El nombre de la Lotería Nacional (Lotenal) vuelve a sonar con fuerza gracias al sorteo para rifar el avión presidencial (que en realidad no se rifará). Esta no es la primera vez que los políticos mexicanos utilizan a esa institución para cumplir sus extraños caprichos.
Aquí te contamos algunas historias negras de la famosa Lotenal.
En el boleto que compartió el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su conferencia matutina del 7 de febrero, aparece el logotipo de la Lotería Nacional, un organismo que nació en 1770 pero que en los últimos sexenios protagonizó extraños episodios de corrupción.
También se puede ver el logo de Pronósticos para la asistencia pública, nacido por decreto en 1978, otro organismo que tampoco cuenta con los mejores antecedentes.
En octubre de 2019, la Cámara de Diputados aprobó la fusión entre la Lotería Nacional y Pronósticos para la asistencia pública.
Aunque la Lotería tiene su propia personalidad jurídica, “Pronósticos para la Asistencia Pública asumirá la organización y celebración ininterrumpida de todos los sorteos y concursos que hasta antes de la entrada en vigor del presente decreto realizaba la Lotería Nacional”.
La caja chica
Desde su origen, el objetivo de la Lotería Nacional era recaudar fondos para obras benéficas. Después de desaparecer en 1915, con Venustiano Carranza. Adolfo de la Huerta la restituyó en 1920 bajo el nombre de Lotería Nacional para la Asistencia Pública. En 1943, Manuel Ávila Camacho dictó la Ley de la Lotería Nacional.
Sin embargo, este organismo financió la campaña presidencial de Gustavo Díaz Ordaz en 1964 y también pagó la construcción del edificio de la sede nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Ciudad de México.
Estos eran viejos secretos a voces que se confirmaron en la carta que publicó el periodista Ricardo Alemán en 2016, en la que José María González Urtusástegui, exdirector de este organismo, rinde cuentas al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz como si se tratara de la caja chica.
En 1985 se creó la Ley Orgánica de la Lotería Nacional para la Asistencia Pública. En su Artículo 2º estipulaba que su razón de ser “es apoyar económicamente las actividades a cargo del Ejecutivo Federal en el campo de la asistencia pública, destinando a ese fin los recursos que obtenga mediante la celebración de sorteos con premios en efectivo”.
Sin embargo, según publicó el periodista Ernesto Villanueva en el año 2000, la vaguedad de esa ley de 1985 significaba un cheque en blanco para el presidente en turno, el cual podía “destinar recursos a salvar de la quiebra a periódicos afines, recompensar a periodistas, diputados y funcionarios leales (...) El único límite es, a final de cuentas, era la imaginación del presidente de la República”.
Aquella ley tampoco prohibía que empleados o funcionarios de la Lotería Nacional pudieran ser beneficiarios de premios o reintegros. Mucho menos preveía ningún tipo de auditoría, en una época en donde no había transparencia y la Lotería era encabezada en total oscuridad por personajes cercanos a la cúpula de poder.
Así llegamos a la era de Ramón Aguirre en la dirección de este organismo, en la primera parte del sexenio de Carlos Salinas, de 1988 a 1991. En ese entonces exregente del Distrito Federal, utilizó la Lotería Nacional para financiar su campaña a la gubernatura de Guanajuato.
De acuerdo con el periodista Gerardo Galarza, mientras Aguirre estuvo al frente de la institución para la asistencia pública “todos los municipios guanajuatenses, inclusive algunos donde ni siquiera existían delegaciones de la Cruz Roja, recibieron ambulancias donadas por la Lotería Nacional”. También hubo donaciones para orfanatos, asilos y velatorios guanajuatenses.
Además, sin convocatoria ni concurso previo, le entregó a sus allegados seis de las siete concesiones para distribuir al mayoreo la Lotería Instantánea en el Distrito Federal.
Pero no solo eso, según la revista Proceso del 8 de junio de 1991, Ramón Aguirre también aprovechó las arcas de la Lotería para salvar de la quiebra al Club de Futbol Irapuato en Guanajuato.
Como era de esperarse, Aguirre ganó las elecciones a la gubernatura guanajuatense frente a Vicente Fox. Sin embargo, ante las protestas de fraude, fue obligado por el presidente Carlos Salinas a renunciar al cargo.
El siguiente director de la Lotería Nacional fue Javier García Paniagua, hijo del ilustre general Marcelino García Barragán, secretario de Defensa en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, quien fue uno de los responsables de la masacre de Tlatelolco y protagonista de la vieja guardia priista.
También era hermano de Marcelino García Paniagua, quien fuera presidente del Club Guadalajara y presidente de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) de 1988 a 1994.
Javier García Paniagua no solo pertenecía a una familia política con reputación de caciques de Jalisco, sino que también labró su carrera en la columna vertebral de la élite de la política mexicana de los años 70.
Fue titular de la Dirección Federal de Seguridad, de la Secretaría de Gobernación, del PRI y de la Reforma Agraria, hasta que en 1981 sus pretensiones de ser presidente de la República y su descontento con la candidatura de Miguel de la Madrid terminaron con su ascenso político.
No fue sino hasta 1991 que recibió el encargo de dirigir a la Lotería Nacional, solo para crear un sorteo magno con la imagen de Carlos Salinas de Gortari para después retirarse de la política una vez más.
Por cierto, su hijo Javier García Morales fue ejecutado presuntamente por tener vínculos con el crimen organizado y su nieto, Omar García Harfuch es el actual secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México en la administración de Claudia Sheinbaum.
El siguiente director de la Lotería Nacional fue Manuel Alonso Muñoz, exvocero del expresidente Miguel de la Madrid y quien en 1997 se convertiría en el dueño del periódico Uno más uno.
Lo sucedió en el cargo Emilio Gamboa Patrón, para entonces exsecretario particular de Miguel de la Madrid y exsecretario de Comunicaciones y Transportes. El mismo que se vio involucrado en 2006 en la red de pederastia ligada al poder político y la persecución de la periodista Lydia Cacho.
En 1997 Pronósticos Deportivos protagonizó un escándalo relacionado con partidos arreglados, en donde árbitros y federativos se ponían de acuerdo para llenar sus quinielas.
El último director de la Lotería Nacional de esta era priísta fue Carlos Salomón Cámara, de 1995 a 2000, quien venía de ser el Director General de Comunicación Social de la Presidencia de Ernesto Zedillo.
La Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam) detectó desvíos por 2 millones 700 mil pesos del Programa de Donativos, donde varios “funcionarios simularon entregar donativos a supuestos beneficiarios particulares”.
Carlos Salomón Cámara también fue acusado de beneficiar a empresarios cercanos a él con agencias expendedoras de billetes de lotería.
Ya en el 2000, quizá porque era inminente la transición del gobierno priista al panista, comenzaron a filtrarse secretos de la Lotería Nacional ligados a corrupción y abuso.
El 16 de diciembre del 2000, el periodista Ernesto Villanueva publicó en la revista Proceso un artículo en el que pregunta hacia dónde van los casi 5 mil millones de pesos que se recaudaron ese año por concepto de billetes de lotería vendidos.
Villanueva cierra el artículo con buenas intenciones: “si es verdad, como lo es, que el nuevo gobierno tiene una voluntad de cambio, deberá ofrecer ya respuestas que hagan diferencia con el pasado inmediato”, en el tema de la Lotería Nacional.
La era panista
Ya en el sexenio de Vicente Fox, la directora de la Lotería Nacional fue Laura Valdés, quien en 2002 declaró que “la Lotería Nacional pasó de ser señalada por décadas como ‘caja chica’ del gobierno federal y la institución más corrupta, a la ‘caja de cristal’ en la que los mexicanos pueden ver cómo se manejan los sorteos y se asignan los recursos para la asistencia pública”.
Sin embargo, la directora fue removida en 2004 luego de que fue acusada de desviar recursos de la Lotería Nacional hacia la fundación Vamos México de Martha Sahagún, esposa de Vicente Fox.
También en este año se decretó la nueva denominación de Pronósticos Deportivos para la asistencia Pública, con el cual este organismo quedaba subordinado a Lotenal.
Y en 2003, Pronósticos tuvo otro episodio de sospecha, cuando varios funcionarios fueron acusados de un fraude de más de 50 millones de pesos pero fueron exonerados.
El encargado de cerrar el sexenio en Lotería Nacional fue Tomás Ruiz González, un abogado cercano a Elba Esther Gordillo que en 2006, dos días antes de renunciar a la Lotería Nacional, se convertiría en el presidente del partido Nueva Alianza.
Por cierto, Ruiz González fue nombrado Secretario de Finanzas en el gobierno de Javier Duarte en Veracruz (2010).
Es así como llegamos al gobierno de Felipe Calderón y a la era de Francisco Yáñez Herrera al frente de la Lotería Nacional de 2006 a 2009, uno de los hombres clave de Gordillo y famoso por haber acumulado una fortuna en nueve años.
Según declaró la propia Elba Esther Gordillo, acordó apoyar a Felipe Calderón en su candidatura a la presidencia en 2006 “previos arreglos de orden político que no deben avergonzar a nadie”, entre los cuales estaba la dirección de Yáñez.
Francisco Yáñez también estuvo implicado en el juicio contra Gordillo, como prestanombres de la lideresa magisterial.
Es curioso que durante su gestión, el gobernador de Veracruz de ese entonces, Fidel Herrera, ganó un sorteo de la Lotería Nacional por segunda vez. Javier Duarte lo ganó en 2010, el año en que se convirtió en gobernador de Veracruz.
También en su gestión la Lotería Nacional dejó de hacer aportaciones a la asistencia pública, según la Auditoría Superior de la Federación. Además comenzaron los problemas financieros con la entrada en vigor del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), el cual estaba obligada a pagar.
Miguel Ángel Jiménez Godínez, presidente del partido Nueva Alianza de 2005 a 2006, arribó a la dirección de Lotería Nacional en 2009. Renunció ese mismo año envuelto en un escándalo de corrupción, según la revista Proceso, “al querer comprar espacios para la propaganda del candidato del PAN al gobierno de Campeche, Mario Ávila, con recursos de la Lotenal”.
Sin embargo, la dirección de la Lotería Nacional siguió bajo el mando de un hombre cercano a Elba Esther Gordillo: Benjamín González Roaro, envuelto también en un fraude en 2006 cuando era director del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
El ocaso de la ‘caja chica’
González Roaro tuvo la habilidad de mantenerse en el sexenio de Enrique Peña Nieto como director de Lotenal, hasta que fue sustituido en 2013 por María Esther Scherman.
A Scherman le tocó privatizar la distribución de sus productos de juego a un amigo del presidente, Martín Bringas, para enfrentar la severa crisis económica del organismo.
En este sexenio ocurrió el mega fraude de Melate, en donde trabajadores de Pronósticos y empleados de Just Marketing (encargados de grabar el sorteo ‘en vivo’), se confabularon para dividirse 160 millones de pesos.
Un caso muy peculiar que ocurrió a prinCIpios de 2012. De acuerdo con la crónica de Aristegui Noticias, el fraude consistió en simular que el sorteo era transmitido en vivo cuando en realidad había sido grabado previamente y en privado.
Pasaron el video grabado frente a una interventora de la Secretaría de Gobernación haciéndole creer que el sorteo se llevaba a cabo en tiempo real, pero ellos ya sabían cuáles eran los números ganadores.
En 2015, el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, nombró a Pedro Pablo Treviño Villarreal como director tanto de Lotería Nacional como de Pronósticos Deportivos para la Asistencia Pública, en lo que significaba la primera fase, ya en 2016, para su fusión.
En 2017, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) anunció que Lotenal estaba al borde de la quiebra. A partir de entonces las noticias de este organismo tenían que ver con la manera de rescatarlo, entregando premios en especie como autos o viviendas.
A finales de ese año, Pablo Treviño presentó su renuncia por motivos personales y para atender proyectos profesionales en su estado natal, poniendo fin -al parecer- a una era en la que ese puesto era sinónimo de poder, financiamiento e influencia política.
El epílogo fue Eugenio Garza Riva Palacio quien solo se encargó de Lotenal los últimos seis meses del gobierno de Peña Nieto.
El director de Lotería Nacional en la administración de Andrés Manuel López Obrador es Ernesto Prieto, quien declaró que en 11 años la institución no generó recursos, con un déficit de cinco mil millones de pesos desde 2008.
A Prieto le tocó la abrogación de la Ley Orgánica de la Lotería Nacional, que subordina a este organismo a Pronósticos para la Asistencia Pública.
La rifa del avión presidencial es importante pues es el punto de arranque de la función que la Lotería tomará en el actual sexenio.
Fuente.-
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