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jueves, 18 de febrero de 2016

En "MASACRE del TOPO CHICO",la "OMISION del BRONCO" y la "TIMIDEZ del GENERAL ANTUNEZ"...si le van a "sacar al peligro",para que se alquilan.


El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez “El Bronco”, no estaba metido en la corrupción. Ni tampoco enterado del miasma infinito de la cárcel de Topo Chico. Pecado de omisión.

En cambio, el general Cuauhtémoc Antúnez deberá sumar a sus muchas culpas los 49 muertos en dicho penal.

El general, secretario de seguridad pública de Nuevo León con la venía de la Sedena, fue acusado de la muerte de los estudiantes en el Tecnológico de Monterrey, Jorge Antonio Mercado y Javier Arredondo Rodríguez en un “enfrentamiento” a cual más de sospechoso.

Junto a estas muertes están las de una pareja, Juan Carlos Peña Chavarría y Rocío Elías Garza, asesinados por soldados en el municipio de Anáhuac, Nuevo León, por, presuntamente, ser narcotraficantes. Ambos hechos violentos sucedieron cuando el general Antúnez era comandante de la 7ª zona militar, entre 2008 y 2010.

No ha habido castigo para los asesinos. Por el contrario, poco después se le ascendió a general de división.

Si alguien tiene que haber estado enterado de lo que pasaba en la cárcel de Topo Chico, es él. Y su obligación, una vez comenzada la riña, era entrar a detenerla. No lo hizo. No tiene escapatoria.

La omisión política de los políticos es una constante en el tema de las cárceles mexicanas. En todos los foros he dicho que no les interesan. Ni en el Gobierno federal ni en los estatales. Son males que prefieren olvidar, cerrar los ojos, o recibir comisiones de los “negocios” que ahí se desarrollan.
No hablamos de unos cuantos pesos. En una cárcel, más todavía si esta superpoblada como Topo Chico, se tiene que pagar por todo. Hasta por introducir papel de baño. El “truco” para esta corrupción es que se ha pospuesto desde siempre su reglamentación. Asombrosamente, nuestras cárceles no tienen reglamento vigente, salvo excepciones.

Y ahí es donde todos se aprovechan. ¿Por qué los gobernadores no se han interesado en esta reglamentación? Por dinero. El tema central del caos de las cárceles mexicanas es el presupuesto, la falta de dinero etiquetado para su funcionamiento. Y si hubiese reglamento, los gobernadores se verían obligados a gastar en uniformes, servicio médico, implementación de instalaciones, comedores, maestros, sicólogos, todo lo indispensable para que las cárceles sean lugar propicio para la reinserción social.

Sobre todo, para que nuestras cárceles sean un lugar donde existe orden y se obedezca la ley.

En ningún otro sitio hay tanto espacio para el control. Los peores criminales se convierten en “reos”, en prisioneros sujetos a reglas. Por eso es inmoral que se haya permitido este desastre consentido.

No hay reglamentación, tampoco, para la ubicación de reos federales. Otra vez el dinero. Porque la federación paga al Estado su manutención. Y tan sólo por comida paga tres veces lo que gastan gobiernos estatales, aproximadamente 150 pesos por cada reo.

Si se pretende que con 50 pesos se den tres alimentos balanceados cada día a cada interno, la ecuación va mal desde el inicio. Por eso se prefiere dejar las cocinas al manejo de cada director, a su bolsillo. Y se abren las puertas para introducir alimentos, previo pago a la autoridad. Y, también, se permiten “tiendas” y “restaurantes” a su interior. Para no tener que hacerse cargo. Para no darles de comer.

La federación lo permite. Cierra, cómodamente, los ojos. El responsable del sistema carcelario, Eduardo Guerrero, puso orden en Chihuahua, pero hoy juega a la conveniente pereza. Renato Sales no podía, no debía haber ignorado la necesidad de cambiar a cárceles federales a los presos que son considerados como “peligrosos”. Los mismos 200 que fueron trasladados después del pleito desbocado a su interior.

¿Por qué no los trasladaron? Porque quieren mantener en orden, limpias, bonitas sus cárceles federales que ya comenzaban a estar sobrepobladas. Y quieren, esta sombra va a perseguir a Renato si no hace algo, que el miasma sea en botas de otros, en la provincia olvidada del centro. Así va a fracasar el Gobierno, el país, con ellos.

No hay leyes comunes, pero sobre todo no hay un presupuesto común, a cárceles federales y/o estatales. Ese es el principio del caos. Como tampoco hay verdadero interés en ninguno.

Así que repartamos: Omisión para “El Bronco”, culpa para el general e ¿ignorancia? para Renato…

fuente.-


Isabel Arvide
@isabelarvide



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