incrimina, a pesar de la evidencia de videos que dejan muy claro que fueron los celadores del Instituto Nacional de Migración los que dejaron encerrados a quienes más tarde perderían la vida entre el humo y las llamas.
Dos incendios, dos visiones del mismo López Obrador, que en su momento dijo que la tragedia del ABC se dio en medio de una disputa política entre dos partidos antes de la elección para gobernador en Sonora.
¿Existe alguna diferencia en la politización de la tragedia de Ciudad Juárez, en la que de inmediato Adán Augusto López, secretario de Gobernación y precandidato presidencial de Morena, se fue al programa del periodista Joaquín López-Dóriga para decir que la responsabilidad de los migrantes era de su rival político, el canciller Marcelo Ebrard?
El Secretario de Gobernación ingresó a las instalaciones de Radio Fórmula, acompañando de dos prominentes asesores en comunicación. ¿No es eso politizar la tragedia, en medio de un drama de dimensión internacional?
¿Por qué en lugar de irse a lavar las manos como Poncio Pilato ante los medios de comunicación, Adán Augusto López no tomó un avión y fue a solidarizarse con las víctimas de la tragedia en Ciudad Juárez?
¿Por qué el mismo Secretario de Gobernación se indigna porque se dieron a conocer los videos que evidencian la negligencia de los empleados del gobierno de la Cuarta Transformación, que dejaron encarcelados a las decenas de migrantes, ya con las llamas a sus espaldas? ¿Acaso pretendían ocultar esas imágenes?
¿Por qué si se tenían, desde el lunes en la noche, esos videos no se los mostraron al presidente López Obrador el martes en la Junta de Seguridad antes de que, por su desinformación, el inquilino de Palacio Nacional saliera a inculpar del drama a los propios migrantes muertos?
Lo dicho, dos incendios en dos gobiernos, de dos partidos, con decenas de muertos cada uno, con marcada negligencia; en uno con bebés, en otro con migrantes, pero al final del día, contaminados por los humos de la politiquería y del “yo no fui”. Alguien debe pagar por tanta muerte.
fuente.-
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