Dicen que la violencia en México tiene agenda propia, pero la realidad es más cínica: es el narco quien lleva la pluma, el calendario y hasta el reloj. Las autoridades sólo aplauden cuando creen ver una baja en la cifra de homicidios, aunque sea puro espejismo. Y claro, el festejo dura lo que tarda en escucharse la siguiente balacera.
Tras más de cuatro meses de “descanso” en el ranking de la muerte, Nuevo León volvió con todo al primer lugar nacional. El domingo bastaron seis asesinatos para reinstalar a la entidad en la cima del desastre. No aparecía en ese trágico podio desde el 10 de mayo, cuando también fueron seis; antes había estado ahí el 22 de marzo y el 29 de abril. Una especie de calendario macabro que se repite con precisión.
Los crímenes de ayer pintan el mapa sangriento:
- Un hombre ejecutado en la Colonia Ampliación Los Nogales, en García.
- Una mujer y su hija embarazada rafagueadas en el norponiente de Monterrey.
- Dos hombres acribillados en la Colonia La Reforma, también en Monterrey.
- Un fratricidio a cuchilladas en Valle de San Roque, en Guadalupe.
Así, con ese menú de horrores, Nuevo León rebasó a Michoacán, Guerrero, Chihuahua, Estado de México y Ciudad de México, donde “apenas” se registraron cuatro homicidios cada uno. Competiciones macabras que parecen liguillas del crimen.
El récord no es nuevo: 2024 fue el año más bravo desde 2011, con 33 veces en la cima del ranking y un total de 1,298 víctimas. Traducido a cifras más crudas: casi cuatro homicidios diarios.
En los últimos meses, el gobernador Samuel García había intentado subirse al tren del optimismo. Dejó de esquivar el tema y comenzó a presumir que Fuerza Civil era garantía de seguridad, que las cifras mostraban una baja y que Nuevo León vivía más tranquilo. En julio incluso festejó un mínimo de 44 crímenes en el mes.
Pero la fiesta le duró poco: en agosto ya eran 57 homicidios, y en lo que va de septiembre el marcador anda en 40, con todo y el reventón del domingo sangriento.
Es la misma historia de siempre: cuando se callan las balas, el gobierno presume cifras como si fuera un campeonato; cuando suena el plomo, se esconden detrás de discursos huecos. Mientras tanto, la “agenda” del narco avanza puntual, sin necesitar conferencias de prensa.
Con informacion: ELNORTE/

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