Aunque en toda la gira de este fin de semana, en Huimanguillo y ayer por la tarde en Macuspana la Presidenta Claudia Sheinbaum no se refirió a la jornada nacional de oración por las víctimas del crimen en Teuchitlán,si acusó que la violencia y la inseguridad son producto del “neoliberalismo”, un modelo económico que según afirma prevaleció en México por más de 30 años y que apoyaban sólo al sector económico más alto.
“Se demostró con ese modelo, el modelo neoliberal, que sólo empobreció al pueblo de México, llegó incluso la violencia, la inseguridad que viene de todo ese periodo de descomposición, no solamente social, sino de valores, de los gobiernos que perdieron toda la ética”.
En cambio, Sheinbaum resaltó la manera de gobernar desde que Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia.
“Se demostró que la economía se fortalece cuando se riega desde abajo, como los árboles. Cuando se riega abajo, México florece. Esa es una de las grandes enseñanzas del humanismo mexicano del presidente López Obrador. Y por eso vamos a seguir con esos principios, trabajando”.
El discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum presenta varias contradicciones y dolosos sesgos que merecen un análisis crítico:
Simplificación causal y sesgo ideológico
Sheinbaum atribuye la violencia e inseguridad exclusivamente al modelo neoliberal, ignorando factores complejos como la colusión histórica entre crimen organizado y estructuras de poder que se exacerbaron y fortalecieron bajo el gobierno de López Obrador.
Si bien es cierto que el neoliberalismo contribuyo a desigualdades y debilitó instituciones, reducir décadas de violencia a una sola causa resulta simplista y convenientemente político, especialmente cuando:
- El crimen organizado mantiene vínculos con actores políticos y económicos del presente, como en Tamaulipas con Americo Villarreal y Sinaloa ,Ruben Rocha Moya (MORENA).
- México sigue registrando altos índices de homicidios (cerca de 30,000 anuales) bajo la actual administración.
Evasión de responsabilidades actuales
La presidenta omitió referirse a la jornada nacional de oración por las víctimas de Teuchitlán, donde se hallaron restos humanos vinculados al CJNG. Este silencio contrasta con su prontitud para señalar errores de gobiernos anteriores, mostrando:
- Selectividad discursiva: Prioriza la narrativa política sobre la empatía con víctimas recientes.
- Falta de transparencia: Postergó explicaciones sobre el caso (“El lunes, el lunes”) pese a que la GN ya había cateado la zona en septiembre.
Inconsistencias en la narrativa oficial
Sheinbaum elogia el “humanismo mexicano” de López Obrador, pero:
- No reconoce que la estrategia de “abrazos, no balazos” ha sido cuestionada por su ineficacia para desarticular cárteles basada en la complicidad.
Uso instrumental de la ética
Al acusar a los gobiernos neoliberales de perder “toda la ética”, Sheinbaum:
- Ignora casos de corrupción vigentes, como el escándalo de la Línea 12 del Metro en CDMX durante su gestión como jefa de gobierno.
- Romantiza su actual proyecto sin admitir que programas sociales como las becas Benito Juárez han sido criticados por clientelismo.
Conclusión
El discurso opera como un relato maniqueo: idealiza el presente gubernamental mientras demoniza el pasado, evitando autocrítica. Esta retórica, aunque efectista, obstaculiza un diagnóstico integral de la violencia, que requiere reconocer fallas tanto históricas como contemporáneas. La insistencia en culpar al neoliberalismo parece más una estrategia de distracción que un marco analítico serio para resolver la crisis de seguridad.
Con informacion: ELNORTE/
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