La situación en Apatzingán, Michoacán, es verdaderamente alarmante y refleja una grave crisis de seguridad que el gobierno del “segundo piso de cuarta” tampoco ha podido controlar, pues anda ocupado presumiendo “estrategias y chorreando cifras”.
Los enfrentamientos entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y los Caballeros Templarios han provocado el desplazamiento forzado de cientos de habitantes de Puertecitos, Ex Hacienda La Huerta y Palo Alto, dejando a estas comunidades en un estado de vulnerabilidad extrema.
Ineficacia gubernamental
Es inaceptable que la administración de la Presidenta Claudia Sheinbaum siga sin poder garantizar la seguridad de los ciudadanos en esta región. A pesar de sus promesas de mejorar la situación de seguridad en el país, la realidad en Michoacán demuestra un fracaso rotundo de su estrategia.
El despliegue de 1200 elementos de la Guardia Nacional y del Ejército en agosto pasado ha sido claramente insuficiente para contener la violencia. La presencia militar no ha logrado disuadir a los grupos criminales ni proteger a la población civil, evidenciando la ineficacia de las medidas implementadas por el gobierno federal.
Abandono estatal
El gobernador morenista Alfredo Ramírez Bedolla también debe ser duramente criticado por su inacción ante esta crisis. La exigencia de la regidora María del Carmen Zepeda Ontiveros para que atienda la situación demuestra la desesperación de las autoridades locales ante la falta de apoyo estatal.
Consecuencias humanitarias
El desplazamiento forzado de familias enteras, que huyen “prácticamente con lo que traen puesto”, es una tragedia humanitaria que no puede ser ignorada. La interrupción de servicios básicos como la electricidad y la imposibilidad de los habitantes de regresar a sus hogares debido a la violencia continua son claros indicadores del fracaso del Estado en su deber de proteger a sus ciudadanos.
Crítica al modelo de seguridad
La estrategia de seguridad de Sheinbaum, que parece ser una continuación del fallido modelo de militarización implementado por el gobierno anterior, ha demostrado ser ineficaz para abordar las causas profundas de la violencia en regiones como Tierra Caliente. Es urgente que se replantee este enfoque y se desarrollen soluciones integrales que aborden las raíces socioeconómicas del problema.
En conclusión, la situación en Apatzingán es un claro ejemplo del fracaso del gobierno en materia de seguridad. La Presidenta Sheinbaum y su gabinete deben rendir cuentas por su incapacidad para proteger a los ciudadanos y garantizar la paz en regiones afectadas por el crimen organizado. Es imperativo que se implementen medidas efectivas de manera urgente para restaurar el orden y brindar apoyo a las comunidades desplazadas.
Con informacion: ELNORTE/
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