En un proceso que podría repercutir en las insistencias de gobiernos como los de México, El Salvador, Honduras, Nicaragua y otros países de América Latina y el Caribe, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, entró a un terreno escabroso de la política: la desmilitarización policial.
Petro detalló un plan para que la Policía Nacional salga del Ministerio de Defensa Nacional, sea desmilitarizada y pase a un ministerio de paz, seguridad y convivencia que está en proceso de creación.
A diferencia de las guerrillas comunistas, que surgieron a partir de 1964 en Colombia y atizaron la violencia junto a paramilitares derechistas y las mafias criminales, “las organizaciones multicrimen no son organizaciones militares”, por lo que su intención es que la estructura policial “deje de ser un cuerpo militar en algunos aspectos”, alegó.
Al reafirmar que un enfoque militarista conduce a la policía, narró que son “problemas más complejos que los de la vieja doctrina de seguridad fundada en la creencia falsa de que existe un enemigo interno en Colombia”, porque “no existe enemigo interno en la sociedad colombiana”. De acuerdo con el jefe de Estado, será necesario descriminalizar el consumo de drogas y la siembra de hoja de coca, materia prima de la cocaína. Colombia es el principal productor mundial de esa droga.
“¿Desde cuándo un campesino que cosecha hoja de coca es un criminal si lo que es (…) es un simple campesino que no tiene más qué cultivar?”, declaró Petro. “¿Desde cuándo es un criminal un joven que consume y que debería tener un médico, un sicólogo?”, recalcó.
El proyecto encontró a la policía colombiana en un creciente desprestigio por la violenta y sangrienta represión en 2021 contra las protestas de movimientos sociales populares y por los abusos y atrocidades en el combate al narcotráfico. Al denunciar graves abusos policiales en derechos humanos en las protestas antigubernamentales de 2021, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) registró agresiones sexuales y de género, arrestos arbitrarios y un mínimo de 28 civiles asesinados por policías.
Impacto
La maniobra del recién iniciado gobierno de Petro contrastó con políticas adoptadas este año en países como México y El Salvador. El gobierno mexicano anunció este mes que la Guardia Nacional, inicialmente diseñada como fuerza civil, pasará a dominio de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), lo que ahondará su militarización.
Tras aclarar que cada país tiene su contexto particular, el economista Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, en Bogotá, explicó que “Petro necesita que Colombia se siga saliendo” del pasado de un conflicto bélico que “militarizó todo el aparato de seguridad”.
Jorge Restrepo aludió a que, en diciembre de 2016, entró en vigor el acuerdo de paz que la ahora disuelta guerrilla comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se alzó en armas en 1964, y el gobierno firmaron ese año para poner fin a más de 52 años de guerra y que está en desarrollo.
“Petro necesita desmilitarizar a la policía” para que tenga “controles todavía más estrictos” que los que dispone actualmente en defensa de los derechos, dijo Restrepo a EL UNIVERSAL. “Por su pasado de represión y violaciones a los derechos humanos, las fuerzas militares de América Latina generan desconfianza”, recordó.
Sin ética
En defensa de su iniciativa, Petro puntualizó que el concepto de seguridad “tiene que ser transformado en el país, porque el que se había usado había fallado de manera enorme llevando a instituciones a una quiebra de la ética y los derechos humanos”.
Tras iniciar su mandato de cuatro años el 7 de este mes, previno que las mafias se llamarán “organizaciones multicrimen”, y adujo que esas redes se transformaron en el transcurso de los años. “No sólo se dedican al narcotráfico, sino que pueden establecer controles que llevan no sólo a las drogas, también pasa a extorsiones generalizadas de barrios enteros de las grandes ciudades”, reafirmó.
“Si la organización multicrimen responsable de la inseguridad ciudadana en muchas regiones no es militar, ¿cómo se puede destruir con instrumentos militares?”, planteó.
Para atacar a la delincuencia organizada transnacional urgen “contadores expertos en ingeniería financiera, expertos en inteligencia policial, expertos en transacciones bancarias a nivel mundial. Una cantidad de capacidades que no se pueden bautizar como militares”, aseveró.
La Policía Nacional comenzó su militarización en 1953, al ser incorporada al Comando General de Fuerzas Militares. El proceso se intensificó en la década de 1980, al afianzarse los cárteles del narcotráfico con su penetración policial y militar.
Con la Constitución de Colombia que entró a regir en 1991, la policía salió del comando y reasumió su esencia civil, pero continuó como pieza castrense bajo el Ministerio de Defensa Nacional, como parte de la fuerza pública y con las ramas militares aéreas, terrestres y marítimas.
En una ceremonia el jueves pasado en Bogotá ante militares y policías de ambos sexos, Petro lanzó tres reformas para la desmilitarización policial:
1.— Igualdad en la institución entre mujeres y hombres. “Hay avances que hay que continuar. El papel de la mujer debe ser cuidado y protegido”, mencionó.
2.— Cualquier patrullero, por mérito, puede llegar a ser general. Un patrullero puede alcanzar el rango de general y “simplemente por mérito y no porque tuvo un dinero para hacer el curso”, sugirió.
3.— Elevar nivel de escolaridad, para que los patrulleros acoplen su tarea diaria con educación superior en todas las disciplinas. “¿Qué pasa con un soldado que sabe manejar un fusil y de pronto sale a la sociedad y ya no es profesional militar y va a pedir un puesto? ¿Qué le dicen? Si no es celador de un edificio, no le dan ningún puesto”, advirtió.
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