Quizá no
nos dimos cuenta de cuando inició, pero el juego de la pelota dura (o de
pedradas y hasta "peñascazos") ya comenzó.
Este Gobierno que agoniza no se "irá silenciosamente hasta perderse entre la noche": piensa pelear con todo hasta el último momento contra toda persona u organismo que le represente adversario, crítica o problemas de imagen o sea percibido como un escollo para la retención del poder.
Ya sea eternizando como Fiscal General por NUEVE AÑOS al actual Procurador, el amigo Cervantes (y así gozar de impunidad este sexenio), o empleando a la maquinaria del Estado PGR, SAT, Segob, Secretaría de Economía, todas, para intimidar, silenciar o -cuando se pueda- comprar a la disidencia y acallar la crítica o sofocar la oposición.
Con tristeza les avisamos, amigos, que la administración de Peña Nieto está en pie de guerra, claro está, como siempre encubierta, en lo oscurito, escondida, con disimulo, desparpajo y la firme obsesión de no soltar el poder bajo ningún concepto y por ningún motivo.
Aunque para ello deba pagar un alto precio, y en el camino pisotear leyes, costumbres o los linderos de la ética y la moral.
Esto explica -y a la vez indica-, por ejemplo, la preponderancia de esta táctica hoy a poco menos de un año de la elección presidencial del 2018, el último episodio de la telenovela "Gobierno Espía" que tiene como nueva víctima al joven empresario de distinguida estirpe, Claudio X. González Guajardo.
El ya famoso Citizen Lab en Estados Unidos determinó que él también, al frente de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, fue espiado y su privacidad violada por la vía del programa Pegasus, desarrollado por una empresa israelí, y adquirido por el Gobierno mexicano.
Obvio, al igual que en los otros casos descubiertos, nuestro Gobierno niega todo y se nos ofrece como blanca palomita incapaz de hacerle daño a nadie.
Que la opinión pública nacional le crea o no es harina de otro costal y tiene mucho que ver con cómo cada quien percibe los antecedentes, ie., la respuesta virulenta del Gobierno peñanietista a críticas contra su administración expresadas en medios extranjeros.
Interesante resulta, igualmente, que aparejada a esta revelación del espionaje a este personaje viene otra: que el Presidente Peña pudiera haberle pedido al padre del líder de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, don Claudio X. González L., que le dijera a su hijo que le bajara a la crítica contra su Gobierno con el tema de la corrupción.
Igualmente, esto ha sido negado, agregado por la oficina de la Presidencia el colofón de que el Presidente "respeta la crítica venga de donde venga".
Poco o nada importa que los hechos -tras cinco años de Gobierno- indiquen lo contrario: que ni el Presidente, ni un buen número de sus Secretarios, aceptan crítica alguna y, al contrario, muestran molestia e intolerancia abiertamente contra ella.
El titular de la SCT, Ruiz Esparza, siendo uno de ellos, pues ataca públicamente a medios que critican su desempeño, mientras paga a otros carretadas de dinero para que lo halaguen, o cuando menos para que no se sumen a las críticas por su pésimo desempeño, en relación al socavón y a otros gazapos por él cometidos.
Dícese en la grilla capitalina que otro de estos Secretarios que acallan la crítica a billetazos -o bien, garrotazos- es el Secretario de Gobernación, Osorio Chong, quien es el encargado de "repartir los dulces", esto es, rompiendo la piñata con quienes los alaban y pintándoles un dedo o tirándoles una patada, a quienes critican su actuación o la del Presidente.
Oigan, y a propósito, ¿ya encontraron a los 43 estudiantes perdidos de Ayotzinapa?
O qué, ¿no se puede preguntar, bajo riesgo de que nos caiga la Gestapo mañana más rápido que el derechazo rompedientes del décimo round que Mayweather le colocó a McGregor?
Preparémonos, entonces, amigos, para este juego de PELOTA DURA que ya hoy mismo se disputa en nuestro México Mágico, en el que si no hay flatulencia fuerte, nos aburrimos y si no podemos con los problemas que tenemos, inventamos otros más para que no se acaben nunca.
Porque a río revuelto, ganancia de "priiscadores".
Fuente.-Columna/fricase@elnorte.com
Este Gobierno que agoniza no se "irá silenciosamente hasta perderse entre la noche": piensa pelear con todo hasta el último momento contra toda persona u organismo que le represente adversario, crítica o problemas de imagen o sea percibido como un escollo para la retención del poder.
Ya sea eternizando como Fiscal General por NUEVE AÑOS al actual Procurador, el amigo Cervantes (y así gozar de impunidad este sexenio), o empleando a la maquinaria del Estado PGR, SAT, Segob, Secretaría de Economía, todas, para intimidar, silenciar o -cuando se pueda- comprar a la disidencia y acallar la crítica o sofocar la oposición.
Con tristeza les avisamos, amigos, que la administración de Peña Nieto está en pie de guerra, claro está, como siempre encubierta, en lo oscurito, escondida, con disimulo, desparpajo y la firme obsesión de no soltar el poder bajo ningún concepto y por ningún motivo.
Aunque para ello deba pagar un alto precio, y en el camino pisotear leyes, costumbres o los linderos de la ética y la moral.
Esto explica -y a la vez indica-, por ejemplo, la preponderancia de esta táctica hoy a poco menos de un año de la elección presidencial del 2018, el último episodio de la telenovela "Gobierno Espía" que tiene como nueva víctima al joven empresario de distinguida estirpe, Claudio X. González Guajardo.
El ya famoso Citizen Lab en Estados Unidos determinó que él también, al frente de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, fue espiado y su privacidad violada por la vía del programa Pegasus, desarrollado por una empresa israelí, y adquirido por el Gobierno mexicano.
Obvio, al igual que en los otros casos descubiertos, nuestro Gobierno niega todo y se nos ofrece como blanca palomita incapaz de hacerle daño a nadie.
Que la opinión pública nacional le crea o no es harina de otro costal y tiene mucho que ver con cómo cada quien percibe los antecedentes, ie., la respuesta virulenta del Gobierno peñanietista a críticas contra su administración expresadas en medios extranjeros.
Interesante resulta, igualmente, que aparejada a esta revelación del espionaje a este personaje viene otra: que el Presidente Peña pudiera haberle pedido al padre del líder de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, don Claudio X. González L., que le dijera a su hijo que le bajara a la crítica contra su Gobierno con el tema de la corrupción.
Igualmente, esto ha sido negado, agregado por la oficina de la Presidencia el colofón de que el Presidente "respeta la crítica venga de donde venga".
Poco o nada importa que los hechos -tras cinco años de Gobierno- indiquen lo contrario: que ni el Presidente, ni un buen número de sus Secretarios, aceptan crítica alguna y, al contrario, muestran molestia e intolerancia abiertamente contra ella.
El titular de la SCT, Ruiz Esparza, siendo uno de ellos, pues ataca públicamente a medios que critican su desempeño, mientras paga a otros carretadas de dinero para que lo halaguen, o cuando menos para que no se sumen a las críticas por su pésimo desempeño, en relación al socavón y a otros gazapos por él cometidos.
Dícese en la grilla capitalina que otro de estos Secretarios que acallan la crítica a billetazos -o bien, garrotazos- es el Secretario de Gobernación, Osorio Chong, quien es el encargado de "repartir los dulces", esto es, rompiendo la piñata con quienes los alaban y pintándoles un dedo o tirándoles una patada, a quienes critican su actuación o la del Presidente.
Oigan, y a propósito, ¿ya encontraron a los 43 estudiantes perdidos de Ayotzinapa?
O qué, ¿no se puede preguntar, bajo riesgo de que nos caiga la Gestapo mañana más rápido que el derechazo rompedientes del décimo round que Mayweather le colocó a McGregor?
Preparémonos, entonces, amigos, para este juego de PELOTA DURA que ya hoy mismo se disputa en nuestro México Mágico, en el que si no hay flatulencia fuerte, nos aburrimos y si no podemos con los problemas que tenemos, inventamos otros más para que no se acaben nunca.
Porque a río revuelto, ganancia de "priiscadores".
Fuente.-Columna/fricase@elnorte.com
(Imagen/Intenet)
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