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domingo, 22 de enero de 2023

"ADORABA a la NIÑA BLANCA": GARCIA LUNA TENIA en la SSP-FEDERAL un ALTAR a la SANTISIMA MUERTE y NO SALIA a OPERATIVOS SIN PEDIRLE AYUDA"...aleja lo malo que no se me acerque y mis enemigos que se alejen.



“Adorador del Ángel de la Muerte, una efigie negra que instaló en un altar de una habitación secreta de la Secretaria de Seguridad, junto a la Santa Muerte, García Luna nunca salió a una misión sin pedirle ayuda espiritual”.

El párrafo proviene del capítulo dos titulado “El topo”, perteneciente al libro “Felipe, el oscuro” escrito por Olga Wornat.

En ese pequeño subtema, la escritora brinda un párrafo del periodista José Gil Olmos el cual dice lo siguiente:

“El encargado de la seguridad pública del Gobierno federal no deja que nadie se acerque a su nicho espiritual. Está totalmente prohibido aproximarse a ese lugar, santo para quien en un momento pretendió presidir la Interpol en México. Pese a ello, a algunos de sus subordinados les ha sido imposible sustraerse a la tentación de observar el altar donde rigen de manera imponente las figuras del Ángel Negro y de la Santa Muerte, a quienes se encomienda a diario, como hacen los narcotraficantes”.


Ante el registro de la adoración a este culto, empezaron a relacionar a Genaro García Luna, y su devoción hacia la Santa Muerte, los narcotraficantes, siendo que esta es una práctica muy común entre los criminales.


Algunos piden protección, otros no caer en las manos de la justicia, aunque estos deseos son relacionados más al ocultismo, pero ante ello ¿cuál es este culto?


La Santa Muerte

El culto ya tiene una tradición, devoción, de más de 228 años, y de acuerdo con una investigación de la agencia EFE, esta se remonta a 1795, la época donde los indígenas veneraban un esqueleto en un poblado del centro de México.

Conforme pasaron los años, este culto se mantuvo en secreto, pero la devoción en ella fue grande y a pesar de estar oculta durante más de dos siglos, la Ciudad de México se apropió de esta religión, manteniéndose en los barrios desfavorecidos de los años cuarenta.

A partir de mostrarse al mundo, en los noventa ya no estaban los altares en las casa, sino en las calles y a partir de ahí aumentaron los fieles hasta tener alrededor de cinco millones en el mundo.

La Muerte en la CDMX

En la Ciudad de México se mantiene el altar de “Doña Queta” quien deja que se tomen fotos y escucha a los visitantes que se quedan en la calle de Alfarería, número 112, Colonia Morelos.

Pero no solo eso, sino que también los seguidores de “La Niña Blanca” o “Virgen de los Olvidados” la reciben con veladoras, cigarros, dulces, bebidas alcohólicas o flores.

Los creyentes le arrojan el humo de la marihuana, otros la bañan con “Tonayan”, pero eso no impide a muchos a ir a visitarla en el barrio bravo de Tepito, el primero de cada mes, fecha que coincide con el Día de Muertos del país.

En el altar, se realizan misas y millones de creyentes esperan recibir la bendición de sus figuras, escapularios, veladoras o estampillas, y a quienes les cumple, regalan comida u objeto relacionado con el culto.

Este altar ya tiene más de 21 años de ofrecer ciertas defensas a las personas más necesitadas, por esa razón se convirtió en un motivante para mantener el lugar.

Y a pesar de que se relaciona la “Santa Muerte” con las personas que están privadas de su libertad o a delincuentes y narcotraficantes, aseguró para EFE que su papel no es juzgar, sino “mantener la fe que ha traído alivio y cobijo”.

fuente.-

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