La inseguridad y la violencia es una batalla que el Estado mexicano, y todos somos parte de él, lleva perdiendo, día a día, desde hace 14 años.
Ayer, el director del Inegi, Julio Santaella, dio a conocer la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, ENVIPE, de 2018 y apunta que se registraron 33 millones 900 mil delitos del fuero común. Esto es, 2 millones 825 al mes, 652 mil a la semana, 92 mil 876 al día, 64 por minutos y 1.07 delitos por segundo. ¡Un delito por segundo a lo largo de los 365 días del año pasado! Y hubo 24 millones 700 mil víctimas y que en uno de cada tres hogares, una persona la padeció.
Y, peor aún. En 2018, solo se denunció 10.6 por ciento del total de los delitos y de ese 10.6 por ciento, el ministerio abrió carpeta de investigación a 6.8 por ciento de los casos.
A esto añado las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública, SNSP: de enero a agosto se cometieron 23 mil 724 homicidios dolosos, equivalente a dos mil 966 al mes, 99 al día, cuatro por hora, uno cada quince minutos.
Estas cifras superan las Irak y Afganistán. En ninguno de esos dos países se registraron de enero a agosto 23 mil 724 homicidios dolosos, así como tampoco se habían registrado jamás en México, donde la tendencia desde 2007 ha sido al alza.
No podemos vivir, aunque lo intentamos todos los días, en un país, el nuestro, que sin merecerlo, matan a una persona cada quince minutos y en el que durante 2018 se cometieron 33 millones 900 mil delitos, uno cada segundo.
Esa es la magnitud del reto, compromiso y exigencia social que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien el pasado uno de septiembre reconoció que este es uno de los pasivos de su gobierno.
Pero mientras se resuelve, siguen al alza los homicidios, feminicidios, secuestros y todo tipo de robos a una población cada vez más temerosa y cada vez más indignada.
fuente.-@lopezdoriga
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