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lunes, 16 de diciembre de 2024

“NARCOGOBIERNO”: “CUANDO TIENE el PODER pero NO el CONTROL del GOBIERNO”…cuando los que mandan no son los que elegiste en las urnas.


La realidad siempre se impone y hoy existen nuevos conceptos surgidos precisamente de esta realidad para definir la situación de violencia, ferocidad e inseguridad pública del país y que rechazan infructuosamente las autoridades de gobierno desde las tribunas oficiales. Se olvida que la lengua es de los hablantes.

El término narco es la preposición, adjetivo o hasta sustantivo con el que se definen las expresiones populares con las que se entiende y define esta situación de control, dominio y hasta de cultura de este grupo de poder.

Es así que tenemos narcogobierno, narcoinsurgencia, narcogobernador, narcoempresarios, narcoperiodismo, narcocorridos, narcodevoción, narcomoda y otras tantas expresiones populares –el pueblo es sabio, AMLO dixit– para referirse a lo que cotidianamente acontece.

Recientemente el diario The New York Times publicó un artículo señalando que el narco mexicano estaba reclutando estudiantes de química para la elaboración de las drogas sintéticas. Sin embargo, esto no es nuevo.

Desde hace décadas los distintos grupos del narcotráfico han reclutado voluntaria e involuntariamente a personas de diversas áreas para realizar tareas específicas. Por ejemplo, en el tiempo de los Arellano reclutaron a albañiles para la construcción de los túneles por los cuales desde Tijuana traficaban la droga. Lo mismo hicieron la gente del Chapo en esa ciudad fronteriza y en Ciudad Juárez.

Ingenieros, químicos, contadores, abogados, reporteros, legisladores, munícipes, soldados, policías, gobernadores, cantantes, agricultores, comerciantes, empresarios, entre muchos otros han sido reclutados durante años por los distintos grupos del narco para fortalecer sus estructuras.

Quizá los grupos criminales que hicieron de este reclutamiento una forma de adquirir mayor poder fueron los Zetas y la Familia Michoacana. Los Zetas llegaron a reclutar a militares de Guatemala conocidos como Kaibiles y a Maras Salvatrucha –éstos, integrados por soldados, exguerrilleros y pandilleros de El Salvador– para fortalecer aún más sus filas. Mientras que la Familia Michoacana y su derivación posterior, Los Caballeros Templarios, sumaron a su estructura a políticos, autoridades y reporteros de Michoacán para fortalecerse y controlar el 70% de los municipios de la entidad.

Esta situación se ha normalizado tanto que en el lenguaje popular y luego en el periodístico, académico y político, se han comenzado a usar los términos y expresiones que llevan la preposición narco.

Narcobloqueos. Foto: Eduardo Miranda.

Otras expresiones distintas también se han normalizado indebidamente, como por ejemplo “levantado” en lugar de secuestrado o desaparecido de manera forzada.

Algunos de estos términos reflejan con claridad el avance del poder del narco en México. Uno de ellos es la narcoinsurgencia, es decir, la posibilidad de que las milicias de los grupos criminales den un salto cualitativo, como ya lo han empezado a hacer en algunas zonas del territorio nacional, erigiéndose como las autoridades reales y efectivas. Ellos son el gobierno en esas zonas.

Son con estos grupos que miembros de la cúpula eclesiástica han establecido un diálogo para lograr treguas en momentos de mayor violencia en algunas regiones y municipios de Guerrero, Michoacán, Chihuahua y Chiapas.

De hecho, el Episcopado respaldó el llamado a una tregua el 12 de diciembre y en Navidad que el Centro Católico Multimedial hizo tras difundir un reporte anual de violencia, según el cual durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador fueron asesinados diez sacerdotes y otros diez más fueron violentados, y se reportaron 26 ataques y asaltos semanales a templos.

El narco es el personaje más importante en México en lo que va del siglo XXI y por el poder que tiene y su colusión con diferentes grupos de la sociedad, la política y el gobierno, difícilmente, si no imposible, podrá ser combatido para desaparecerlo.

Por cierto… El Índice de Conflictos 2024, de la iniciativa global de Datos y Ubicación de Conflictos Armados (ACLED, por sus siglas en inglés), informó que México es el país sin una guerra regular más peligroso y violento del mundo. 

El gobierno mexicano tiene “el poder, pero no el control”, de todo el territorio, sostiene la agrupación internacional, que ubicó a México como un país más peligroso que Ucrania, Yemen, Haití y Sudán.

Con informacion: PROCESO/

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