lunes, 30 de abril de 2018

"POLIS" MEXICANOS INFILTRADOS en CARTEL PONEN el DEDO al "CHAPO" y lo ACUSAN de PARTICIPAR en ASESINATO de AGENTE de la DEA...no mato a la vaca pero ayudo a levantarle la pata.


Fiscales en Estados Unidos podrían presentar nuevos cargos en contra del fundador del Cártel de Sinaloa, Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera, por la muerte de siete ciudadanos estadounidenses, incluyendo el ex agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, asesinado en México en 1985.

Tres ex policías mexicanos, infiltrados en el Cártel de Guadalajara en los años ochenta, relataron a la cadena estadounidense WFAA, afiliada a ABC que fueron testigos de la participación de Guzmán Loera en los asesinatos que habrían tenido lugar entre 1984 y 1985.

Jorge Godoy López, ex agente de la Policía Judicial en Jalisco, estado donde surgió el Cártel de Guadalajara, señaló a la cadena que los estadounidenses fueron asesinados en un periodo de nueve semanas y afirma que fue testigo de la presunta participación de "El Chapo" en estas muertes.

"A él [Guzmán] le gusta cortar a la gente", dijo Godoy, quien ahora vive en Estados Unidos como testigo protegido, y aseguró que el capo se deleitaba con el derramamiento de sangre.

Un ex agente de la DEA, Héctor Berrellez, acusó al capo de estar involucrado en la muerte de Camarena Salazar y su piloto, el mexicano Alfredo Zavala Avelar.

"Él los torturó a ambos", dijo Berrellez. "['El Chapo'] estuvo involucrado en la tortura de Camarena", insistió.

Enrique Camarena Salazar era un agente que se infiltró en el Cártel de Guadalajara entre 1981 y 1985. Fue descubierto luego de que soldados mexicanos encontraron un plantío de marihuana de 100 hectáreas, propiedad del hoy prófugo Rafael Caro Quintero.

Godoy López explicó que los asesinatos de los siete estadounidenses habrían iniciado el 2 de diciembre de 1984, cuando Guzmán Loera, quien todavía no ocupaba un alto rango en el mundo criminal, presuntamente ayudó a asesinar a cuatro personas que realizaban un viaje a Guadalajara, Jalisco, en calidad de misioneros y que "cometieron el error de llamar a la puerta de un capo de la droga".

Los nombres de las víctimas son: Benjamín Mascareñas, de 29 años de edad; su esposa Pat, de 27; Dennis Carlson, de 32; y su esposa Rose, de 36 años. Sus cuerpos nunca fueron recuperados. Godoy y otros policías habrían presenciado el momento en el que el "El Chapo" les disparó.

Enrique Camarena Salazar fue asesinado en 1985.

El 30 de enero de 1985 habrían sido asesinados John Walker, un veterano de Vietnam, y Albert Radelat, un estudiante universitario, luego de haber entrado al restaurante La Langosta, en la capital de Jalisco, en el que se encontraban integrantes del Cártel de Guadalajara, entre ellos Caro Quintero, quienes los habrían confundido con agentes de la DEA.

Godoy aseguró que ese día él estaba vigilando la puerta del lugar cuando llegaron las dos personas. Walker preguntó si podía entrar, "está cerrado y por favor, tiene que irse. Por favor, váyase", respondió Godoy. Pero cuando se iban a retirar, Rafael Caro Quintero, quien fue condenado a 40 años por el asesinato de Camarena y hoy está prófugo, ordenó que sus hombres los metieran al restaurante.

Entrevistada por la cadena, Lourdes, hermana de Radelat, aseguró que entre más pronto se impusieran más cargos al capo "mejor".

Godoy López relató que el 7 de febrero de 1985, "El Chapo" fue designado para a para ayudar en el secuestro del piloto de Camarena, quien trasladó al agente al lugar donde se ubicaban los plantíos de marihuana.

Después fue llevado a la misma casa en la que Camarena estaba secuestrado.

Guzmán Loera está recluido desde el 19 de enero de 2017 en el Centro de Detención Metropolitano en Brooklyn, donde espera juicio por 17 cargos criminales.

Fuente.-

ASI de "LIMPIOS" MEADE y GOBIERNO,TAPARON CONTRATO de LIMPIEZA de 165 MILLONES en NOMBRE de la "SEGURIDAD NACIONAL"...la lana es la lana.


De diciembre de 2012 a agosto de 2015, en la Secretaría de Relaciones Exteriores, se cuidó que las áreas de trabajo estuvieran pulcras. José Antonio Meade Kuribreña era el titular de esa dependencia en cuya cartera está la diplomacia mexicana. En servicio de limpieza, en esos años, la Cancillería pagó más de 168 millones de pesos, de los que el contrato mayor fue por 165 millones con la empresa LavaTap. 

Ese dinero habría alcanzado para tres programas de atención a migrantes mexicanos y equivale a los ingresos hasta abril de las cinco candidaturas a la Presidencia en el presente proceso electoral. 

Pero los ciudadanos no pueden saber si ese recurso público fue bien empleado. Y no pueden saber si, ese ejército de miles de trabajadores que barrieron, sacudieron y abrillantaron los vidrios mientras los cubría el anonimato de la subcontratación, se desempeñaron en óptimas condiciones laborales. Con el argumento de “seguridad nacional”, la Cancillería reservó la parte técnica del contrato hasta 2021. 

Cuando fue Secretario de Relaciones Exteriores, de diciembre de 2012 a agosto de 2015, a José Antonio Meade Kuribreña le interesó tener limpios los sitios de trabajo. Eso revela el gasto bajo su gestión en esa dependencia en la que estuvo a cargo desde el primer minuto del peñanietismo hasta que presentó su renuncia para convertirse en Secretario de Desarrollo Social.

En un flujo para diferentes empresas outsourcing entre las cuales aparecen nombres de personas, la Cancillería gastó 168 millones 692 mil 789 pesos, una cantidad similar a los ingresos de las cinco candidaturas hasta abril en la presente contienda electoral y que habría alcanzado para tres programas de atención a migrantes mexicanos después de que Donald Trump ganara la Presidencia de Estados Unidos y amenazara con expatriarlos.

Para limpiar sus inmuebles en la Ciudad de México, la zona metropolitana y delegaciones foráneas, la SRE pagó un contrato de 165 millones 139 mil 276 pesos con la empresa LavaTap con vigencia del 31 de diciembre de 2013 al 31 de octubre de 2016. Pese a que ese convenio abarcaba las oficinas en la zona metropolitana y las delegaciones foráneas, la dependencia invirtió otros tres millones 553 mil 512 pesos en otras 26 contrataciones para asear durante un año esas mismas oficinas fuera de la Ciudad de México. Es decir, el servicio se contrató doblemente en el primer año del peñanietismo.

Según una revisión en el directorio de la dependencia, hay 168 oficinas repartidas en el mapa mexicano. La limpieza de cada una salió en promedio en 350 mil pesos al año, cuando hasta el término del sexenio de Felipe Calderón ese costo era de 80 mil pesos. Para este cálculo se tomó en cuenta el contrato más grande –el de LavaTap- y se añadieron los montos de los convenios en cada delegación foránea. Todo, según los datos en el Portal de Obligaciones y Transparencia.


Los ciudadanos no pueden conocer si quien ahora lucha por convertirse en Presidente de México hizo un buen gasto. En 2016, ya en la gestión de Claudia Ruiz Massieu (quien fue nombrada en agosto de 2015 en sustitución de Meade y renunció en enero de 2017), el contrato por los 165 millones con LavaTap se volvió inescrutable con una reserva de su parte técnica del 8 de agosto de 2016 al mismo día de 2021.

El argumento, especificado en el Índice de Expedientes Reservados de la SRE, es que el convenio contiene información sobre el acceso a las instalaciones estratégicas de la dependencia y debe evitarse su divulgación para no poner en riesgo los inmuebles, a los servidores públicos y a terceros. “De no ser así las personas externas pudiesen obtener información confidencial, lo que vulneraría la seguridad nacional”, se lee en la justificación.



La “seguridad nacional” es el argumento predominante en la reserva de información. El Gobierno de Enrique Peña Nieto mantiene con candado 12 millones 201 mil 657 expedientes. De las dependencias de Estado, la SRE es la sexta con más reserva, con 122 mil 816 carpetas. El cómo limpió sus oficinas en los primeros años del peñanietismo engrosa el cúmulo de estos asuntos negados ante los ciudadanos. Ahí está, al lado de temas de diplomacia, tratados internacionales o negociaciones con otros países. Convive con los temas estratégicos cuando se refiere más al compromiso de una empresa y sus trabajadores.

Más allá de la trayectoria del dinero público en el escondite de este contrato quedaron también las condiciones laborales de quienes en esos años limpiaron las oficinas de la cancillería bajo el esquema del outsourcing o subcontratación. Es una fuerza laboral integrada por miles de trabajadores, pero de los cuales, ni siquiera existe un censo, a pesar de que desde los 70 está permitida esta forma para realizar el aseo en oficinas públicas.

Se trata del segundo contrato más grande firmado por la Cancillería en 2013 cuando se iniciaba la Administración de Enrique Peña Nieto y Meade Kuribreña fue incorporado a su Gabinete. Sólo fue superado en monto por el seguro de gastos médicos para el personal del servicio exterior mexicano adscrito en el exterior que fue de 293 millones 161 mil 974 pesos.



Autor.- Linaloe R. Flores

"PARAQUAT": LA FUMIGACION ANTIDROGAS del EJERCITO en GUERRERO ACABA PLANTIOS y TAMBIEN ARBOLES,MILPAS,HUERTA y MALEZA...los cultivos ilícitos con todo y montaña.

En la Montaña de Guerrero llueve veneno. Con el pretexto de fumigar los sembradíos de amapola, helicópteros de la Sedena lanzan indiscriminadamente Paraquat, un potente herbicida que acaba con árboles, milpas, huertas y maleza. Las familias se empobrecen aún más. 
Zapotitlán de Tablas, Guerrero. Guadalupe fue guardando majada de chivo, limpió un campo que heredó de su papá y ahorró para contratar a unos peones que la ayudaran a hacer 60 hoyos. Entonces cercó, plantó y abonó algunas docenas de aguacates que le habían concedido por medio de un proyecto de la federal Secretaría de Agricultura, Ganadería Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). Sembró también 100 árboles de ocote que le proporcionó el Comisariado de Bienes Comunales, además de una milpa de maíz y unas cuantas plantas de calabaza.
Todo, en la Montaña de Guerrero, región donde la pobreza, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), es la que más personas expulsa, la mayoría indígenas, quienes salen de sus comunidades enganchadas como jornaleros agrícolas.
Guadalupe y su hijo salían cada día a regar lo sembrado, en especial los arboles de aguacate. Veían cómo, gracias a la composta orgánica, se implantaron en la tierra y crecían sanos. Era, cuenta esta mujer nahua de sonrisa amplia y mirada profunda, una forma de pensar en su futuro. “Como tengo hijos en la casa, hay que sembrar, porque el día de mañana a lo mejor se da y con eso nos vamos a sostener; porque, ya ve usté, uno cada día va envejeciendo y ya después no puede trabajar… Pero vino el gobierno”.
Guadalupe está sentada en una esquina de la mesa. Invita a comer pollo con mole y tortillas con chiles piquines. Intercala fluidamente palabras en nahua y español, dependiendo de a quién se dirija.  Llueve. Los guajolotes cloquean y el olor del adobe fresco se entremezcla con la luz tenue de la estancia.

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– ¿Y cómo vino el gobierno?
– El gobierno vino en helicópteros azules.
Los helicópteros azules eran de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) y formaban parte de operativos conjuntos de fumigación de cultivos de amapola con Paraquat, un herbicida de amplio espectro propiedad de la trasnacional Sygenta. Se trata de un químico tóxico para los seres humanos.
Aunque “rutinarias”, estas operaciones aéreas no se realizaban desde hace 10 años en esta zona de la Montaña. Casualmente fueron precedidas por la visita a puerta cerrada que realizara John Kelly, entonces secretario de Homeland Security del gobierno federal de Estados Unidos y hoy jefe de gabinete de la Casa Blanca, a las instalaciones de la Región Naval de Acapulco, donde se reunió con los secretarios de Marina y de la Defensa Nacional, almirante Vidal Francisco Soberón Sánz, y general Salvador Cienfuegos Zepeda, respectivamente.
El día que los helicópteros llegaron a Zapotitlán era 17 mayo de 2017. Con la fumigación, el objetivo de la Sedena era eliminar los plantíos de amapola del municipio, cultivo ilícito de acuerdo con la Ley General de Salud (artículo 235) y el Código Penal Federal, que contempla penas de prisión de entre 1 y 6 años para  “el que (…) siembre, cultive o coseche plantas de marihuana, amapola, hongos alucinógenos, peyote (…) cuando en él concurran escasa instrucción y extrema necesidad económica” (artículo 198), pero que supone un recurso de sobrevivencia económica para cientos de comunidades en el estado de Guerrero.
En medio del abandono y espolio, miles de personas cultivan el maíz bola (como llaman a la amapola), de cuyo bulbo se extrae la goma, vendida a los intermediarios por un precio que oscila entre los 6 mil y 20 mil pesos por kilo. Lo anterior, según acuerdos regionales y temporada, y  cuyo precio final llega a multiplicarse en Estados Unidos, donde la heroína China White puede alcanzar los 70 mil dólares por kilo, según investigaciones recientes del Transnational Institute. 
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Por necesidad extrema y razones históricas, es Guerrero, sólo después de Sinaloa, la entidad federativa con más plantíos de amapola. De acuerdo con el Monitoreo de Cultivos de Amapola 2014-2015 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por su sigla en inglés) alcanzan una extensión de unas 24 mil 800 hectáreas en toda la república. Sin embargo, el número se debe multiplicar por tres, al ser tres las cosechas al año. Es decir, en México se siembran unas 74 mil 700 hectáreas de amapola anualmente.
Los sembradíos de este opiáceo se extienden, por la Sierra Madre Occidental, en los estados de Sinaloa, Chihuahua, Durango y Nayarit; así como por la Sierra Madre del Sur, en los estados de Guerrero y Oaxaca.
“Daños colaterales”
El embate gubernamental para erradicar este cultivo (a todas luces no muy efectivo) también genera daños socioeconómicos y de salud a las familias. Los helicópteros no sólo fumigaron los cultivos de la planta Papaver somniferum de Zapotitlán sino gran parte de la barranca, secando todo en el pueblo: milpas de maíz, huertas de cilantro, pápalo, frijol, calabaza, plantíos de ocotes, y produciendo varias enfermedades entre la población, hasta el punto de que se cuenta con la denuncia de los lugareños acerca de que “un vecino murió de estrés, coraje y dolor de estómago” 3 semanas después de las fumigaciones, y que fue despachado del hospital de Tlapa sin siquiera darle el alta.
Tlapa de Comonfort es una pequeña ciudad enclavada en la Montaña. La única en toda la región con hospital de segundo nivel de atención.
– Andaba bien. Dice mi yerno que almorzaron… y al rato pidió un carro porque quisieron ir al hospital de Zapotitlán a ver qué cosa le iban a dar. Pero cuando llegaron, le dicen que ya no trabajaba sangre, que no se podía hacer nada, que ya no había remedio para él. Y pues, les dijeron, “llévatelo a Tlapa”. Luego, pues, llegando de Tlapa entrando ya no… ya no regresó –cuenta Toño, el hermano de Guadalupe, un hombre delgado que mira con detenimiento con el único ojo que le queda.

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En la estancia se filtra una luz ambarina que resaltan los miles de partículas de polvo flotantes. Historias similares se oyen de una familia de Tenampazapa, Tlacoapa, que se intoxicó tras comer quelites, y de varias personas que han acudido al hospital de Tlapa tras consumir alimentos sembrados cerca de los plantíos fumigados.
Las historias recuerdan a lo sucedido en otras latitudes, como la frontera colombo-ecuatoriana, donde las fumigaciones masivas de cultivos de coca con glifosato destruyeron la vida, la salud y los cultivos de la selva amazónica, llevando al gobierno ecuatoriano a interponer una denuncia ante el Tribunal Penal Internacional, con sede en La Haya, contra Colombia.
– Hacía 10 años que no fumigaban aquí en Zapotitlán –cuenta Guadalupe–. Pero ese 17 de mayo agarró parejito. Fue el primer y último día que comimos quesadillas de flores de calabaza. Mucha gente se quedó sin nada, y es mucha gente que de ahí se agarra. Mis aguacates se empezaron a secar de arriba y de ahí se fueron secando hasta el suelo. Las flores estaban así –dice mientras forma con las manos un palito erguido– pero ahora están así –y sus manos simulan estar tristes y pachuchas– y murieron, pues. Sembramos frijol, ejotes, maíz para comer elotes o a veces para venderlo y poder sostenernos, pero ahorita la gente se quedó sin nada.
Su hermano Toño y dos vecinas de la comunidad asienten. Toño cuenta que esa primavera sembró milpa: “un litro de maíz, pues, y adentro frijol porque el frijol se vende en Tlapa”.
Cuenta que el maíz estaba jiloteando: las plantas ya tenían elote pero aún tierno. Y estaba sosteniendo con varas las matas cuando vino la fumigación. Al tercer día de que fueron rociadas desde el helicóptero ya se estaban secando.
Toño alcanzó a sacar únicamente cuatro costales de cilantro. Lo demás lo regó y lo regó pero no se salvó: se secó todo. Ante la destrucción de su campo, Toño fue rejuntando los retoños medio vivos y fue sacando para sus burritos lo que pudo. En esto estaba, cuando lo encontró “el gobierno” (los militares).

– Señor, qué está usted haciendo –le dijeron–.
– Pues aquí estoy juntando para sembrar de nuevo.
– Échele ganas. Nosotros nomás vinimos aquí a dar la vuelta. 
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Ante la parálisis de la Asamblea de Bienes Comunales, que quedó en silencio, Guadalupe acudió, decidida, a la Sagarpa, en la cabecera municipal, para alertar de que sus aguacates habían sido destruidos. En la institución le dijeron que subirían en 2 o 3 semanas.
Ella, con la urgencia, se dirigió al Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, que recientemente había intercedido en el caso de un profesor de Acatepec, al que también le habían fumigado su plantío de garbanzos y que, tras varias visitas intimidatorias del Ejército a su casa y varios encuentros con el Batallón 93 de Tlapa, había acabado recibiendo una compensación de 40 mil pesos por parte de la Sedena.
Los campesinos saben que son “migajas” las que reciben de los militares. Pero es difícil resistirse en un estado donde priva la impunidad y donde las personas temen el uso desproporcionado de la fuerza, como ha ocurrido desde la década de 1970 con la Guerra Sucia, la masacre de Aguas Blancas, la violación sexual de las mujeres me’phaa Inés y Valentina, el asesinato del campesino nahua Bonfilio Rubio Villegas en un retén en Huamuxtitlán, o la complicidad de las autoridades en la desaparición de los 43 estudiantes de la normal rural Ayotzinapa, entre los más conocidos.
Tras la queja interpuesta por Guadalupe en Tlachinollan, el gobierno se presentó de nuevo en Zapotitlán. Esta vez lo hizo en dos carros del Ejército, con alrededor 20 militares, que se estacionaron en la cancha de la comunidad. Con miedo, la gente y hasta el Comisariado de Bienes Comunales, se escondió. Los soldados visitaron la casa de Guadalupe y la de una vecina, Rosita, que también había interpuesto una queja.
– Nosotras pensamos que nos iban a llevar por haber puesto la denuncia –cuenta Guadalupe–. Nos ofrecieron dinero, pero yo no quería dinero, lo que quería eran mis plantas, y entonces me dijeron: “Te vamos a sembrar las plantas, yo traigo todo el batallón y con el tiempo te vamos a sembrar todo…”.
Incluso, le dijeron que le darían 5 mil pesos por la milpa que le habían destruido, donde había sembrado poco más de 2 litros de grano de maíz. Nunca cumplieron.
– ¿Y una qué hace? –dice Rosita desde el escalón en el que se sienta, rodeada por sus hijos–. Es cierto que la gente tiene miedo de los guachos y de los federales, porque igual ha sembrado algo de plantita aunque sea un pedacito. Tiene miedo porque más antes, cuando los encontraban allí en la planta, los agarraban, los golpeaban, les quitaban sus huaraches, a veces se los llevaban… A mí casi no me ha pasado porque casi no voy, pero cuando pasan por cerca de mi casa pues nos encerramos.

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Si algo genera “el gobierno” (los militares) en las comunidades montañeras es miedo, impotencia y rabia.
El miedo impide que cuando se le pregunta a las personas directamente por los cultivos de amapola se refieran a ella solamente como “la planta”. Los peones que van a trabajar a estos sembradíos les pagan, quienes los contratan, 80 pesos por jornada. No se toma en cuenta los riesgos que se corren. Cuando los soldados entran a trozar la planta a esos sembradíos, siempre pasan por el pueblo para intimidar y como un mensaje de advertencia.
“Anteriormente, cuando nosotros crecimos, íbamos al cerro y tomábamos agua del cerro; pero ahorita no se puede ir a tomar agua al cerro porque está todo contaminado. Si vas y tomas agua de allá, llegas con diarrea, dolor de estómago, todo eso, ya es muy contaminada el agua”, cuenta Guadalupe. Los ojos de agua se van secando o están contaminados. El pueblo está cargado de memoria. Afuera llueve. 
Meses después
Casi 1 año después, es temporada seca, la estancia está más soleada, los niños han crecido, hay pápalo y de nuevo tortillas hechas a mano en el fogón, pero el gobierno sigue sin cumplir. No sólo no ha cumplido, sino que en enero de 2018 a Guadalupe le fue retirada la subvención de productividad rural de la Sagarpa y fue incluida en la lista negra de la institución porque no cuidó bien sus aguacates, “porque los aguacates se secaron y no debían secarse”.
Camina por la quebrada bajo el sol: plantíos, arroyos secos, burros, árboles de copa robusta y algún que otro bulbo seco y rayado de amapola, algunas familias cuidando su campo, ellas con los rebozos de los recién nacidos a la espalda, y los niños más grandes aprendiendo de la tierra.
Cualli tonaltin” (buenos días), “cualli tonaltin”, saludos, palabras, preguntas. Guadalupe cojea porque se lastimó la rodilla; hoy la está hinchada y sin la atención médica debida. Cuenta que en los meses que siguieron a la fumigación se endeudó por el préstamo de diez mil pesos más intereses que había solicitado para poder pagar a los peones que le ayudaron a cavar los hoyos para sembrar sus sesenta árboles de aguacate.
Este año su hermano y ella no sembraron milpa ni calabaza. Pudo más el miedo a perderlo todo de nuevo. Ella logró vender cuatro cajas de un aguacate criollo que floreció en la puerta de su casa. Cada caja se la pagaron en 400 pesos. No en balde le llaman al aguacate el oro verde en algunos lares, y se dedicó a vender raspados. Con eso pudo sobrevivir. 
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 Por su parte, ante la destrucción de sus milpas, “esta temporada otros comuneros decidieron plantar [amapola]”, nos cuenta. Son deudas pendientes, son arrendamientos, es la necesidad de sobrevivir. Pareciera así que el efecto de la fumigación aérea de cultivos y los “errores de cálculo” que conlleva fuera exactamente el contrario a lo que, en teoría, se proponen los programas de erradicación y de control de drogas. Y a pesar de que hace algún tiempo se formularon algunos programas piloto de sustitución pactada y paulatina de cultivos ilícitos por cultivos alimenticios, nadie recuerda ya su existencia. Los programas que suponen alternativas de desarrollo se quedan en los escritorios, no así los fusiles de asalto FX-05 y M16, armas de cargo de los militares.
Guadalupe mira con tristeza su campo añorado de aguacates donde se levantan, quebrados, varios palos secos. En media docena de palos apenas despuntan, enfermizas, unas hojas salpicadas de quemaduras blancas. En comparación con el frondoso aguacate de un vecino que se salvó del Paraquat, estos árboles parecen cadáveres vivientes. Todavía puede verse la instalación de riego por goteo destinada a nutrir, según las indicaciones de los ingenieros de Sagarpa, el oro verde de esta tierra. A lo lejos, al otro lado de la barranca, se ve uno  rectángulo color carmín: “hasta allá estaba la planta el año pasado, allá lejos, y dijo el gobierno que no pudo cerrar el tanque a tiempo, ¿cómo es posible?”
A pesar de la mediación de los abogados de Tlachinollan y de la insistencia de Guadalupe, el procedimiento para que se haga justicia con su caso, o que se lleve a cabo una reparación del daño, sigue abierto. Si bien ella interpuso una queja ante la delegación de Acapulco de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y hubiera preferido denunciar, este proceso se presentaba largo, complicado, desgastante y arriesgado: los costos de traslado a la cabecera municipal son altos y prácticamente nadie en el municipio quiso testificar a su favor, por miedo, por falta de recursos.
Recientemente pobladores de algunos pueblos de la Montaña, como San Rafael, en Cochoapa el Grande, o Santa Cruz Yucucani, municipio de Tlacoachistlahuaca, se ha manifestado contra la destrucción de cultivos de amapola por parte del Ejército. El reclamoes: “Si el gobierno no quiere que sembremos droga, que nos mande ejote, chile, maíz y frijol para sembrar; que nos mande médicos y maestros”. La creencia de que sembrar amapola es violar la ley y que da carta blanca a detenciones arbitrarias sigue muy enraizada: “si me agarran, me encierran” piensa la gente, conocedora del historial de detenciones arbitrarias y presos a espera de juicio por la siembra de amapola y marihuana. 
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Sin testigos, Guadalupe, en un principio reticente, optó por terminar aceptando una compensación por parte de la Sedena, pero ni siquiera esto le ha llegado como es debido. Su procedimiento sigue abierto, y le han notificado una compensación de 20 mil pesos: el perito de la Procuraduría General de la República (PGR) que vino a documentar su campo sólo contabilizó el daño a las calabazas y algunos aguacates;  pero jamás consideró el campo de ocotes, ni la milpa, ni el tiempo de trabajo familiar invertido durante 3 meses, ni el coste del agua gastada, ni el interés de la deuda solicitada; ni mucho menos el valor que, una vez cosechados, hubieran tenido los aguacates cuando los árboles estuvieran rindiendo y que hubiera podido garantizar la educación de sus hijos y su “pensión” de vejez.
Camina de regreso a casa. Es preciso nutrir la tierra, es preciso volver a sembrar.
Fuente.-


A IN-UTILES del PRI y el PAN les RESULTARA "POCO UTIL" la ESTRATEGIA de "HAY VIENE el DIABLO"...la humildad es algo que el diablo no podria imitar y el miedo es una de sus herramientas.

En el PRI y en el Frente pueden estar escribiendo una mala historia. Eso de gritar que “ahí viene el diablo” puede resultarles tan inútil como contra indicado. Porque en los hechos, la campaña contra Andrés Manuel lo coloca, todos los días, en el centro de la discusión. Con un mensaje muy útil para sus verdaderos seguidores. Y, también, para una proporción muy grande de los indecisos.

El error podría venir de origen. De que, en ambas dirigencias, en los “cuartos de guerra”, entre los asesores de los candidatos presidenciales, la visión es del privilegio.

Sus integrantes son los que han resultado favorecidos por los gobiernos recientes, los que vienen de familias pudientes, los que se han rodeado toda su vida, de quienes no se preocupan por el precio de la gasolina. Ellos son los que diseñan campañas que no hacen mella en la inmensa fuerza electoral del tabasqueño.

Porque el mismo día de la magnificación de las declaraciones de Paco Ignacio Taibo hubo concentraciones populares en Tabasco apabullantes, que demuestran que muchos, miles de millones de personas creen ciegamente en Andrés Manuel.

Es una mala contabilidad la que diseña estas campañas. Donde no se toman en cuenta cuántos millones de mexicanos no tienen empresas ni resultarían afectados por una supuesta expropiación. A quiénes pasan cuatro horas del día en transporte colectivo para ir a un trabajo con salario que no cubre sus necesidades, no le asusta esta expresión.

Taibo, por su parte, es uno de los pocos escritores realmente conocido por la popularidad de sus libros. Y el fondo de lo que hablaba, hace tiempo, además, era la necesidad del apoyo popular a López Obrador ante la eventualidad de presiones de empresarios poderosos.

Para millones de mexicanos no hay pecado a perseguir en esto.

Insisto, la equivocación en el diseño de las campañas de miedo está en la contabilidad. Somos un país de pobres, y pobres muy pobres, y pobres muy pobres que han sido olvidados por los gobiernos. Si a esa inmensa mayoría logra llevar esperanza un candidato presidencial, es obvio que van a votar por él.

Se les olvida, además, que hay un núcleo social muy enojado, esa clase media y media baja y media muy baja, que se ha empobrecido cada sexenio. Y las declaraciones de Taibo pueden, todo lo indica, caer muy bien entre quienes no pueden pagar sus cuentas. Entre quienes sí van a votar con el estómago.

Lo cierto es que hay otro país. Muy lejano de quienes tienen su vida arreglada. Quienes tienen casa propia. Ingresos asegurados. Cuentas en dólares. Un país que no conocen los asesores de los candidatos Meade y Anaya. Y si me apuran, un país que ellos, los dos, insisten en excluir. Un país que no aparece ni en sus sueños. Un país con el que López Obrador se entiende…

Fuente.-Isabel Arvide
@isabelarvide
(Imagen/Web)

BALCONEAN VIDEO del "HAMPON ANAYA" DISPUESTO a UNIRSE a PEÑA NIETO CONTRA LOPEZ OBRADOR...y con el demonio si es necesario.

Durante la reunión privada que tuvo con directivos y empleados de Citibanamex, el pasado 27 de abril, Ricardo Anaya Cortés, candidato presidencial de la coalición “Por México al Frente”, se dijo dispuesto a hablar con el presidente Enrique Peña Nieto para “construir” una alianza que derrote a Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”. (VIDEO)

Esto contrasta con lo que Anaya Cortés dijo el pasado 6 marzo, cuando a pregunta expresa sobre si metería a la cárcel al titular del Poder Ejecutivo, afirmó que de demostrarse que cometió actos de corrupción, “por supuesto que sí, ya estuvo bueno de que haya intocables en nuestro país. Aquí, el que la haya hecho la tendrá que pagar y, por supuesto, incluye al presidente de la República, Enrique Peña Nieto”, comentó en conferencia de prensa, en ese entonces.
Ante diversas preguntas realizadas por el periodista Leonardo Antonio Curzio Gutiérrez,el candidato de la coalición integrada por los partidos políticos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), y del Movimiento Ciudadano (MC), dijo que: “Esta no es una elección más. En esta elección realmente está en juego el futuro del país. Y está muy claro en los números que nuestra coalición es la única que le puede ganar a Andrés Manuel López Obrador”.
“Entonces, yo lo que espero es que haya sensatez, que nos podamos sentar a la mesa a construir durante los próximos 65 días que restan de campaña. No me voy a ocupar de andar peleando con el PRI [Partido Revolucionario Institucional], me voy a ocupar de contrastar con López Obrador, que es a quien le tenemos que ganar esta elección”, dijo al ser interrumpido por los aplausos de los ejecutivos de la institución bancaria privada.
“Y yo esperaría también que haya un mínimo de sensatez”, señaló Anaya Cortés hasta que Curzio Gutiérrez lo interrumpió.
-“¿Esperarías o procurarías que hubiese eso? A ver, te lo pregunto directamente: Se publica nuevamente una nota, no muy sustentada, en un diario digital español diciendo ‘Anaya está siendo investigado por Europa’. Tú una cita con Peña para decirle: ‘A ver, señor, estamos discutiendo el futuro del país y aquí hay un conjunto de reformas frente a un señor que no quiere esas reformas’. ¿Tú esa cita se la pedirías y hablarías directamente con él, Peña Nieto?”, preguntó el periodista.
–”Mira, más que pedir la cita, y yo también les ruego que comprendan que tengo ser muy prudente si quiero ganar esta elección, decir: hay que hacer que las cosas sucedan de manera inteligente. Lo que te puedo decir, Leonardo, es:
la ruta es la de sumar esfuerzos [entre] los que queremos un país moderno, un país abierto al mundo, un país sin amnistías, un país con estado de derecho, un país con reforma educativa que siga avanzando y no un pacto que con la CNTE [Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación], que no ha hecho más que detener la educación en los estados en donde domina”, dijo Anaya Cortés, quien abundó:
“Yo estoy absolutamente abierto a construir con quienes haya que construir para ganar esta elección y darle viabilidad al futuro del país”, abundó el candidato presidencial. “¿Pero existe esa posibilidad?”, lo volvió a interrumpir Curzio Gutiérrez, a lo que Anaya Cortés respondió: “Digamos que sí”, mientras bajaba el micrófono.
Según el semanario Proceso, que publicó el video del evento de Citibanamex, fue el propio equipo de campaña de Anaya Cortés quien difundió la grabación de la reunión del candidato presidencial de la coalición “Por México al Frente” con los directivos de la institución bancaria privada, celebrada de manera privada el viernes pasado.
fuente.-

EL "COCHI" y las CONFESIONES del "RAPERO MACIZO",ESCORIAS del C.J.N.G....igual de criminal la impunidad que los prohija.

Christian Omar Palma, el rapero Qba que disolvió en ácido los cadáveres de tres estudiantes de cine, fue contratado por el Cártel Jalisco Nueva Generación, CJNG, en un taller mecánico al que entró a trabajar.
El sujeto que lo contrató, apodado El Cochi, le ofreció “los 1,500/2,000 pesos por la chamba en el taller” y “aparte 3,000 pesos a la semana por otro jale”.
De la declaración que Qba rindió ante un juez de control se desprende que un día vio la manera en que los encargados de la plaza de Tonalá, Jalisco, mataron a tres presuntos ladrones que robaban sin autorización del cártel.
Cuando ese asesinato fue perpetrado, El Cochi le dijo “que ya había visto cómo se mataba a un cabrón”, que “esto es lo que hacían ellos, y que en su momento yo iba a hacer lo que hacían ellos. Esto es que yo iba ser: sicario”.
“Le dije que sí le entraba”, agregó Qba.
El Cochi le dijo que lo que acababa de ver “no era nada”. Aún así, el rapero de 24 años de edad, autor de varios videos que han tenido casi 700 mil vistas en YouTube, estuvo de acuerdo.
Qba recordó que poco después lo llevaron a la casa en donde aquella célula del CJNG “pozoleaba” a sus víctimas. Al lado de unos tinacos estaba el cadáver desnudo “de uno de los chavos que matamos en el taller del Cochi”.
El Cochi le ordenó asomarse al interior de un tinaco. “Vi que estaba otro de los morros que habíamos matado en el taller, también estaba desnudo; me dijo que agarrara el cadáver del morro que estaba afuera del tinaco. Lo aventamos de cabeza al mismo”.
Cuando los tres cuerpos estuvieron colocados, le pidieron que “hiciera el paro de arrimar los botes con líquidos transparentes”. Qba arrimó cinco botes, que sus cómplices vaciaron. Supo que contenían ácido, “porque al respirar calaba”. Le ordenaron entonces que acercara una manguera y abriera la llave del agua.

Qba observó que en cuanto el agua cayó en el tinaco “hizo reacción con el ácido y se escuchaba que burbujeaba y empezó a salir humo y olía muy feo, como a animal muerto”.
Un minuto después, taparon el tinaco, lo sellaron con cinta y se retiraron.
De aquel tinaco, relató Qba, salieron “como siete botes de líquido café con un olor a animal muerto espeso, y como estaba espeso lo batíamos con un palo de escoba para que saliera por el desagüe del tinaco”.
Aquello fue todo lo que quedó de tres seres humanos. “De esos no quedó ni un hueso; todo se hizo líquido”, le dijo Qba al juez.
Es misma noche cargaron los botes en una camioneta. Una moto iba de punta, checando que no fuera a aparecer alguna patrulla e indicándoles a los otros por dónde debían ir. La siguieron hasta un baldío ubicado a 15 minutos de la casa. Eran las nueve de la noche. Nadie vio lo que hicieron. Vaciaron el contenido de los botes sobre la tierra y la hierba, y luego regresaron a la casa.
En la madrugada del 20 de marzo pasado, Qba recibió una llamada. “Habían trabajado e iban a ‘pozolear’”, relató el rapero.
Se vistió, le informó a su esposa que iba a pintar un coche en el taller del Cochi y abordó un Uber.
Esta vez, a un lado del grupo de tinacos, estaban tres personas sin vida. Los habían colocado desnudos, boca arriba, en fila. Dos de ellos tenían marcas de soga tanto en el cuello como en las muñecas. El tercero presentaba golpes en la cara y el cuerpo. En la pierna izquierda tenía una herida, “como si fuera un golpe y sangre”.
“No tenían signos, no respiraban”, testificó Qba.
Metieron dos cuerpos en un tinaco y al tercero, “de barba abundante como rojiza”, lo introdujeron en otro.
Al terminar de encintar los tinacos, Qba trapeó el piso con cloro “para disimular el olor del ácido con los cadáveres”.
Salieron de la casa y se separaron en la Avenida Independencia. El Cochi le dijo “que no me parara en Tonalá en unos días”. Más adelante le marcó a su celular y le repitió “que no me arrimara a Tonalá, que luego me contactaban para pagarme, según eso porque la habían cagado”.
“Comencé a ver en las noticias para ver qué era lo que había pasado y vi que habían desaparecido tres estudiantes, que los habían ‘levantado’, y al momento en que pasaron las fotos de los desaparecidos me di cuenta de que se trataba de los cadáveres que yo ayudé a ‘pozolear’”, recordó.
Uno de sus cómplices lo buscó para darle el sueldo de la semana, “tres mil pesos de los jales de la ‘pozoleada’ y dos mil de lo del taller”. Le dijeron que El Cochi estaba en la playa y que la zona “estaba bien caliente”.
Así que él fue por su esposa y sus hijos, y también se fue. Pasó tres días y dos noches disfrutando en Guayabitos.
Yo dudo que una beca vaya a terminar con esto. 
Fuente.-@hdemauleon

"QUE MIS PAPAS TENGAN DNERO para PAGAR AGUA y la LUZ",PIDEN NIÑOS en el DIA del NIÑO a PROXIMO PRESIDENTE...si los niños gobernaran le iría mejor al pais.

Un ejercicio periodístico realizado por el diario VANGUARDIA cuestiono a niños de nivel Primaria qué es lo que pedirían al próximo presidente; la mayoría quiere seguridad, y otros trabajos mejor pagados ‘porque a veces sus papás no tienen ni para pagar la luz’,expreso Jesus Ochoa que cursa el segundo grado de primaria en Saltillo.


Con informacion de:

LA GUERRA,la "MALDITA GUERRA" al NARCO ABRIO las PUERTAS del INFIERNO... 240 mil muertos,34 mil desaparecidos y miles de millones gastados.

La guerra, la maldita guerra. Una década consumida en pelear, asesinar, desaparecer, disolver en ácido a inocentes y encarcelar a presuntos culpables.

Diez años de Fuerzas Armadas en las calles y la violencia no cesa; aumenta. Arrebatando a nuestros jóvenes, corrompiendo a nuestros policías, pervirtiendo a nuestras instituciones, convirtiendo al País en un panteón.

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Felipe Calderón inauguró el cementerio y Enrique Peña Nieto ha contribuido a llenarlo de víctimas. Más de 240 mil muertos, más de 34 mil desaparecidos. No hay nada que celebrar, nada que justificar, nada que argumentar.

Los artífices de la estrategia actual no pueden fingir que funcionó. Los saldos están por doquier: brutalidad, futilidad, estupidez. Cada rifle disparado, cada cohete lanzado, cada ametralladora utilizada, cada soldado herido sólo muestran a la humanidad de México colgada sobre una cruz de hierro.

Ante una guerra que ha abierto las puertas de infierno, los candidatos ofrecen -algunos más, otros menos- la continuidad del fracaso. Mandos mixtos y guardias nacionales y el desmantelamiento de los cárteles y mano doblemente dura.

El único que ha esbozado algo distinto es Andrés Manuel López Obrador con una oferta de amnistía, cuyo significado está en ciernes. Olga Sánchez Cordero dice que será definida por el Congreso y no por un solo hombre. Alfonso Durazo explica que será aplicable a la población más vulnerable como campesinos, pequeños productores, la población en prisión por posesión de drogas.

AMLO promete que convocará a expertos a darle cuerpo a una propuesta que pareció una ocurrencia y ahora es tema central de su campaña. El puntero lanzó una idea al aire y ahora sus intérpretes se están encargando de explicar lo que en realidad quiso decir, cuando ellos tampoco lo tienen claro. La amnistía es una hoja en blanco sobre la mesa, con un montón de escribanos trabajando ahí.

Aun con sus ausencias, aun con sus contradicciones, el cambio de la narrativa es aplaudible. Bienvenidas las propuestas que impliquen un adiós a las armas, un fin al festín de la muerte. Bienvenidas las iniciativas que denuncien una guerra librada por irresponsabilidad, o búsqueda de legitimidad, o ignorancia.

Pero el cambio de ruta no puede ni debe quedar sólo en palabras aspiracionales o discursos emotivos o tuits jocosos de #AMLOVE. La amnistía tal y como la ha planteado el equipo de López Obrador hasta el momento encara algunos síntomas del problema, pero no sus causas profundas.

La violencia no cesará con tan sólo perdonar a quienes siembran mariguana; el tráfico de drogas no terminará con tan sólo exculpar a quienes la transportaban. La amnistía planteada es un paso en la dirección correcta, pero un pasito de bebé. Es un centímetro de avance, cuando faltan muchos kilómetros por recorrer.

Como lo ha sugerido Alejandro Madrazo del CIDE, la oferta de amnistía debe formar parte de un paquete integral de reformas capaces de regular mercados, cambiar incentivos, remodelar instituciones, regresar al Ejército paulatinamente a los cuarteles, asegurar la justicia, prevenir la violencia. Acabar con el negocio de la guerra, pues.

Con una abrogación de la Ley de Seguridad Interior porque de otro modo no habría incentivos para profesionalizar a la Policía o presionar a los Gobernadores a que asuman su responsabilidad, como plantea el movimiento #SeguridadSinGuerra.

Con una focalización en el delito de homicidio y la recuperación de la perspectiva local para combatir la inseguridad, como plantea México Evalúa.

Con una procuración de justicia construida sobre fiscalías autónomas del Presidente en turno, como exige el colectivo #FiscalíaQueSirva.

Con nombramientos a instituciones gubernamentales que no se rijan por la lógica de cuotas y cuates, para ir recuperando la confianza en el INAI, en el INE, en el TEPJF.

Éste es el camino para andar; éstas son las condiciones necesarias, pero no las condiciones suficientes. Sólo habrá un buen destino si AMLO ofrece el paquete completo: cambiar el paradigma sobre las drogas y asegurar tanto su despenalización como su regulación.

De nada servirá otorgarle amnistía a alguien para que abandone un negocio lucrativo si no se le ofrecen alternativas, y eso transita necesariamente por crear mercados de mariguana.

Como dijera Benjamin Franklin, nunca hubo una buena guerra o una mala paz. A garantizar la paz entonces, pero en serio.
 
Fuente.-opinion@elnorte.com

(FOTOCOMPOSICION/TWITTER)