Los elementos de la policía se valieron de la buena voluntad de una familiar de los presuntos secuestradores quien consiguió, hablando con ellos por teléfono, que se entregaran.
La versión.
Parada a unos metros de la vivienda marcada con el número 1158 de la calle Tarahumaras, la mujer se estrujaba las manos y platicaba con otra de sus familiares que llegaron buscando a un hermano que, al parecer, estaba dentro de la vivienda al momento de la balacera.
“Y les hablaron por teléfono y hablaron con ellos, le dijeron que iban a salir y que los iban a dejar vivos y en cuanto salieron a “chingazo limpio” los tenían, uno de verde, de esos que venían encapuchados y les grité por qué les están pegando si ustedes dijeron y aquí estaban las ambulancias para sacarlos, porque ellos dijeron que estaban heridos y yo les decía que estaban heridos, que ellos se iban a rendir”.
La confirmación.
La mujer aseguró que ella vio cuando los elementos policiales golpeaban a los detenidos cuando estos se entregaban. “A nosotros nos tocó verlo; fue cuando le estaban hablando y les dije que me pasaran al familiar de nosotros y le dije al comandante que quería hablar con ellos y ya se fueron para allá a hablar con ellos y fue cuando salieron los muchachos”.
Refuerzos.
Decenas de elementos de diferentes corporaciones acudieron en apoyo a los agentes de la UEA que estaban en el lugar de la balacera.
Evidencias.
La camioneta cheyenne fue impactada cuando con el “Tiger” los policías abrieron el portón para poder ingresar a la vivienda marcada con el número 1158.
Escena.
Decenas de casquillos de diferentes calibres quedaron regados en la banqueta; vecinos presumen que eran de los dos bandos, principalmente de los gatilleros.
Conglomeración.
Elementos de la Marina reforzaron el acordonamiento de la zona que implementaron elementos de las diferentes corporaciones policiales para evitar civiles lesionados.
Fuente.-DEBATE
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