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Tardó en irse el comisionado de la Policía Federal; vivía horas extra en el cargo más alto de la Policía Federal (PF), institución marcada por signos de ineficacia, desprestigio, opacidad y ausencia de credibilidad...
El cese fulminante, anunciado por el secretario de Gobernación, argumenta que el Presidente de la República tomó la decisión para facilitar a las autoridades una investigación transparente de lo ocurrido el 22 de mayo de 2015 en Tanhuato ante el uso excesivo de la fuerza policial, documentado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
¿El despido de Galindo es la salida digna a un asunto indigno?
Tanhuato podrá ser la gota que derramó el vaso, pero el comisionado Galindo no sólo se va por eso; bajo su mando, la PF se distinguió por otros abusos de fuerza y carencia de protocolos en situaciones comprometidas.
Eslabones de la cadena de excesos cometidos por la PF son el enfrentamiento de Nochixtlán, Oaxaca, con saldo de ocho muertos, y la incursión en Apatzingán, Michoacán, del 6 de enero del año pasado, con saldo de 16 víctimas mortales.
En ninguno de los tres hechos se ha dado un deslinde claro de responsabilidades, mucho menos ha habido castigo a los culpables.
¿Será que el gobierno no soporta más el dolor de las críticas internacionales que lo acusan de no respetar los Derechos Humanos y con el despido de Galindo pretende mandar un mensaje en sentido contrario?
Visto así, el cese del funcionario parece injusto, si recordamos que durante los 3 años y ocho meses en tan alto cargo, Galindo recapturó a El Chapo, La Tuta, y detuvo a los esposos Abarca, cómplices de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, la liberación de más de 2 mil 500 secuestrados y la consignación de más de mil 500 plagiarios.
El problema en la PF no se resuelve con un cambio de hombres. El abogado Manelich Castilla, maestro en Ciencias Penales, ex comisionado de la Gendarmería Nacional, llega a ocupar el puesto en una situación comprometida. Su papel no solo será dirigir con eficacia las operaciones cotidianas de la PF sino realizar un ejercicio de limpieza profunda, revisar procedimientos para garantizar el cumplimiento de la ley, promover el castigo a policías responsables de excesos y delitos… ¿y evitar las quejas de los victimarios por malos tratos y atropellos a sus Derechos Humanos?
Fuente.-@JoseCardenas1
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