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miércoles, 6 de mayo de 2015

La "VIOLENCIA NO PARA"...y las PROMESAS "TAMPOCO".


El 30 de marzo pasado, el Presidente Enrique Peña Nieto afirmó que, aunque falta mucho por hacer, “resulta alentador que la estrategia puesta en marcha de prevención, de coordinación, de fortalecimiento a las instituciones de seguridad está dando resultados”.
Mexico,D.F 06/May/2015 Durante una gira por Toluca, la capital del Estado de México, entidad que él mismo gobernó y que se ha convertido en el foro preferido del Primer Mandatario para presumir los “avances” de su administración, también planteó que “incluso los más escépticos, los más críticos, reconocen que hoy hay índices de una mejor seguridad en todo el país”.
Como ha sucedido en los 29 meses que lleva su sexenio, las cifras y los hechos no encajan con el optimismo del Jefe del Ejecutivo federal ni con la de los funcionarios que integran el gabinete de seguridad.
Ayer, luego de hechos inéditos y en los que el crimen organizado puso en jaque a las fuerzas estatales y federales en Jalisco y sitió a Guadalaraja, la tercera ciudad más importante de la República, al grado de derribar un helicóptero de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con un lanzacohetes RPG –un arma de alto poder fabricada en Rusia–, el Presidente Peña Nieto prometió, una vez más, que continuará trabajando “para mejorar las condiciones de seguridad y de justicia en nuestro país”.
Sin embargo, tras lo ocurrido en Jalisco, y la violencia que también se ha desatado recientemente en otros estados del país, los expertos en seguridad advierten que el crimen organizado está hoy más equipado de armamento que nunca y, además, muestra también una mayor sofisticación militar, lo que evidencia que la estrategia contra el narcotráfico que en diciembre de 2006 implementó el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa, y que fue adoptada por el actual Gobierno federal, ha sido un fracaso rotundo.
Ayer, algunos de los diarios más prestigiados en el mundo dieron cuenta de esa situación y del riesgo que se corre si el Gobierno federal no ataca la corrupción entre sus filas y, luego, encuentra una fórmula para contener la violencia que se desata tras las aprehensiones de grandes capos y que da lugar a la formación de más y más grupos que se desprendan de los cárteles supuestamente desmembrados.
Guillermo Valdés Castellanos, ex director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), dijo en entrevista con el diario estadounidense The Wall Street Journal que el ataque al helicóptero Cougar Mat. 1009 del Ejército mexicano “significa que el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) es una poderosa organización con el dinero para adquirir armas de gran alcance, formar pequeños ejércitos y entrenar a su gente en el uso de estas armas. Estas personas han tenido RPGs por un largo tiempo, pero es la primera vez que les disparan contra un helicóptero”.
En tanto, Eduardo Guerrero Gutiérrez, experto en seguridad y también ex asesor del Cisen, dijo al influyente diario The Guardian que ese grupo criminal ha desarrollado un “modelo perfeccionado” de operaciones que combina la sofisticación militar y la potencia de fuego de Los Zetas, con una capacidad para infiltrarse en las autoridades, asociada comúnmente con el Cártel de Sinaloa.
El también socio fundador de Lantia Consultores añadió que el gobierno puede ganar en una próxima y prolongada batalla contra el Cártel Jalisco Nueva Generación, aunque destacó que esto no traería necesariamente la paz. “El mayor desafío del Gobierno sigue siendo la manera de contener la violencia de los grupos más pequeños que se forman después de que los grandes se desintegran”, dijo al diario británico.
El sábado pasado, SinEmbargo publicó una entrevista con Samuel González Ruiz, ex jefe de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada, antecesora de la SEIDO [Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada], y quien conoce a cabalidad las entrañas de la estrategia anti crimen implementada en el país desde el sexenio de Felipe Calderón.
González Ruiz advirtió que el Estado “tiene que tomar el control del territorio y no estamos hablando nada más de la lucha antidrogas; la delincuencia organizada controla 26 tipos distintos de delitos que no sólo son drogas, también es secuestro, extorsión, piratería y otros que les dejan el control de los mercados ilícitos; no sólo estamos hablando de drogas sino de un control más fuerte”.
Mientras que Martín Gabriel Barrón Cruz, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), fue contundente: “La fuerza de los grupos de narcotraficantes no ha disminuido por más que se haga por parte de las autoridades federales un balance positivo. A pesar de las detenciones de los líderes y organizaciones no implica que la fuerza haya disminuido. El descabezamiento no acaba con los grupos eso es lo que no se quiere ver. El hecho de privar de la vida o de la libertad a algún líder no termina con el fenómeno; una forma de expresarlo por parte de las organizaciones de la delincuencia organizada parte de esa fuerza, son este tipo de sucesos que estamos viendo, como los narcobloqueos, esta es una muestra de la capacidad de respuesta que pueden tener las organizaciones delictivas cuando se intenta hacer una operación en su contra”.
En este contexto, hay una necesidad urgente de que el Estado mexicano deje de prometer y actúe de una vez por todas para frenar la corrupción, que es la puerta de la impunidad para los criminales, y luego cortar también los flujos de dinero que estos cárteles generan para disminuir su capacidad de operación y de compra de armamento sofisticado.
Luego, también, está el invertir en la educación y abrir puertas al desarrollo de los infantes y jóvenes del país, que están en miseria y, por tanto, vulnerables ante quienes les ofrecen dinero por matar y delinquir.
Pero si esta urgencia no se reconoce y todo se queda en promesas, la situación se degradará aún más, y lo que hoy vemos será recordado sólo como una pequeñez.

Fuente.-SinEmbargo

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