“Me lo mataron y no había vivido nada”, reclama Karina Domínguez Velasco entre sollozos frente al féretro que protege el cuerpo de Pedro Israel. “Me lo mataron. Yo solo quiero justicia y que no digan cosas que no son de mi hijo”, repite la joven madre.
Pedro Israel fue a cargar gasolina el domingo 13 de octubre pasadas las 10:00 horas en la camioneta familiar. Su abuela lo esperaba para ir a comprar el mandado, como cada domingo. Pasaro los minutos y no volvió. Le llamaron y no respondió, le mandaron mensajes y nada.
La señora Karina comenzó su búsqueda con amigos. En la gasolinera confirmó que había cargado 150 pesos de combustible. Publicó la fotografía de Pedro junto con su número telefónico en redes sociales y le llegaron respuestas:
“Empecé a recibir llamadas y mensajes que me decían que acababan de ver una camioneta en el viaducto. Un amigo le avisó que su hijo vio que bajaron a un muchacho de una camioneta sobre viaducto, que eran tres patrullas estatales, que lo bajaron de la camioneta”, recuerda claramente.
Con esa información, Domínguez y un vecino salieron de su casa rumbo a la oficina de Tránsito en Reynosa. Cuando llegaba recibió nuevos mensajes de voz de personas: policías iban balaceando un vehículo parecido en el viaducto al que mencionó en la alerta de búsqueda, le dijeron.
La madre de Pedro enfiló rumbo al sitio, en el camino le llegaron videos. Llegó, vio la camioneta Ford Explorer blanca estacionada sobre el viaducto y corrió hacia ella.
“Cuando yo llegué ya nada más encontré el charco de sangre”, dice y contiene el llanto.
Karina Domínguez preguntó a los policías qué había sucedido. Nadie le respondió, al contrario la corrieron del lugar. Ella sacó el celular y grabó. En seguida difundió el siguiente video en sus redes:
“La camioneta estaba bien estacionadita y no había nada adentro, quitaron los casquillos, al niño lo mataron atrás. Adentro no estaban los casquillos porque estaban los huecos en los asientos de atrás. Mi mamá todavía sacó el paraguas y una bolsita de la niña”, rememora con firmeza.
El cuerpo de Pedro Israel ya no estaba en el sitio.
A penas habían pasado 4 horas del hecho y el video de la señora Karina se compartía en redes sociales. Esto provocó que la Vocería de Seguridad de Tamaulipas lanzara un comunicado en su cuenta de Facebook:
¿Quién era Pedro Israel?
Una decena de personas velan a Pedro Israel en la capilla de la funeraria Vázquez, son las primeras horas del duelo. El ataúd tiene una gorra roja de la Coca Cola encima, a los lados una corona y dos arreglos de flores blancas, los tres enviados por la tienda 7 Eleven de Reynosa, acompañan el pesar.
Pedro Israel era serio, comedido, amable y estudiaba el primer semestre en el área de técnico automotriz en el Instituto Tamaulipeco de Capacitación para el Empleo (Itace). Vivía junto con su madre, hermanos y abuela en la colonia Puerta del Sol de Reynosa. Esos son los datos generales que se conocen de él.
La señora Karina escucha las preguntas y responde con rabia, con tristeza. Su hijo mayor, de 17 años, la observa. Nadie más habla hasta que ella termina su relato. Concluye y una señora de lentes habla en voz alta:
“Conozco al niño desde que tenía 8 años, siempre fue trabajador, muy responsable, muy atento. Jamás jamás se le vio que tuviera intenciones de dedicarse a algo malo, es mentira lo que dicen las autoridades. El niño jamás se dedicó a nada malo, en únicamente se dedicada a estudiar, en vacaciones trabajaba, estuvo trabajando en un taller mecánico”, sostiene Ana Lilia Martínez.
Pedro Israel es conocido en el sector donde vivió. Por eso, antes de sepultarlo, la familia decidió despedirlo con un cortejo fúnebre por las calles reynosense. La procesión es acompañada por maestras, compañeras de la escuela, vecinos y la familia.
“Él apenas estaba empezando a vivir, ni novia tenía, apenas quería quedar con una muchachita que me mandó mensaje que llevaban dos meses platicando, pero que ella le había pedido un abrazo y él no había querido dárselo todavía”, comparte su madre.
El recorrido se detiene en el lugar donde asesinaron a Pedro Israel. El personal de la funeraria baja y coloca el ataúd en el punto donde su madre encontró el charco de sangre.
“Qué viva Pedrito”, gritan sus compañeros de escuela. “Queremos justicia”, gritan las madres y familiares. Las y los adolescentes, algunos todavía con el informe escolar, sueltan globos blancos al aire. La madre de Pedro se desvanece pero es sujetada por sus familiares. Deciden que la procesión continue al panteón Sagrado Corazón.
Niñas y adolescentes reciben a Pedro Israel. El fara fara suena en el cementerio. El hermano de la señora Karina la ayuda a llegar a la boca de la fosa para que arroje una flores. Un amigo coloca otros objetos. Una señora grita vivas para el adolescente. El tío de Pedro pide justicia y que no haya intimidación por parte de los policías.
“Tenemos que cuidar a nuestros hijos. Ya no estamos seguros aquí en Reynosa, pensamos que es la “maña” y al final resulta ser el gobierno, ya no se sabe quién es quién. Muere gente buena y la gente mala sigue en las calles. Quiero ver la justicia, la que dicen que hay en Reynosa. Quiero que quiten el comunicado, no es nada de lo que dice”, afirma la mamá de Pedro Israel.
Con informacion: ELEFANTE BLANCO/
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