sábado, 31 de marzo de 2018

ARENA,SOL y BALAS: RETAR a la MUERTE en TAMAULIPAS...cuando te cuidas de los malos y te cuidas de los buenos.

Nuestros gobernantes pasan por alto que hay un límite en la indignación ciudadana. Son ciegos y sordos ante la violencia que paraliza nuestra vida cotidiana.

No es fácil arrancar de nuestra mente los asaltos, secuestros, asesinatos, balaceras, las fosas clandestinas y tantas atrocidades que se han suscitado a lo largo de México.

EL NORTE publicó ayer que el Gobierno de Enrique Peña casi iguala los homicidios dolosos ocurridos en el sexenio de Felipe Calderón, lo cual demuestra su incapacidad para frenar este cáncer social que es la violencia.

Según informes del secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de diciembre del 2012 a febrero de este año, las Procuradurías y Fiscalías estatales iniciaron 102 mil 327 carpetas de investigación por ese delito, mientras que durante todo el sexenio anterior sumaron 102 mil 859 indagatorias.

Pero a nosotros, aun si no conociéramos las cifras oficiales, nos duele saber que en cualquier momento nos podemos topar con la muerte cara a cara; incluso, hacer un simple viaje por carretera nos produce tensión y angustia.

Para los regiomontanos en específico, ir a la frontera significa desafiar a la muerte. Sin embargo, la ilusión de pasar unos días en la playa nos induce a pensar: "Las cosas no están tan mal". Pero lo publicado en los últimos días en este periódico nos hace concluir lo contrario.

Le cuento mi experiencia: nos dijeron que la carretera para llegar a la frontera por Miguel Alemán está vigilada por varias Policías y la Marina. Eso fue suficiente para tomar la decisión.

Tomamos carretera y vimos a muchos elementos del Ejército. En verdad que es inquietante ver a tantos soldados con armas largas y muchos de ellos con su rostro tapado.

Cada vez que uno pasa por un retén respira hondo al recordar tantas historias desagradables de la Policía o Ejército: "¿Éstos serán de los buenos o de los malos?".

Al llegar a Cerralvo, la desolación era total, sólo se veían militares. Después pasamos por Mier, Tamaulipas, donde tienes que atravesar un tramo del pueblo para retomar la carretera a la frontera.

Era mediodía, no había una sola alma en las calles, es como un pueblo fantasma. Vi hoyos de balas en fachadas de las casas. Sentí como si estuviera en un lugar de Irak... pero sólo estoy a 140 kilómetros de mi hogar.

Me dio pavor que los fantasmas de Mier nos estuvieran mirando. Había leído que un día fue llamado Pueblo Mágico, sin embargo, hoy ese lugar se transformó en un reducto criminal, abandonado por sus pobladores.

Luego pasamos por Miguel Alemán, otro pueblo desolado; unas cuantas tiendas de artesanías, sin compradores. La violencia desenfrenada mató la vida de estos lugares.

Al cruzar la frontera percibí un desgaste poco común, hasta kafkiano. Ese día, en Nuevo Laredo, la Marina se había enfrentado a unos maleantes; un helicóptero volaba disparando. El techo del auto de lafamilia Rojas Ruiz, donde murieron dos niñas y la madre de éstas, quedó plagadode balas.



Ayer Viernes Santo interrumpieron Viacrucis enReynosa y Acapulco ¡por tiroteos! El clima de violencia en prácticamente todos los Estados ha aumentado de manera brutal. Muchos de los grandes centros turísticos y puertos se han transformado en pesadillas de espanto.

¿A dónde va México con tantos casos de desaparecidos -incluso extranjeros- en circunstancias poco claras?

Este fenómeno ahuyenta el turismo, un soporte valioso de la economía nacional. Uno de los cientos de ejemplos está en Jalisco: el caso de los tres estudiantes de cine actualmente desaparecidos; por otro lado, nadie sabe lo que sucedió con tres italianos que se encontraban en ese Estado.

Este terror exhibe la sordera gubernamental, y sobre todo la corrupción y contubernios fincados en la delincuencia organizada.

Ante este escenario, ¿votarías por más de lo mismo?
 
Fuente.-irma.mtzm@gmail.com
(Imagen/Twitter)



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