Lo que ocurre dentro del Cártel de Sinaloa,esa guerra interna que parece eterna y que inicio formalmente desde septiembre de 2024, no es solo una guerra por el control del territorio; es una ópera macabra del cerebro humano en su versión más primitiva. Una desinhibición masiva del córtex prefrontal y un festín del sistema límbico. Los asesinos, los operadores, los halcones: cada uno es un mamífero con dopamina al rojo vivo, persiguiendo la dosis que solo da la venganza.
La ira —ese neurotransmisor con botas— se convirtió en mecanismo de cohesión. La teoría del reforzamiento operante lo explica: cada acto de violencia produce una descarga de poder, un estímulo que refuerza la conducta. De ahí que más de 2,410 muertos y 2,834 desaparecidos no sean solo cifras, sino registros de aprendizaje neuronal. Matan, sienten alivio, y su cerebro graba: “hazlo otra vez”.
En las jerarquías del narco la empatía es un lujo tóxico. Suprimirla permite que el núcleo accumbens funcione sin freno. Lo que la psicología llama “disonancia moral” en ellos no existe: el entorno moldeó cerebros donde el miedo se procesa como debilidad, no como protección. Por eso robar más de 8,517 autos violentamente no es un problema ético, sino un reflejo condicionado de dominio: el vehículo mas que transporte y combustible del Cartel, es un tótem de territorialidad.
En esa tormenta, el liderazgo se redefine: gana quien interprete mejor los códigos de sumisión y terror. En términos neurobiológicos, mandan quienes activan más dopamina en los demás. La guerra no se detiene porque sus cerebros no pueden soltar el ciclo de estímulo y recompensa: venganza, sangre, dominio, y de nuevo venganza.
La tragedia mexicana, no solo de Sinaloa, es que estamos viendo una regresión colectiva: el Homo sapiens convertido en Homo reptilianus, un animal territorial con armas largas. Lo que debería ser civilización se ha convertido en la extensión más sofisticada de la amígdala cerebral: un país que piensa con el miedo y actúa con el odio.
La guerra no se va acabar hasta que se acaben, bajo un comun denominadora autoridad no la frénala atiza». Miembros del Cartel se han causado tanto daño, que dejo de ser opcional reconciliarlos,como lo pretendido el gobierno y sus autoridades al principio del desorden que causó el mismo gobierno moreno-narco de Ruben Rocha Moya.
No fue un secuestro,antes hubo una pelea politico-moreno-criminal por un poder ya polarizado que propició una reunion entre bandos de una misma banda con diferentes jefes que convocaron a arreglar diferentes,pero una faccion decidio arreglarlo con los_esos en vez de los sesos.
Por qué ?, porque narco y MORENA son SINONIMOS.
Con informacion: NOROESTE/REDES/MEDIOS
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